sábado, 31 de diciembre de 2016

Sueño con encontrar

 Muelle de Inverary por la mañana, Joseph Mallord William Turner (h. 1845)

Sueño con encontrar, como si fuera
posible de algún modo, un nuevo signo,
un espacio entre el ruido y el silencio,
un lugar en la ruina del paisaje
donde nunca será la misma luz:
                                                                               un horizonte
igual de acogedor que una campana,
la máquina de hacer maquinaciones,
el hombre en carne y hueso, del jardín
la arquitectura exacta, los sepulcros
donde poner a descansar el nombre
de las cosas. La voz, el nombre de la voz, un campo inmenso,
y no ser más lo que
nunca he querido ser, y reinventarme:
salir, como si fuera
posible de algún modo,
de la sonoridad hueca del mundo
de las palabras. No más nombres. Dicha.


Gonzalo Escarpa
(Fatiga de materiales, 2006)

lunes, 26 de diciembre de 2016

Soneto IV

                              Paisaje de montaña, Michael Lueger (1883)

    Un rato se levanta mi esperanza,
mas cansada de haberse levantado,
torna a caer, que deja, a mal mi grado,
libre el lugar a la desconfianza.

    ¿Quién sufrirá tan áspera mudanza
del bien al mal? ¡Oh corazón cansado,
esfuerza en la miseria de tu estado,
que tras fortuna suele haber bonanza!

    Yo mismo emprenderé a fuerza de brazos
romper un monte que otro no rompiera,
de mil inconvenientes muy espeso;

    muerte, prisión no pueden, ni embarazos,
quitarme de ir a veros como quiera,
desnudo espirtu u hombre en carne y hueso.


Garcilaso de la Vega
(h.1501-1536)

jueves, 22 de diciembre de 2016

Nadie es quien dice ser



En lo alto de tu Torre de Babel 
puedes contemplar el mundo a tus pies.
Ya lo has hecho realidad, 
ya lo has conseguido todo. 
Ya no te queda rival, 
ya estás solo. 

Como el rey de una tragedia en su escenario 
nos impones tu papel imaginario. 
Desde Río a Nueva York, 
desde Shanghái hasta Roma 
todo el mundo se abandona en tu honor. 

Dime por qué a tu alrededor
todos sonríen a tu paso.
Brillas tanto como el sol... 

Pero antes de irte, 
quiero que sepas 
que nada es más triste 
que el rey de una fiesta 
donde nadie es quien dice ser. 

Imposible ser el rey sin ser vasallo. 
Reducido a un simple actor encasillado 
interpretas tu papel como un títere asustado 
mientras ves tu imperio desaparecer 
como arena entre tus manos. 

Dime qué ves a tu alrededor.
Todos celebran tu fracaso. 
¡Abran paso al perdedor! 
Nadie es quien dice ser.

Antes de irte, 
quiero que sepas 
que nada es más triste 
que el rey de una fiesta 
donde nadie es quien dice ser. 
 
Hay mercaderes disfrazados de políticos 
vendiendo hasta la última vela del barco. 
Hay diplomáticos con la única misión 
de no meter jamás los pies en ningún charco.
Hay un consejo de ministros comunistas 
presidido por el director de un banco.
Hay violadores enseñando la palabra de Dios 
financiados por un estado laico.

Nadie es quien dice ser.

Marcos Cao
(Océano Caos, 2016)

Nuestro amigo Marcos Cao, antiguo integrante de La sonrisa de Julia, acaba de sacar su primer disco en solitario Océano Caos, al que pertenecen esta canción y el videoclip oficial. Le deseamos mucha suerte en esta nueva aventura.

martes, 20 de diciembre de 2016

Garcilaso, que al bien siempre aspiraste

 Supuesto retrato de Garcilaso de la Vega, Jacopo Carucci Pontormo (1494-1557)

    Garcilaso, que al bien siempre aspiraste,
y siempre con tal fuerza le seguiste,
que a pocos pasos que tras él corriste,
en todo enteramente le alcanzaste;


    dime: ¿por qué tras ti no me llevaste,
cuando de esta mortal tierra partiste?
¿Por qué al subir a lo alto que subiste,
acá en esta bajeza me dejaste?

