martes, 24 de junio de 2025

Dafne

     Apolo y Dafne, Armand Point (1919)

Que tu luz no me busque, Apolo, porque soy una hoja
que vive con el viento.
Toda la savia es
una caricia blanda,
tengo verdes los brazos de besarme en las ramas,
de mirar en las sombras el cristal desvaído de mi cuerpo.
Los helechos me abren su corazón de agua,
poseo dos mil lunas ganadas al ocaso,
los tilos, el espliego, la frescura
de todos los diamantes que se mueren de frío,
las lianas que adornan
la libertad, el talle, las avenas,
mis pestañas, las rosas, los pedernales tiernos de los frutos,
las blancas mariposas donde beben su plata las raíces,
donde el bosque se espesa de semillas y muerte.
No deseo tu fuego, adoro la ceniza que es espora del trigo
y no quiero otro rayo que el resplandor redondo en las 
         naranjas,
el cenit que atomiza la techumbre calada de los árboles,
los troncos como dioses,
las auroras cebadas en su vientre de polen solitario.
Es inútil que corras, porque este paraíso que fecundan tus ojos
me pertenece ya, es la textura
del fondo de mi carne
                                         y crezco vegetal
desde la dermis al vello más oscuro donde duermen los 
          mundos,
es inútil que corras, inútil que me alcances,
porque tengo las plantas
vaciadas en la tierra
                                     y el laurel
es ya un triunfo de oro en mi cabeza.

Juana Castro
(Paranoia en otoño, 1985)

viernes, 20 de junio de 2025

A un muchacho

                      Playa de Waikiki, David Howard Hitchcock (1896)

Entre la espuma y la marea
se levanta su espalda
cuando la tarde ya
iba cayendo sola.

Tuve sus ojos negros, como hierbas,
entre las conchas brunas del Pacífico.

Tuve sus labios finos
como una sal hervida en las arenas.

Tuve, en fin, su barbilla de incienso
bajo el sol.

Un muchacho del mundo sobre mí
y los cantares de la Biblia
modelaron sus piernas, sus tobillos
y las uvas del sexo
y los himnos pluviales que nacen de su boca
envolviéndonos sí como a dos nautas
enlazados al velamen incierto del amor.

Entre sus brazos, vivo.
Entre sus brazos duros quise morir
como un ave mojada.

Nancy Morejón
(Piedra pulida, 1986)

lunes, 16 de junio de 2025

Afrodita

          Jardín de la casa familiar, Joaquín Sorolla (1920)

Y está triste
como una silla abandonada
en la mitad del patio azul
Los pájaros la rodean
Cae una aguja
Las hojas resbalan
sin tocarla.
    Y está triste
en mitad del patio
con la mirada baja
los pechos alicaídos
dos palomas tardas
Y un collar
sin perro
en la mano

                 Como una silla vacía.

Cristina Peri Rossi
(Diáspora, 1976)

jueves, 12 de junio de 2025

La enamorada

               Puerto de Sörnäinen, Victor Westerholm (1893)

esta lúgubre manía de vivir,
esta recóndita humorada de vivir
te arrastra Alejandra no lo niegues.

hoy te miraste en el espejo
y te fue triste estabas sola
la luz rugía el aire cantaba
pero tu amado no volvió.

enviarás mensajes, sonreirás,
tremolarás tus manos así volverá
tu amado tan amado.

oyes la demente sirena que lo robó
el barco con barbas de espuma
donde murieron las risas
recuerdas el último abrazo
oh nada de angustias
ríe en el pañuelo llora a carcajadas
pero cierra las puertas de tu rostro
para que no digan luego
que aquella mujer enamorada fuiste tú

te remuerden los días
te culpan las noches
te duele la vida tanto tanto
desesperada ¿adónde vas?
desesperada ¡nada más!

Alejandra Pizarnik
(La última inocencia, 1956)

domingo, 8 de junio de 2025

Micro-poemas

                      Muchacha con espejo, Walt Kuhn (1928)


Eros.

Dios innegable y único
de las sábanas.


Chopin.

Lágrima dulce y pálida del alma
y un embrujo de nardos en el aire.

Dadá.

Flor de flores Dadá
en locomotoras de lívidos vuelos
fugando noche locura vino
huraña luna sin sol viajera.

El espejo.

Mano en fiebre espectral
burilando en la sombra
la imagen fugitiva
del rostro sin pasado.

Ileana Espinel
(Arpa salobre, 1966)
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