jueves, 26 de febrero de 2009

Il pleure dans mon coeur

Il pleure dans mon coeur
Comme il pleut sur la ville.
Quelle est cette langueur
Qui pénètre mon coeur?

Ô bruit doux de la pluie
Par terre et sur les toits!
Pour un coeur qui s'ennuie,
Ô le chant de la pluie!

Il pleure sans raison
Dans ce coeur qui s'écœure.
Quoi! nulle trahison?
Ce deuil c'est sans raison.

C'est bien la pire peine
De ne savoir pourquoi,
Sans amour et sans haine,
Mon coeur a tant de peine !

Paul Verlaine
(Romances sans paroles, 1874)


Versión en castellano de Un poema cada día

Llora en mi corazón
Como llueve en la ciudad.
¿Qué languidez es esta
Que penetra en mi corazón?

¡Oh, ruido dulce de la lluvia
En la tierra y en los tejados!
Para un corazón hastiado,
¡Oh, el canto de la lluvia!

Llora sin razón
En este corazón que se aburre.
¡Qué! ¿Ninguna traición?
Este duelo no tiene razón.

¡Es la peor pena
No saber por qué,
Sin amor y sin odio,
Mi corazón siente tanta pena!

martes, 24 de febrero de 2009

Y ha de morir contigo el mundo mago

¿Y ha de morir contigo el mundo mago
donde guarda el recuerdo
los hálitos más puros de la vida,
la blanca sombra del amor primero,
la voz que fue a tu corazón, la mano
que tú querías retener en sueños,
y todos los amores
que llegaron al alma, al hondo cielo?
¿Y ha de morir contigo el mundo tuyo,
la vieja vida en orden tuyo y nuevo?
¿Los yunques y crisoles de tu alma
trabajan para el polvo y para el viento?


Antonio Machado
(Soledades, galerías y otros poemas, 1907)

lunes, 23 de febrero de 2009

Nuestro español bosteza

—Nuestro español bosteza.
¿Es hambre? ¿Sueño? ¿Hastío?
Doctor, ¿tendrá el estómago vacío?
—El vacío es más bien en la cabeza.

Antonio Machado
(Campos de Castilla, 1917)

domingo, 22 de febrero de 2009

Soñé que tú me llevabas

Soñé que tú me llevabas
por una blanca vereda,
en medio del campo verde,
hacia el azul de las sierras,
hacia los montes azules,
una mañana serena.
Sentí tu mano en la mía,
tu mano de compañera,
tu voz de niña en mi oído
como una campana nueva,
como una campana virgen
de un alba de primavera.
¡Eran tu voz y tu mano,
en sueños, tan verdaderas!...
Vive, esperanza, ¡quién sabe
lo que se traga la tierra!

Antonio Machado
(Campos de Castilla, 1917)

jueves, 19 de febrero de 2009

Distinto

Lo querían matar
los iguales,
porque era distinto.

Si veis un pájaro distinto,
tiradlo;
si veis un monte distinto,
caedlo;
si veis un camino distinto,
cortadlo;
si veis una rosa distinta,
deshojadla;
si veis un río distinto,
cegadlo...
si veis un hombre distinto,
matadlo.

¿Y el sol y la luna
dando en lo distinto?
Altura, olor, largor, frescura, cantar, vivir
distinto
de lo distinto;
lo que seas, que eres
distinto
(monte, camino, rosa, río, pájaro, hombre):
si te descubren los iguales,
huye a mí,
ven a mi ser, mi frente, mi corazón distinto.


Juan Ramón Jiménez
Una Colina Meridiana (1942-1950)

miércoles, 18 de febrero de 2009

De tanto amarte y tanto no quererte

De tanto amarte y tanto no quererte
te has cansado de mí y de mis locuras
y le has prendido fuego a nuestra historia.
Tu ropa no perfuma ya la casa.
No queda una palabra de cariño
suspendida en el aire, ni una hebra
de azabache en la almohada. Sólo flores
secas entre las páginas del libro
de nuestro amor, y cálices de angustia,
y un delirio de sombras en la calle.

Luis Alberto de Cuenca
(Por fuertes y fronteras, 1996)

martes, 17 de febrero de 2009

Soñar

Las mujeres solteras sueñan de varios modos.
Unas sueñan con joyas, otras sueñan con flores,
otras sueñan con vagos y tímidos amores.
¡Son mis ardientes sueños tan distintos de todos!