    Bien pienso yo que si poder tuvieras
de mudar algo lo que está ordenado,
en tal caso de mí no te olvidaras.


    Que, o quisieras honrarme con tu lado,
o, a lo menos, de mí te despidieras,
o si esto no, después por mí tornaras.


Juan Boscán
(1490-1542)

domingo, 18 de diciembre de 2016

Garcilaso y Boscán, siendo llegados

                                  Seis poetas toscanos, Giorgio Vasari (1544)

    Garcilaso y Boscán, siendo llegados
al lugar donde están los trovadores
que en esta nuestra lengua y sus primores
fueron en este siglo señalados,

    los unos a los otros alterados
se miran, con mudanza de colores,
temiéndose que fuesen corredores
espías o enemigos desmandados;

    y juzgando primero por el traje,
pareciéronles ser, como debía,
gentiles españoles caballeros;


    y oyéndoles hablar nuevo lenguaje
mezclado de extranjera poesía,
con los ojos los miraban de extranjeros.


Cristóbal de Castillejo
(1490-1550)

lunes, 12 de diciembre de 2016

Romance de don Tristán de Leonís y de la reina Iseo

                                 Tristán e Isolda, Edmund Leighton (1902)

Herido está don Tristán
de una muy mala lanzada,
diérasela el rey su tío
por celos que de él cataba;
diósela desde una torre,
con una lanza herbolada:

el hierro tiene en el cuerpo,
de fuera le tiembla el asta.
Mal se queja don Tristán,
que la muerte le aquejaba;
preguntando por Iseo,
muy tristemente lloraba:
"¿Qué es de ti, la mi señora?

Mala sea tu tardanza,
que si mis ojos te viesen,
sanaría esta mi llaga."

Llegó allí la reina Iseo,
la su linda enamorada,
cubierta de paños negros,
sin del rey dársele nada:
"¡Quien vos hirió, don Tristán,
heridas tenga de rabia,
y que no halle maestro
que supiese de sanallas!"
Júntanse boca con boca,
juntos quieren dar el alma;

llora el uno, llora el otro,
la tierra toda se baña;
allí donde los entierran
nace una azucena blanca.


Anónimo
(Siglo XV)

viernes, 9 de diciembre de 2016

Romance de la jura de Santa Gadea

                 Jura de Santa Gadea, Armando Menocal (1889)

En Santa Gadea de Burgos
do juran los hijosdalgo,
allí toma juramento
el Cid al rey castellano,
sobre un cerrojo de hierro
y una ballesta de palo.
Las juras eran tan recias
que al buen rey ponen espanto.

—Villanos te maten, rey,
villanos, que no hidalgos;
abarcas traigan calzadas,
que no zapatos con lazo;
traigan capas aguaderas,
no capuces ni tabardos;
con camisones de estopa,
no de holanda ni labrados;
cabalguen en sendas burras,
que no en mulas ni en caballos,
las riendas traigan de cuerda,
no de cueros fogueados;
mátente por las aradas,
no en camino ni en poblado;
con cuchillos cachicuernos,
no con puñales dorados;
sáquente el corazón vivo,
por el derecho costado,
si no dices la verdad
de lo que te es preguntado:
si tú fuiste o consentiste
en la muerte de tu hermano.

Las juras eran tan fuertes
que el rey no las ha otorgado.
Allí habló un caballero
de los suyos más privado:
—Haced la jura, buen rey,
no tengáis de eso cuidado,
que nunca fue rey traidor,
ni Papa descomulgado.
Jura entonces el buen rey
que en tal nunca se ha hallado.
Después habla contra el Cid
malamente y enojado:
—Mucho me aprietas, Rodrigo,
Cid, muy mal me has conjurado,
mas si hoy me tomas la jura,
después besarás mi mano.
—Aqueso será, buen rey,
como fuer galardonado,
porque allá en cualquier tierra
dan sueldo a los hijosdalgo.
—¡Vete de mis tierras, Cid,
mal caballero probado,
y no me entres más en ellas,
desde este día en un año!
—Que me place —dijo el Cid—,
que me place de buen grado,
por ser la primera cosa
que mandas en tu reinado.
Tú me destierras por uno,
yo me destierro por cuatro.

