sábado, 29 de junio de 2019

No quiero

                Joven rubia platino, Childe Hassam (a. 1935)

                         No quiero
para mañana un reloj
que marque el tiempo;
quiero despertar, a solas
con la sombra de tus dedos,
caricias en lontananza
de un sueño apenas deshecho.
Así sentirte, dormida,
en casi un sueño despierto,
saber que estás
sin que esté
mi corazón cara al viento.

Marina Romero
(Poemas A, 1935)

sábado, 22 de junio de 2019

Mi luz recorre todo tu paisaje interior

                                           El rayo, Félix Vallotton (1909)

Mi luz recorre todo tu paisaje interior.
Me veo en todo tú hecha mil yos chiquititas; yo, solo perfil. Yo,
     solo frente. Yo, solo hombros.
Invado las galerías de tu silencio, descorro tus ventanas y
     sonrío...
¡Ríe tú, que mi sonrisa es toda la mañana descalza!

Carmen Conde
(Brocal, 1929)

sábado, 15 de junio de 2019

Media hora más tarde

 
         Atardecer en la bahía de Nápoles, Csontváry Kosztka Tivadar (1901)

Es la media hora mala de la desilusión;
la que convierte en hieles la miel del corazón.
La que llega imponente, impasible, implacable,
derrumbando el castillo que nos pareció estable.
La que apaga la risa iniciando el lamento;
la hora gris del hastío… La del remordimiento.
La que muestra el fantasma azul del idealismo
convertido en el barro negro del prosaísmo.
Es la media hora mala de los nervios revueltos,
la hora en que triunfantes van los diablos sueltos...

Yo, pues, me felicito de no haberte querido: 
Media hora más tarde me habría arrepentido.

Elisabeth Mulder
(La hora emocionada, 1931)

domingo, 9 de junio de 2019

La danza de Pierrot

 
           Pierrot con la guitarra, Honoré Daumier (1869)

En un claro del jardín
blanco de la luna llena,
Pierrot, convulso de pena,
ha roto su bandolín.

La faz, pálida de harina
tiene un gesto de dolor,
cuando evoca a Colombina
en la voz del surtidor.

Y si en la glorieta, suave
la brisa, besa a las rosas
–para olvidar su infortunio–,

Pierrot danza mudo y grave
en las noches milagrosas
nevadas de plenilunio.


Lucía Sánchez Saornil
(Publicado en Los Quijotes, nº 80, 1918)
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