Porque son mis deseos rebeldes a la brida
-como potros- yo sueño con músculos de atleta
repujados en bronce; con la fecunda veta
de una vena que arrastran, en tumulto, la Vida;

con caricias audaces; y con el beso acre,
mordaz y calcinante de una boca de lacre.
Transfigúrome entonces y, en pasional derroche,

soy lingote de plomo. Me enciendo al rojosombra.
Me fundo en el aliento de aquel que no se nombra.
Renazco entre tus brazos. ¡Y así toda la noche!

Alfonsina Storni
(incluido en Antología mayor, Hiperión, 1994; edición de Jesús Munárriz)

lunes, 16 de febrero de 2009

Si me quieres, quiéreme entera

Si me quieres, quiéreme entera,
no por zonas de luz o sombra...
Si me quieres, quiéreme negra
y blanca. Y gris, y verde, y rubia,
y morena...
Quiéreme día,
quiéreme noche...

¡Y madrugada en la ventana abierta!...

Si me quieres, no me recortes:
¡Quiéreme toda... O no me quieras!

Dulce María Loynaz
(Versos, 1920-1938)

sábado, 14 de febrero de 2009

Fe de erratas

Te mentí, vida mía. Donde dije
"te quiero", pon "te quiero con locura".
Donde dije "me muero por tus huesos",
quise decir "me muero por tu carne".
Donde dije "lo nuestro es para siempre",
debí decir "lo nuestro es donde nunca",
en un mundo en que no mueren las rosas,
en un mundo de fe, libre de erratas.

Luis Alberto de Cuenca
(La vida en llamas, 2006)

jueves, 12 de febrero de 2009

Ayer te besé en los labios

Ayer te besé en los labios.
Te besé en los labios. Densos,
rojos. Fue un beso tan corto
que duró más que un relámpago,
que un milagro, más.
El tiempo
después de dártelo
no lo quise para nada
ya, para nada
lo había querido antes.
Se empezó, se acabó en él.

Hoy estoy besando un beso;
estoy solo con mis labios.
Los pongo
no en tu boca, no, ya no
-¿adónde se me ha escapado?-
Los pongo
en el beso que te di
ayer, en las bocas juntas
del beso que se besaron.
Y dura este beso más
que el silencio, que la luz.
Porque ya no es una carne
ni una boca lo que beso,
que se escapa, que me huye.
No.
Te estoy besando más lejos.

Pedro Salinas
(La voz a ti debida, 1933)

miércoles, 11 de febrero de 2009

A los poetas risueños

Anacreonte, padre de la sana alegría;
Ovidio, sacerdote de la ciencia amorosa;
Quevedo, en cuyo cáliz licor jovial rebosa;
Banville, insigne orfeo de la sacra Harmonía,

y con vosotros toda la grey hija del día,
a quien habla el amante corazón de la rosa,
abejas que fabrican sobre la humana prosa
de sus Himetos mágicos mieles de poesía:

Prefiero vuestra risa sonora, vuestra musa
risueña, vuestros versos perfumados de vino,
a los versos de sombra y a la canción confusa

que opone el numen bárbaro al resplandor latino;
y ante la fiera máscara de la fatal Medusa,
medrosa huye mi alondra de canto cristalino.

Rubén Darío
(Prosas profanas, 1896)

martes, 10 de febrero de 2009

Morir soñando, sí, mas si se sueña

Morir soñando, sí, mas si se sueña
morir, la muerte es sueño; una ventana
hacia el vacío; no soñar; nirvana;
del tiempo al fin la eternidad se adueña.
Vivir el día de hoy bajo la enseña
del ayer deshaciéndose en mañana;
vivir encadenado a la desgana
¿es acaso vivir? ¿Y esto qué enseña?
¿Soñar la muerte no es matar el sueño?
¿Vivir el sueño no es matar la vida?
¿A qué poner en ello tanto empeño,
aprender lo que al punto al fin se olvida
escudriñando el implacable ceño el
-cielo desierto- del eterno Dueño?

