martes, 29 de abril de 2008

No es que muera de amor, muero de ti

No es que muera de amor, muero de ti.
Muero de ti, amor, de amor de ti,
de urgencia mía de mi piel de ti,
de mi alma de ti y de mi boca
y del insoportable que yo soy sin ti.

Muero de ti y de mí, muero de ambos,
de nosotros, de ese
desgarrado, partido,
me muero, te muero, lo morimos.
Morimos en mi cuarto en que estoy solo,
en mi cama en que faltas,
en la calle donde mi brazo va vacío,
en el cine y los parques, los tranvías,
los lugares donde mi hombro acostumbra tu cabeza
y mi mano tu mano
y todo yo te sé como yo mismo.

Morimos en el sitio que le he prestado al aire
para que estés fuera de mí,
y en el lugar en que el aire se acaba
cuando te echo mi piel encima
y nos conocemos en nosotros, separados del mundo,
dichosa, penetrada, y cierto, interminable.

Morimos, lo sabemos, lo ignoran, nos morimos
entre los dos, ahora, separados,
del uno al otro, diariamente,
cayéndonos en múltiples estatuas,
en gestos que no vemos,
en nuestras manos que nos necesitan.

Nos morimos, amor, muero en tu vientre
que no muerdo ni beso,
en tus muslos dulcísimos y vivos,
en tu carne sin fin, muero de máscaras,
de triángulos obscuros e incesantes.
Muero de mi cuerpo y de tu cuerpo,
de nuestra muerte, amor, muero, morimos.
En el pozo de amor a todas horas,
inconsolable, a gritos,
dentro de mí, quiero decir, te llamo,
te llaman los que nacen, los que vienen
de atrás, de ti, los que a ti llegan.
Nos morimos, amor, y nada hacemos
sino morirnos más, hora tras hora,
y escribirnos y hablarnos y morirnos.

Jaime Sabines
(Poemas sueltos, 1951-1961)

lunes, 28 de abril de 2008

Una sola palabra espaciosa

Una sola palabra espaciosa
basta para abrigarlo todo

Una palabra nutricia
puede alimentarlo todo

Con una sola palabra dulce
viene todo el amor

y uno deletrea
esa palabra
abierta en lo más abierto de lo abierto

Jorge Riechmann
(Poema de uno que pasa, 2002)

domingo, 27 de abril de 2008

Las sombras, qué apagado relámpago sin cuerpo

Las sombras, qué apagado relámpago sin cuerpo,
qué ingrávido reflejo de una luz nunca escrita.
Eco furtivo de la carne sola.
Rastro callado, como el de esos barcos
que se han perdido en medio de la noche
y no encuentran las aguas ni la luz de sus puertos.

Las sombras, otro modo
distinto y más oscuro de llamar a la ausencia;
otra manera de ir coleccionando
serenamente, a solas, las heridas.

Pedro A. González Moreno
(Calendario de sombras, 2005)

viernes, 25 de abril de 2008

He muerto de amor algunas veces

Porque he muerto de amor algunas veces,
sé que hoy estás muriendo de amor y sólo quieres
respirar el perfume del naranjo anochecido.
Porque he naufragado de amor algunas veces
y he sido gris, y ola y mar y marinero
en busca del sabor amargo de la tierra.
Porque sé lo que es vivir desnudo en el invierno
sin otra visión que mi delirio y, de repente,
como de amor morir entre unos brazos.
Porque he muerto de amor algunas veces
entre fuentes de agua cristalina y arrayanes,
sé que estás muriendo de amor, amiga mía,
como muere el azahar cuando amanece.

Antonio José Mialdea
(Manual de lluvia, 2007)

jueves, 24 de abril de 2008

Cosas que me dan pena

Las cajeras del Día
los viejos y las viejas.
La asistenta y su hija
aprendiendo en la Celsa
que un chinito no engancha
y a los veinte la entierran.

Los amores que tuve
el milagro que dejan.
El amor recibido
el amor que aún me tiembla.
Me da pena mi casa,
la mesita de Ikea,
el frío, la estufita,
mi madre y sus tarteras.

Me da pena que acabe.
Me da pena si empieza.
Los balcones del centro
sus visillos gris perla.
La espalda del polaco
con su bombona a cuestas.
Me da pena ir al Rastro,
el negro sin licencia.

Me da pena internet
navegando a dos velas,
autistas afectivos...
sin una boca cerca,
manoseando un ratón
pornográfica técnica.

