jueves, 23 de diciembre de 2010

No es nada de tu cuerpo

No es nada de tu cuerpo,
ni tu piel, ni tus ojos, ni tu vientre,
ni ese lugar secreto que los dos conocemos,
fosa de nuestra muerte, final de nuestro entierro.
No es tu boca —tu boca
que es igual que tu sexo—,
ni la reunión exacta de tus pechos,
ni tu espalda dulcísima y suave,
ni tu ombligo, en que bebo.
Ni son tus muslos duros como el día,
ni tus rodillas de marfil al fuego,
ni tus pies diminutos y sangrantes,
ni tu olor, ni tu pelo.
No es tu mirada —¿qué es una mirada?—
triste luz descarriada, paz sin dueño,
ni el álbum de tu oído, ni tus voces,
ni las ojeras que te deja el sueño.
Ni es tu lengua de víbora tampoco,
flecha de avispas en el aire ciego,
ni la humedad caliente de tu asfixia
que sostiene tu beso.
No es nada de tu cuerpo,
ni una brizna, ni un pétalo,
ni una gota, ni un gramo, ni un momento:

Es sólo este lugar donde estuviste,
estos mis brazos tercos.

Jaime Sabines
(Recuento de poemas, 1950-1993)

martes, 21 de diciembre de 2010

Debe existir un modo, una forma...

Debe existir un modo, una forma
de recoger lo perdido,
de apropiarse de todo aquello
que devino externo, separado.
Pero, cómo superar lo que uno es,
la bruma que uno es,
la vaguedad que a uno lo habita.
Cómo, me pregunto,
tornar sólido lo que el día licúa
mientras paso, como tantos otros,
de la luz a la sombra
y de la sombra a la luz
mientras los pájaros anidan
en techos que la lluvia y el viento,
inexorables, desgastan.
A la voz acude una gota que cae,
un párrafo difuso,
un humo que oscurece el vidrio,
un sabor neutro, sin espesor, en la boca.
Debe existir, en tierras lejanas y altas,
otra manera de calzarse,
de abrir la puerta,
de correr la cortina para ver el cielo,
de dormir, soñar y despertar.

Carlos Barbarito
(Pergamino, Argentina, 1955)

Publicado en Un poema cada día por cortesía del autor.

viernes, 17 de diciembre de 2010

Commision

Go, my songs, to the lonely and the unsatisfied,
Go also to the nerve-wracked, go to the enslaved-by-convention,
Bear to them my contempt for their oppressors.
Go as a great wave of cool water,
Bear my contempt of oppressors.

Speak against unconscious oppression,
Speak against the tyranny of the unimaginative,
Speak against bonds.
Go to the bourgeoise who is dying of her ennuis,
Go to the women in suburbs.
Go to the hideously wedded,
Go to them whose failure is concealed,
Go to the unluckily mated,
Go to the bought wife,
Go to the woman entailed.

Go to those who have delicate lust,
Go to those whose delicate desires are thwarted,
Go like a blight upon the dullness of the world;
Go with your edge against this,
Strengthen the subtle cords,
Bring confidence upon the algae and the tentacles of the soul.

Go in a friendly manner,
Go with an open speech.
Be eager to find new evils and new good,
Be against all forms of oppression.
Go to those who are thickened with middle age,
To those who have lost their interest.

Go to the adolescent who are smothered in family–
Oh how hideous it is
To see three generations of one house gathered together!
It is like an old tree with shoots,
And with some branches rotted and falling.

Go out and defy opinion,
Go against this vegetable bondage of the blood.
Be against all sorts of mortmain.


Versión en castellano de Un poema cada día



MANDATO

Id, canciones mías, a los solitarios y a los insatisfechos,
id también a los atormentados, a los esclavos de convencionalismos,
llevadles mi desprecio por sus opresores.
Id como una gran ola de agua fría,
llevad mi desprecio por los opresores.

Hablad en contra de la opresión inconsciente,
hablad en contra de la tiranía de los que no tienen imaginación,
hablad en contra de las cadenas.
Id a la burguesa que se muere de hastío,
id a las mujeres de las zonas residenciales.
Id a los odiosamente casados,
id a aquellos que ocultan su fracaso,
id a los desafortunadamente emparejados,
id a la esposa comprada,
id a la mujer impuesta.

Id a aquellos que tienen delicada lascivia,
id a aquellos cuyos delicados deseos están frustrados,
id como una plaga contra la estupidez del mundo;
id con vuestro filo contra esto,
fortaleced las sutiles cuerdas,
traed confianza a las algas y tentáculos del alma.

Id de forma amistosa,
id con un discurso abierto.
Ansiad hallar nuevos males y un nuevo bien,
estad en contra de todas las formas de opresión.
Id a aquellos endurecidos por la mediana edad,
a aquellos que han perdido el interés.

Id a los adolescentes asfixiados en la familia
¡oh, qué horribles es
ver tres generaciones reunidas en una casa!
Es como un árbol viejo con retoños
y con ramas podridas que se caen.