Ya se partía el buen Cid
sin al rey besar la mano;
ya se parte de sus tierras,
de Vivar y sus palacios:
las puertas deja cerradas,
los alamudes echados,
las cadenas deja llenas
de podencos y de galgos;
solo lleva sus halcones,
los pollos y los mudados.
Con él iban los trescientos
caballeros hijosdalgo;
los unos iban a mula
y los otros a caballo;
todos llevan lanza en puño,
con el hierro acicalado,
y llevan sendas adargas
con borlas de colorado.
Por una ribera arriba
al Cid van acompañando;
acompañándolo iban
mientras él iba cazando.


Anónimo
(Siglo XV)

martes, 6 de diciembre de 2016

Coplas por la muerte de su padre (fragmento)


     Danza macabra, grabado de Gerhard Altzenbach (1673)

                     XIV
 
Esos reyes poderosos
que vemos por escrituras
ya pasadas
con casos tristes, llorosos,
fueron sus buenas venturas
trastornadas;
así, que no hay cosa fuerte,
que a papas y emperadores
y prelados,
así los trata la muerte
como a los pobres pastores
de ganados.                    [...]

                XVI
 
¿Qué se hizo el rey don Juan?
Los infantes de Aragón
¿qué se hicieron?
¿Qué fue de tanto galán,
qué de tanta invención
como trajeron?
Las justas y los torneos,
paramentos, bordaduras
y cimeras,
¿fueron sino devaneos?
¿Qué fueron sino verduras
de las eras?

                XVII
 
¿Qué se hicieron las damas,
sus tocados, sus vestidos,
sus olores?
¿Qué se hicieron las llamas
de los fuegos encendidos
de amadores?
¿Qué se hizo aquel trovar,
las músicas acordadas
que tañían?
¿Qué se hizo aquel danzar,
aquellas ropas chapadas
que traían?                   [...]

                 XXIII

Tantos duques excelentes,
tantos marqueses y condes
y varones
como vimos tan potentes,
di, muerte, ¿dó los escondes,
y traspones?
Y las sus claras hazañas
que hicieron en las guerras
y en las paces,
cuando tú, cruda, te ensañas,
con tu fuerza, las aterras
y deshaces.
 
Jorge Manrique
(h. 1440-1479)

lunes, 5 de diciembre de 2016

Tus casos falaces, Fortuna, cantamos

 Códice del Carmina Burana con la rueda de la diosa Fortuna, anónimo (h. 1230)

    Tus casos falaces, Fortuna, cantamos,
estados de gentes que giras y trocas;
tus grandes discordias, tus firmezas pocas,
y los que en tu rueda quejosos hallamos.
Hasta que al tiempo de ahora vengamos
de hechos pasados codicia mi pluma
y de los presentes hacer breve suma,
y dé fin Apolo, pues nos comenzamos. [...]

    ¿Pues cómo, Fortuna, regir todas cosas
con ley absoluta, sin orden te place?
¿Tú no harías lo que el cielo hace,
y hacen los tiempos, las plantas y rosas?
O muestra tus obras ser siempre dañosas,
o prósperas, buenas, durables, eternas;
no nos fatigues con veces alternas,
alegres ahora y ahora enojosas.

     Mas bien acatando tu varia mudanza,
por ley te gobiernas, aunque discrepante,
porque tu firmeza es no ser constante,
tu temperamento es destemperanza,
tu más cierta orden es desordenanza,
es la tu regla ser muy enorme,
tu conformidad es no ser conforme,
tú desesperas a toda esperanza.
 