Las pelis de la dos.
Tragarse la tristeza.
Me dan pena los lunes
peinaditos de fiesta.
Los ojos de mi perro
el parque y la cadena.
Me da pena el atasco
la casita en la sierra.
Los carros del Alcampo
los créditos vivienda.

Me da pena quererte
y que tú no me quieras
seguir sin ti viviendo
o hacer que me lo crea.
Me da pena escribir
estos versos que enredan
mi pecho con su lana
y la sed de tejerla.
No escribo para mí
esto es del que lo lea.

Belén Reyes
(Ponerle un bozal al corazón, 2002)

miércoles, 23 de abril de 2008

Arte poética

Entre tantos oficios ejerzo éste que no es mío,

como un amo implacable
me obliga a trabajar de día, de noche,
con dolor, con amor,
bajo la lluvia, en la catástrofe,
cuando se abren los brazos de la ternura o del alma,
cuando la enfermedad hunde las manos.

A este oficio me obligan los dolores ajenos,
las lágrimas, los pañuelos saludadores,
las promesas en medio del otoño o del fuego,
los besos del encuentro, los besos del adiós,
todo me obliga a trabajar con las palabras, con la sangre.

Nunca fui el dueño de mis cenizas, mis versos,
rostros oscuros los escriben como tirar contra la muerte.

Juan Gelman
(Velorio del solo, 1961)

martes, 22 de abril de 2008

Al túmulo del rey Felipe II en Sevilla

"¡Voto a Dios que me espanta esta grandeza
y que diera un doblón por describilla!
Porque, ¿a quién no sorprende y maravilla
esta máquina insigne, esta riqueza?

Por Jesucristo vivo, cada pieza
vale más de un millón, y que es mancilla
que esto no dure un siglo, ¡oh, gran Sevilla!,
Roma triunfante en ánimo y nobleza.

Apostaré que el ánima del muerto,
por gozar de este sitio, hoy ha dejado
la gloria, donde vive eternamente."

Esto oyó un valentón y dijo: "Es cierto
cuanto dice voacé, señor soldado.
Y el que dijere lo contrario, miente."

Y luego, in continente,
caló el chapeo, requirió la espada,
miró al soslayo, fuese, y no hubo nada.

Miguel de Cervantes
(1547-1616)

lunes, 21 de abril de 2008

La caricia perdida

Se me va de los dedos la caricia sin causa,
se me va de los dedos... En el viento, al rodar,
la caricia que vaga sin destino ni objeto,
la caricia perdida, ¿quién la recogerá?

Pude amar esta noche con piedad infinita,
pude amar al primero que acertara a llegar.
Nadie llega. Están solos los floridos senderos.
La caricia perdida rodará... rodará...

Si en los ojos te besan esta noche, viajero,
si estremece las ramas un dulce suspirar,
si te oprime los dedos una mano pequeña
que te toma y te deja, que te logra y se va,

si no ves esa mano ni esa boca que besa,
si es el aire quien teje la ilusión de llamar,
oh, viajero, que tienes como el cielo los ojos,
en el viento fundida ¿me reconocerás?

Alfonsina Storni
(Languidez, 1920)

domingo, 20 de abril de 2008

Escena final

he dejado la puerta entreabierta
soy un animal que no se resigna a morir

la eternidad es la oscura bisagra que cede
un pequeño ruido en la noche de la carne

soy la isla que avanza sostenida por la muerte
o una ciudad ferozmente cercada por la vida

o tal vez no soy nada
sólo el insomnio
y la brillante indiferencia de los astros

desierto destino
inexorable sol de los vivos se levanta
reconozco esa puerta
no hay otra

hielo primaveral
y una espina de sangre
en el ojo de la rosa

Blanca Varela
(Ejercicios materiales, 1978-1994)

viernes, 18 de abril de 2008

Esta tarde, mi bien, cuando te hablaba

Esta tarde, mi bien, cuando te hablaba,
como en tu rostro y tus acciones vía
que con palabras no te persuadía,
que el corazón me vieses deseaba.

Y Amor, que mis intentos ayudaba,
venció lo que imposible parecía,
pues entre el llanto que el dolor vertía,
el corazón deshecho destilaba.

Baste ya de rigores, mi bien, baste,
no te atormenten más celos tiranos,
ni el vil recelo tu inquietud contraste

con sombras necias, con indicios vanos,
pues ya en líquido humor viste y tocaste
mi corazón deshecho entre tus manos.

