Jardín de Aranjuez, Santiago Rusiñol (1907)
Este jardín nos cede su delicia,
nos cede el árbol de manzanas lleno:
fuente de dioses a la sed propicia,
pan del instinto, para el hambre, bueno.
Mas blanco mármol sin igual pudicia
fija en nosotros su mirar sereno:
muslo desnudo, vigoroso el seno,
puro, como la luz que lo acaricia.
Se hacen tus ojos demasiado azules,
cubren tus manos impalpables tules
y algo divino te levanta en vuelo.
No cortemos la fruta deleitosa
y mira el alma en una nube rosa
cómo es de azul la beatitud del cielo.
Alfonsina Storni
(Irremediablemente, 1919)
Buen texto
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