Salid y desafiad la opinión,
id contra esta vegetal esclavitud de la sangre.
Id contra todas las clases de manos muertas.

Ezra Pound
(Poetry, abril, 1913)

domingo, 12 de diciembre de 2010

Romance del Conde Olinos

Madrugaba el Conde Olinos,
mañanitas de San Juan,
a dar agua a su caballo
a las orillas del mar.
Mientras el caballo bebe,
se oye un hermoso cantar;
las aves que iban volando
se paraban a escuchar.
Desde las torres más altas
la Reina le oyó cantar.
–Mira, hija, cómo canta
la sirenita del mar.
–No es la sirenita, madre,
que ésta tiene otro cantar;
es la voz del Conde Olinos
que por mí penando está.
–Si es la voz del Conde Olinos
yo le mandaré matar;
que para casar contigo
le falta sangre real.
–No le mande matar, madre,
no le mande usted matar;
que si mata al Conde Olinos
a mí la muerte me da.
Guardias mandaba la Reina
al Conde Olinos buscar,
que le maten a lanzadas
y echen su cuerpo a la mar.
La infantina, con gran pena,
no cesaba de llorar.
Él murió a la media noche
y ella, a los gallos cantar.

Anónimo
(Siglo XV)

jueves, 9 de diciembre de 2010

Romance del enamorado y la muerte

Un sueño soñaba anoche,
soñito del alma mía,
soñaba con mis amores
que en mis brazos los tenía.
Vi entrar señora tan blanca
muy más que la nieve fría.
–¿Por dónde has entrado, amor?
¿Cómo has entrado, mi vida?
Las puertas están cerradas,
ventanas y celosías.
–No soy el amor, amante:
la Muerte que Dios te envía.
–¡Ay, Muerte tan rigurosa,
déjame vivir un día!
Un día no puede ser,
una hora tienes de vida.
Muy de prisa se calzaba,
más deprisa se vestía;
ya se va para la calle,
en donde su amor vivía.
–Ábreme la puerta, Blanca,
ábreme la puerta, niña.
–¿Cómo te podré yo abrir
si la ocasión no es venida?
Mi padre no fue al palacio
mi madre no está dormida.
–Si no me abres esta noche,
ya no me abrirás, querida;
la Muerte me está buscando,
junto a ti, vida sería.
–Vete bajo la ventana
donde labraba y cosía,
te echaré cordón de seda
para que subas arriba,
y si el cordón no alcanzare
mis trenzas añadiría.
La fina seda se rompe;
la Muerte que allí venía:
–Vamos, el enamorado,
que la hora ya está cumplida.

Anónimo
(Siglo XV)

lunes, 6 de diciembre de 2010

No me gusta la poesía

No me gusta la poesía. Creo que sólo me gustó de niña, cuando era un juego más. Pero no ahora que es lo inevitable.Ya no puede gustarme, porque me quita el sueño y ensombrece mis ojos y mis horas. Porque aparece sin que yo la busque. Ya no puede gustarme, porque la he visto en lugares terribles: la he visto en las afueras de las grandes ciudades y la he visto en la guerra y en el vértigo, en la tierra arrasada, en los barcos hundidos y en los niños enfermos, en las columnas de humo de las fábricas, en este cielo sucio y sin estrellas. Y la he visto en mi cuerpo cuando tiembla de frío.

María M. Bautista
(1990)

Publicado originalmente en La ceguera de Piero (5 de diciembre de 2010).

jueves, 2 de diciembre de 2010

Yo me amaba una señora

Yo me amaba una señora
que en el mundo no hay su par.
Las facciones que ella tiene
yo vos las quiero contar:
tal tenía la su cara
como rosa en el rosal:
las cejas puestas con arco,
color de fino contray;
los sus ojos tenía garzos,
parecen de un gavilán;
la nariz afiladica
como hecha de metal;
los labios de la su boca
como un fino coral;
los dientes tiene muy blancos,
menudos como la sal;
parece la su garganta
cuello de garza real;
los pechos los tenía tales
que es maravilla mirar...
y contemplando su cuerpo
el día viera asomar.

Anónimo
(Siglo XV)

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Coplas por la muerte de su padre (fragmento)

                        I

Recuerde el alma dormida,
avive el seso y despierte
contemplando
cómo se pasa la vida,
cómo se viene la muerte
tan callando;
cuán presto se va el placer,
cómo, después de acordado,
da dolor;
cómo, a nuestro parecer,
cualquiera tiempo pasado
fue mejor.

                     II

Pues si vemos lo presente
cómo en un punto se es ido
y acabado,
si juzgamos sabiamente,
daremos lo no venido
por pasado.
Non se engañe nadie, no,
pensando que ha de durar
lo que espera
más que duró lo que vio,
pues que todo ha de pasar
por tal manera.

                     III

Nuestras vidas son los ríos
que van a dar en la mar,
que es el morir;
allí van los señoríos
derechos a se acabar
y consumir;
allí los ríos caudales,
allí los otros medianos
y más chicos,
allegados, son iguales
los que viven por sus manos
y los ricos.

Jorge Manrique
(h. 1440-1479)
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