Sor Juana Inés de la Cruz
(1651-1695)

jueves, 17 de abril de 2008

Balada

Él pasó con otra;
yo le vi pasar.
Siempre dulce el viento
y el camino en paz.
¡Y estos ojos míseros
le vieron pasar!
Él va amando a otra
por la tierra en flor.
Ha abierto el espino;
pasa una canción.
¡Y él va amando a otra
por la tierra en flor!
Él besó a la otra
a orillas del mar;
resbaló en las olas
la luna de azahar.
¡Y no untó mi sangre
la extensión del mar!
Él irá con otra
por la eternidad.
Habrá cielos dulces.
(Dios quiere callar)
¡Y él irá con otra
por la eternidad!

Gabriela Mistral
(Desolación, 1922)

miércoles, 16 de abril de 2008

No quisiera que lloviera

No quisiera que lloviera
te lo juro
que lloviera en esta ciudad
sin ti
y escuchar los ruidos del agua
al bajar
y pensar que allí donde estás viviendo
sin mí
llueve sobre la misma ciudad
Quizá tengas el cabello mojado
el teléfono a mano
que no usas
para llamarme
para decirme
esta noche te amo
me inundan los recuerdos de ti
discúlpame,
la literatura me mató
pero te le parecías tanto.

Cristina Peri Rossi
(Diáspora, 1976)

martes, 15 de abril de 2008

Cárcel de amor

De todas las mujeres que has tenido
que me quieres a mí más que a ninguna
es lo que dices siempre. Sin embargo,
ellas pudieron compartir tu cama,

y a mí me has encerrado en este cuarto
en el que me visitas por las tardes,
me traes dulces y libros, y me hablas
de arte y literatura. Al despedirte

me das un paternal beso en la frente
y así hasta el otro día. Y yo me quedo
sola y me aburro. Y echo en falta un hombre.

Por eso no te extrañes, amor mío,
si vienes a mi celda por sorpresa
y me ves abrazada al carcelero.

Amalia Bautista
(Cárcel de amor, 1988)

lunes, 14 de abril de 2008

Ojos claros, serenos

Ojos claros, serenos,
si de un dulce mirar sois alabados,
¿por qué, si me miráis, miráis airados?
Si cuanto más piadosos,
más bellos parecéis a aquel que os mira,
no me miréis con ira,
por que no parezcáis menos hermosos.
¡Ay, tormentos rabiosos!
Ojos claros, serenos,
ya que así me miráis, miradme al menos.

Gutierre de Cetina
(h. 1517-1557)

viernes, 11 de abril de 2008

Eso era amor

Le comenté:
-Me entusiasman tus ojos.
Y ella dijo:
-¿Te gustan solos o con rímel?
-Grandes,
respondí sin dudar.
Y también sin dudar
me los dejó en un plato y se fue a tientas.

Ángel González
(Breves acotaciones para una biografía, 1971)

jueves, 10 de abril de 2008

Els meus ulls ja no saben

Els meus ulls ja no saben
sinó contemplar dies
i sols perduts. Com sento
rodar velles tartanes
pels rials de Sinera!
Al meu record arriben
olors de mar vetllada
per clars estius. Perdura
en els meus dits la rosa
que vaig collir. I als llavis,
oratge, foc, paraules
esdevingudes cendra.

Salvador Espriu
(Cementiri de Sinera, 1946)


Versión en castellano de Un poema cada día

Mis ojos ya no saben
sino contemplar días
y soles perdidos. ¡Cómo siento
rodar viejas tartanas
por las calles de Sinera!
A mi recuerdo llegan
olores de mar velada
por claros estíos. Perdura
en mis dedos la rosa
que cogí. Y en los labios,
tormenta, fuego, palabras
convertidas en ceniza.

miércoles, 9 de abril de 2008

Rima IV

No digáis que agotado su tesoro,
de asuntos falta, enmudeció la lira;
podrá no haber poetas; pero siempre
habrá poesía.

Mientras las ondas de la luz al beso
palpiten encendidas,
mientras el sol las desgarradas nubes
de fuego y oro vista,
mientras el aire en su regazo lleve
perfumes y armonías,
mientras haya en el mundo primavera,
¡habrá poesía!

Mientras la ciencia a descubrir no alcance
las fuentes de la vida,
y en el mar o en el cielo haya un abismo
que al cálculo resista,
mientras la humanidad, siempre avanzando,
no sepa a dó camina,
mientras haya un misterio para el hombre,
¡habrá poesía!

Mientras se sienta que se ríe el alma,
sin que los labios rían;
mientras se llore, sin que el llanto acuda
a nublar la pupila;
mientras el corazón y la cabeza
batallando prosigan,
mientras haya esperanzas y recuerdos,
¡habrá poesía!

