jueves, 29 de marzo de 2018

Rosa divina que en gentil cultura

               El jardín de rosas, Carl Frederik Aagaard (1877)
 
    Rosa divina que en gentil cultura
eres, con tu fragante sutileza,
magisterio purpúreo en la belleza,
enseñanza nevada a la hermosura.

    Amago de la humana arquitectura,
ejemplo de la vana gentileza,
en cuyo ser unió naturaleza
la cuna alegre y triste sepultura.

    ¡Cuán altiva en tu pompa, presumida,
soberbia, el riesgo de morir desdeñas,
y luego desmayada y encogida

    de tu caduco ser das mustias señas,
con que con docta muerte y necia vida,
viviendo engañas y muriendo enseñas!
 
Sor Juana Inés de la Cruz
              (1651-1695)

lunes, 26 de marzo de 2018

La lengua del amor, a quien no sabe

         El lago Hinter en Berchtesgaden, Johann Nepomuk Ott (1826)

    La lengua del amor, a quien no sabe
lo que es amor, ¡qué bárbara parece!;
pues como por instantes enmudece,
tiene pausas de música süave.

    Tal vez suspensa, tal aguda y grave,
rotos conceptos al amante ofrece;
aguarda los compases que padece,
porque la causa su destreza alabe.

    ¡Oh dulcísimo bien, que al bien me guía!,
¿con qué lengua os diré mi sentimiento,
ya que tengo de hablaros osadía?

    Mas si es de los conceptos instrumento,
¿qué importa que calléis, oh lengua mía,
pues que vos penetráis mi pensamiento?

Lope de Vega
   (1562-1635)

viernes, 23 de marzo de 2018

Con diferencia tal, con gracia tanta

       Philomela, William-Adolphe Bouguereau (1861)

    Con diferencia tal, con gracia tanta
aquel ruiseñor llora, que sospecho
que tiene otros cien mil dentro del pecho
que alternan su dolor por su garganta;

     y aun creo que el espíritu levanta
—como en información de su derecho—
a escribir del cuñado el atroz hecho
en las hojas de aquella verde planta.

     Ponga, pues, fin a las querellas que usa
pues ni quejarse, ni mudar estanza
por pico ni por pluma se le veda;

     y llore solo aquel que su Medusa
en piedra convirtió, porque no pueda
ni publicar su mal, ni hacer mudanza.


Luis de Góngora
     (1561-1627) 

martes, 20 de marzo de 2018

No fueron tus divinos ojos, Ana

             La prometida, Federico Andreotti (h. 1930)

     No fueron tus divinos ojos, Ana,
los que al yugo amoroso me han rendido;
ni los rosados labios, dulce nido
del ciego niño, donde néctar mana;

     ni las mejillas de color de grana;
ni el cabello, que al oro es preferido;
ni las manos, que a tantos han vencido;
ni la voz, que está en duda si es humana.

     Tu alma, que en tus obras se trasluce,
es la que sujetar pudo la mía,
porque fuese inmortal su cautiverio.

     Así todo lo dicho se reduce
a solo su poder, porque tenía
por ella cada cual su ministerio.


Lupercio Leonardo de Argensola
                 (1559-1613)

viernes, 16 de marzo de 2018

En los estados de amor

 
           La declaración de amor, Friedrich August Bouterwek (1806-1867)

     En los estados de amor
nadie llega a ser perfecto,
sino el honesto y secreto.

     Para llegar al süave
gusto de amor, si se acierta,
es el secreto la puerta
y la honestidad la llave;
y esta entrada no la sabe
quien presume de discreto,
sino el honesto y secreto.
     Amar humana beldad
suele ser reprehendido,
si tal amor no es medido
con razón y honestidad;
y amor de tal calidad
luego le alcanza, en efecto,
el que es honesto y secreto.
     Es ya caso averiguado,
que no se puede negar,
que a veces pierde el hablar
lo que el callar ha ganado;
y el que fuere enamorado,
jamás se verá en aprieto,
si fuere honesto y secreto.
     Cuanto una parlera lengua
y unos atrevidos ojos
suelen causar mil enojos
y poner al alma en mengua,
tanto este dolor desmengua;
y se libra deste aprieto
el que es honesto y secreto.

Miguel de Cervantes
(Villancico de Teolinda en La Galatea, 1585)

sábado, 10 de marzo de 2018

Aires suaves que, mirando atentos

                       Reflejos de  primavera, Peder Mørk Mønsted (1908)

     Aires süaves que, mirando atentos,
escucháis la ocasión de mis cuidados,
mientras que la triste alma, acompañados
con lágrimas, os cuenta sus tormentos,
 

     así alegres veáis los elementos,
y, en lugares do estáis enamorados,
las hojas y los ramos delicados
os respondan con mil dulces acentos.


     De lo que he dicho aquí, palabra fuera
de entre estos valles salga a do sospecha
pueda jamás causarme aquella fiera.


     Yo deseo callar; mas ¿qué aprovecha?
Que la vida, que ya se desespera,
para tanto dolor es casa estrecha.


Gutierre de Cetina
        (1520-1557)

martes, 6 de marzo de 2018

Dime, hermoso Baco, quién me aparta

 
El triunfo de Baco o Los Borrachos, Diego Rodríguez de Silva y Velázquez (h. 1628-1629)

Dime, hermoso Baco, ¿quién me aparta
contra mi voluntad de tu servicio
y de aquel gustosísimo ejercicio
que alegra, hincha, traba, mas no harta?

¿No me contaste tú por buena sarta,
con el pichel colmado, el sacrificio?
¿No he gastado en sainetes del oficio
cuanto Pedro devana y hila Marta?

Pues, ¿cómo agora, triste no te veo?
¿Cómo no vuelvo a ti? ¿Cómo la vida
gasto, sin tu licor divino, ardiente?

Dulcísimo veneno es, ¡oh Lineo!,
seguir un rojo dios que trae ceñida
siempre de verdes pámpanos la frente.

Baltasar del Alcázar
       (1530-1606)
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...