Miguel de Unamuno
(Cancionero, publicado póstumamente en 1953)

jueves, 5 de febrero de 2009

Bajo tus miradas

Es bajo tus miradas donde nunca zozobro;
es bajo tus miradas tranquilas donde cobro
propiedades de agua; donde río, parlera,
cubriéndome de flores como la enredadera.

Es bajo tus miradas azules donde sobro
para el duelo; despierto sueños nuevos y obro
con tales esperanzas, que parece me hubiera
un deseo exquisito dictado Primavera:

tener el alma fresca, limpia; ser como el lino
que es blanco y huele a hierbas. Poseer el divino
secreto de la risa; que la boca bermeja

persista hasta el silencio postrero, bella, fuerte,
¡y libe en la corola suprema de la Muerte
con su última abeja!

Alfonsina Storni
(El dulce daño, 1918)

miércoles, 4 de febrero de 2009

A José María Palacio

Palacio, buen amigo,
¿está la primavera
vistiendo ya las ramas de los chopos
del río y los caminos? En la estepa
del alto Duero, Primavera tarda,
¡pero es tan bella y dulce cuando llega!...
¿Tienen los viejos olmos
algunas hojas nuevas?
Aún las acacias estarán desnudas
y nevados los montes de las sierras.
¡Oh mole del Moncayo blanca y rosa,
allá, en el cielo de Aragón, tan bella!
¿Hay zarzas florecidas
entre las grises peñas,
y blancas margaritas
entre la fina hierba?
Por esos campanarios
ya habrán ido llegando las cigüeñas.
Habrá trigales verdes,
y mulas pardas en las sementeras,
y labriegos que siembran los tardíos
con las lluvias de abril. Ya las abejas
libarán del tomillo y el romero.
¿Hay ciruelos en flor? ¿Quedan violetas?
Furtivos cazadores, los reclamos
de la perdiz bajo las capas luengas,
no faltarán. Palacio, buen amigo,
¿tienen ya ruiseñores las riberas?
Con los primeros lirios
y las primeras rosas de las huertas,
en una tarde azul, sube al Espino,
al alto Espino donde está su tierra...

Antonio Machado
(Campos de Castilla, 1917)

martes, 3 de febrero de 2009

Adelfos

Yo soy como las gentes que a mi tierra vinieron
-soy de la raza mora, vieja amiga del sol-,
que todo lo ganaron y todo lo perdieron.
Tengo el alma de nardo del árabe español.

Mi voluntad se ha muerto una noche de luna
en que era muy hermoso no pensar ni querer...
Mi ideal es tenderme, sin ilusión ninguna...
De cuando en cuando un beso y un nombre de mujer.

En mi alma, hermana de la tarde, no hay contornos...
y la rosa simbólica de mi única pasión
es una flor que nace en tierras ignoradas
y que no tiene aroma, ni forma, ni color.

Besos, ¡pero no darlos! Gloria... ¡la que me deben!
¡Que todo como un aura se venga para mí!
Que las olas me traigan y las olas me lleven
y que jamás me obliguen el camino a elegir.

¡Ambición!, no la tengo. ¡Amor!, no lo he sentido.
No ardí nunca en un fuego de fe ni gratitud.
Un vago afán de arte tuve... Ya lo he perdido
Ni el vicio me seduce, ni adoro la virtud.

De mi alta aristocracia dudar jamás se pudo.
No se ganan, se heredan elegancia y blasón...
Pero el lema de casa, el mote del escudo,
es una nube vaga que eclipsa un vano sol.

Nada os pido. Ni os amo ni os odio. Con dejarme
lo que hago por vosotros hacer podéis por mí...
Que la vida se tome la pena de matarme,
ya que yo no me tomo la pena de vivir...

Mi voluntad se ha muerto una noche de luna
en que era muy hermoso no pensar ni querer...
De cuando en cuando un beso, sin ilusión ninguna.
¡El beso generoso que no he de devolver!

Manuel Machado
(Alma, 1902)

lunes, 2 de febrero de 2009

Yo no soy yo

Yo no soy yo.
Soy este
que va a mi lado sin yo verlo;
que, a veces, voy a ver,
y que, a veces, olvido.
El que calla, sereno, cuando hablo,
el que perdona, dulce, cuando odio,
el que pasea por donde no estoy,
el que quedará en pie cuando yo muera.

Juan Ramón Jiménez
(Eternidades, 1918)
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