Mientras haya unos ojos que reflejen
los ojos que los miran,
mientras responda el labio suspirando
al labio que suspira,
mientras sentirse puedan en un beso
dos almas confundidas,
mientras exista una mujer hermosa,
¡habrá poesía!

Gustavo Adolfo Bécquer
(Rimas, 1871)

martes, 8 de abril de 2008

Canción de jinete

Córdoba.
Lejana y sola.

Jaca negra, luna grande,
y aceitunas en mi alforja.
Aunque sepa los caminos
yo nunca llegaré a Córdoba.

Por el llano, por el viento,
jaca negra, luna roja.
La muerte me está mirando
desde las torres de Córdoba.

¡Ay qué camino tan largo!
¡Ay mi jaca valerosa!
¡Ay que la muerte me espera,
antes de llegar a Córdoba!

Córdoba.
Lejana y sola.

Federico García Lorca
(Canciones, 1921-1924)

lunes, 7 de abril de 2008

Mientras por competir con tu cabello

Mientras, por competir con tu cabello,
oro bruñido al sol relumbra en vano;
mientras con menosprecio en medio el llano
mira tu blanca frente el lilio bello;

mientras a cada labio, por cogello,
siguen más ojos que al clavel temprano,
y mientras triunfa con desdén lozano
del luciente cristal tu gentil cuello;

goza cuello, cabello, labio y frente,
antes que lo que fue en tu edad dorada
oro, lilio, clavel, cristal luciente,

no sólo en plata o vïola troncada
se vuelva, mas tú y ello juntamente
en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada.

Luis de Góngora
(1561-1627)

viernes, 4 de abril de 2008

Amor constante más allá de la muerte

Cerrar podrá mis ojos la postrera
sombra que me llevare el blanco día,
y podrá desatar esta alma mía
hora a su afán ansioso lisonjera;

mas no, de esotra parte, en la ribera,
dejará la memoria, en donde ardía:
nadar sabe mi llama el agua fría,
y perder el respeto a ley severa.

Alma a quien todo un dios prisión ha sido,
venas que humor a tanto fuego han dado,
medulas que han gloriosamente ardido,

su cuerpo dejará, no su cuidado;
serán ceniza, mas tendrán sentido;
polvo serán, mas polvo enamorado.

Francisco de Quevedo
(1580-1645)

jueves, 3 de abril de 2008

Desmayarse, atreverse, estar furioso

Desmayarse, atreverse, estar furioso,
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo,
leal, traidor, cobarde y animoso;

no hallar fuera del bien centro y reposo,
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
enojado, valiente, fugitivo,
satisfecho, ofendido, receloso;

huir el rostro al claro desengaño,
beber veneno por licor süave,
olvidar el provecho, amar el daño;

creer que un cielo en un infierno cabe,
dar la vida y el alma a un desengaño:
esto es amor, quien lo probó lo sabe.

Lope de Vega
(1562-1635)

martes, 1 de abril de 2008

Oda a Francisco Salinas

El aire se serena
y viste de hermosura y luz no usada,
Salinas, cuando suena
la música extremada,
por vuestra sabia mano gobernada.

A cuyo son divino
el alma, que en olvido está sumida,
torna a cobrar el tino
y memoria perdida,
de su origen primera esclarecida.

Y como se conoce,
en suerte y pensamientos se mejora;
el oro desconoce
que el vulgo vil adora,
la belleza caduca engañadora.

Traspasa el aire todo
hasta llegar a la más alta esfera,
y oye allí otro modo
de no perecedera
música, que es la fuente y la primera.

Ve cómo el gran Maestro,
a aquesta inmensa cítara aplicado,
con movimiento diestro
produce el son sagrado,
con que este eterno templo es sustentado.

Y como está compuesta
de números concordes, luego envía
consonante respuesta;
y entre ambas a porfía
se mezcla una dulcísima armonía.

Aquí el alma navega
por un mar de dulzura, y finalmente
en él ansí se anega,
que ningún accidente
extraño y peregrino oye o siente.

¡Oh, desmayo dichoso!
¡Oh, muerte que das vida! ¡Oh, dulce olvido!
¡Durase en tu reposo
sin ser restituido
jamás a aqueste bajo y vil sentido!

A este bien os llamo,
gloria del apolíneo sacro coro,
amigos a quien amo
sobre todo tesoro,
que todo lo visible es triste lloro.

¡Oh, suene de contino,
Salinas, vuestro son en mis oídos,
por quien al bien divino
despiertan los sentidos,
quedando a lo demás adormecidos!

Fray Luis de León
(1527-1591)
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