Juan de Mena
(Laberinto de Fortuna, Siglo XV)

sábado, 3 de diciembre de 2016

Fortuna Imperatrix Mundi


           O Fortuna, fragmento del Carmina Burana, cantata compuesta por Carl Orff entre 1935 y 1936

O Fortuna,
velut Luna
statu variabilis,
semper crescis
aut decrescis;
vita detestabilis
nunc obdurat
et tunc curat
ludo mentis aciem,
egestatem,
potestatem
dissolvit ut glaciem.


Sors immanis
et inanis,
rota tu volubilis,
status malus,
vana salus
semper dissolubilis,
obumbrata
et velata
michi quoque niteris;
nunc per ludum
dorsum nudum
fero tui sceleris.


Sors salutis
et virtutis
michi nunc contraria,
est affectus
et defectus
semper in angaria.
Hac in hora
sine mora
corde pulsum tangite;
quod per sortem
sternit fortem,
mecum omnes plangite!


Anónimo
(Siglo XIII)

Fortuna, Emperatriz del Mundo

¡Oh, Fortuna,
como la luna,

de condición variable,
siempre creces
o decreces!
La detestable vida
primero embota
y después estimula,
como juego,

la agudeza de la mente.
La pobreza
y el poder
los disuelve como al hielo.


Suerte cruel
e inútil,
tú eres una rueda voluble
de mala condición;
vana salud,
siempre disoluble,
cubierta de sombras
y velada
 
brillas también para mí;
ahora, por el juego
de tu maldad,
llevo la espalda desnuda.


La suerte de la salud
y de la virtud
ahora me es contraria;
los afectos
y las carencias
vienen siempre como cosa impuesta.
En esta hora,
sin demora,
impulsad los latidos del corazón,
el cual, por azar
hace caer al fuerte;
¡llorad todos conmigo!
 

[Traducción al castellano de José García Illa, en La justa entonación.]

Este poema, perteneciente al Carmina Burana, fue creado entre los años 1100 y 1200 y escrito en el latín medieval de las Vagantenlieder, poesías de los vagabundos goliardos. Gracias a la versión realizada por Carl Orff en 1936, ha alcanzado fama mundial.


miércoles, 30 de noviembre de 2016

Agora que sé de amor

                Amor o deber, Gabriele Castagnola (1873)

¿Agora que sé de amor
me metéis monja?
¡Ay Dios, qué grave cosa!

Agora que sé de amor
de caballero,
¿agora me metéis monja
en el monasterio?
¡Ay Dios, qué grave cosa!

Anónimo
(Siglo XV)

domingo, 27 de noviembre de 2016

Bailemos nós ja todas tres, ai amigas

                     Los recolectores de moras, Fritz Ebel (1894)

Bailemos nós já todas tres, ai amigas,
so aquestas avelaneiras frolidas;
e quen fôr belida, como nós, belidas,
se amig' amar,
so aquestas avelaneiras frolidas
verrá bailar.

Bailemos nós já todas tres, ai irmãas,
so aqueste ramo d' estas avelãas;
e quen fôr louçãa, como nós, louçãas,
se amig' amar,
so aqueste ramo d'estas avelãas
verrá bailar.

Por Deus, ai amigas, mentr' al non fazemos,
so aqueste ramo frolido bailemos;
e quen ben parecer, como nós parecemos,
se amig' amar,
so aqueste ramo, so l' que nós bailemos,
verrá bailar.


Airas Nunes
(Siglo XIII)

Versión al castellano de Un poema cada día

Bailemos nosotras tres, ¡ay amigas!,
bajo estos avellanos floridos;
y quien fuera bella, como nosotras, bellas,
si a un amigo amara,
bajo estos avellanos floridos
vendrá a bailar.

