lunes, 30 de abril de 2018

Pues amarga la verdad


Los cambistas, artista seguidor de Marinus van Reymerswaele (h. 1548)

    Pues amarga la verdad,
quiero echarla de la boca; 
y si al alma su hiel toca,
esconderla es necedad.
Sépase, pues libertad
ha engendrado en mi pereza
                     la pobreza.

    ¿Quién hace al tuerto galán

y prudente al sin consejo?
¿Quién al avariento viejo

le sirve de río Jordán?
¿Quién hace de piedras pan,

sin ser el Dios verdadero?
                      El dinero.

    ¿Quién con su fiereza espanta

el cetro y corona al rey?
¿Quién, careciendo de ley,

merece nombre de santa?
¿Quién con la humildad levanta 

a los cielos la cabeza?
                      La pobreza.

    ¿Quién los jueces con pasión,
sin ser ungüento, hace humanos,
pues untándolos las manos
los ablanda el corazón?
¿Quién gasta su opilación
con oro y no con acero?
                     El dinero.

    ¿Quién procura que se aleje
del suelo la gloria vana?
¿Quién, siendo toda cristiana,
tiene la cara de hereje?
¿Quién hace que al hombre aqueje
el desprecio y la tristeza?
                     La pobreza.

    ¿Quién la montaña derriba
al valle; la hermosa al feo?
¿Quién podrá cuanto el deseo,
aunque imposible, conciba?
¿Y quién lo de abajo arriba
vuelve en el mundo ligero?
                      El dinero


Francisco de Quevedo
         (1580-1645)

viernes, 27 de abril de 2018

Debe tan poco al tiempo el que ha nacido

             El tramposo del as de diamantes, Georges de La Tour (h. 1635)

    Debe tan poco al tiempo el que ha nacido
en la estéril región de nuestros años,
que premiada la culpa y los engaños,
el mérito se encoge escarnecido.

    Ser un inútil anhelar perdido,
y natural remedio a los extraños;
avisar las ofensas con los daños,
y haber de agradecer el ofendido.

    Máquina de ambición, aplausos de ira,
donde solo es verdad el justo miedo
del que percibe el daño y se retira.

    Violenta adulación, mañoso enredo,
en fe violada han puesto a la mentira
fuerza de ley y sombra de denuedo.

Juan de Tassis, Conde de Villamediana
                   (1582-1622)

sábado, 21 de abril de 2018

Esta biforme imagen de la vida

                                 Bodegón, Maestro de las vanidades (h. 1650)

    Esta biforme imagen de la vida,
reloj luciente, o lumbre numerosa,
que la describe fácil como rosa,
de un soplo, de un sosiego interrumpida;

    esta llama que al sol desvanecida
más que llama parece mariposa,
esta esfera fatal, que rigurosa
cada momento suyo es homicida,
 

    es, Fabio, un vivo ejemplo, no te estorbes
al desengaño de su frágil suerte:
términos tiene el tiempo y la hermosura. 


    El concertado impulso de los orbes
es un reloj de sol, y el sol advierte
que también es mortal lo que más dura.


Gabriel Bocángel
     (1603-1658)

jueves, 12 de abril de 2018

En el siniestro brazo recostada

                             Paisaje pastoril, Asher Brown Durand (1861)

    En el siniestro brazo recostada
de su amado pastor, Silva dormía,
y con la diestra mano la tenía
con un estrecho abrazo a sí allegada.


    Y de aquel dulce sueño recordada,
le dijo: "El corazón del alma mía
vela, y yo duermo. ¡Ay! Suma alegría,
cuál me tiene tu amor tan traspasada.


    "Ninfas del paraíso soberanas,
sabed que estoy enferma y muy herida
de unos abrasadísimos amores.


    "Cercadme de odoríferas manzanas,
pues me veis, como fénix, encendida,
y cercadme también de amenas flores."


Luisa de Carvajal y Mendoza
          (1566-1614)

miércoles, 4 de abril de 2018

En el claro cristal del desengaño

     Joven dama con espejo, Jean Raoux (1677-1734)

    En el claro cristal del desengaño
se miraba Jacinta descuidada,
contenta de no amar, ni ser amada,
viendo su bien en el ajeno daño.

    Mira de los amantes el engaño,
la voluntad, por firme, despreciada,
y de haberla tenido escarmentada,
huye de amor el proceder extraño.

    Celio, sol de esta edad, casi envidioso,
de ver la libertad con que vivía,
exenta de ofrecer a amor despojos,

    galán, discreto, amante y dadivoso,
reflejos que animaron su osadía,
dio en el espejo, y deslumbró sus ojos.

    Sintió dulces enojos,
y apartando el cristal, dijo piadosa:
"Por no haber visto a Celio, fui animosa,
y aunque llegue a abrasarme,
no pienso de sus rayos apartarme."


María de Zayas
(En Novelas amorosas y ejemplares, 1637)
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...