Bailemos nosotras tres, ¡ay hermanas!,
bajo el ramo de estas avellanas;
y quien fuera lozana, como nosotras, lozanas,
si a un amigo amara,
bajo el ramo de estas avellanas
vendrá a bailar

Por Dios, ¡ay amigas!, mientras cosa no hacemos,
bajo este ramo florido bailemos;
y quien bien parezca, como nosotras, parecemos,
si a un amigo amara,
bajo este ramo, bajo el que nosotras bailamos,
vendrá a bailar.

jueves, 17 de noviembre de 2016

Meu sidi Ibrahim, ya nuemne dolche

 Patio de los Embajadores de La Alhambra, Joaquín Sorolla (1909)

Meu sidi Ibrahim, ya nuemne dolche,
vent' a mib de nohte.
In non, si non queris, yireim' a tib:
garme a ob legarte.

Anónimo
(Siglo XI)

Versión al castellano de Un poema cada día

Mi señor Ibrahim, ¡oh dulce nombre!,
vente a mí de noche.
Si no, si no quieres, ireme a ti:
dime dónde encontrarte.

domingo, 13 de noviembre de 2016

A ti, viva

                Reflejos de primavera, Peder Mørk Mønsted (1908)
                                Es tocar el cielo, poner el dedo
                                  sobre un cuerpo humano.
                                                                                       NOVALIS
Cuando contemplo tu cuerpo extendido
como un río que nunca acaba de pasar,
como un claro espejo donde cantan las aves,
donde es un gozo sentir el día cómo amanece. 

Cuando miro a tus ojos, profunda muerte o vida que me llama,
canción de un fondo que solo sospecho;
cuando veo tu forma, tu frente serena,
piedra luciente en que mis besos destellan,
como esas rocas que reflejan un sol que nunca se hunde.

Cuando acerco mis labios a esa música incierta,
a ese rumor de lo siempre juvenil,
del ardor de la tierra que canta entre lo verde,
cuerpo que húmedo siempre resbalaría
como un amor feliz que escapa y vuelve.

Siento el mundo rodar bajo mis pies,
rodar ligero con siempre capacidad de estrella,
con esa alegre generosidad del lucero
que ni siquiera pide un mar en que doblarse.

Todo es sorpresa. El mundo destellando
siente que un mar de pronto está desnudo, trémulo,
que es ese pecho enfebrecido y ávido
que solo pide el brillo de la luz.

La creación riela. La dicha sosegada
transcurre como un placer que nunca llega al colmo,
como esa rápida ascensión del amor
donde el viento se ciñe a las frentes más ciegas.

Mirar tu cuerpo sin más luz que la tuya,
que esa cercana música que concierta a las aves,
a las aguas, al bosque, a ese ligado latido
de este mundo absoluto que siento ahora en los labios.

Vicente Aleixandre
(La destrucción o el amor, 1935)

jueves, 10 de noviembre de 2016

¡Cómo me dejas que te piense!

                                           Ninfa, Henryk Siemiradzki (1869)

¡Cómo me dejas que te piense!
Pensar en ti no lo hago solo, yo.
Pensar en ti es tenerte,
como el desnudo cuerpo ante los besos,
toda ante mí, entregada.
Siento cómo te das a mi memoria,
cómo te rindes al pensar ardiente,
tu gran consentimiento en la distancia.
Y más que consentir, más que entregarte,
me ayudas, vienes hasta mí, me enseñas
recuerdos en escorzo, me haces señas
con las delicias, vivas, del pasado,
invitándome.
Me dices desde allá
que hagamos lo que quiero, 

unirnos, al pensarte.
Y entramos por el beso que me abres,
y pensamos en ti, los dos, yo solo.


Pedro Salinas
(Razón de amor, 1936)

lunes, 31 de octubre de 2016

Giralda

      Vista de la catedral de Sevilla, Anónimo (1884)

Giralda en prisma puro de Sevilla,
nivelada del plomo y de la estrella,
molde en engaste azul, torre sin mella,
palma de arquitectura sin semilla.

Si su espejo la brisa enfrente brilla,
no te contemples –ay, Narcisa– en ella,
que no se mude esa tu piel doncella,
toda naranja al sol que se te humilla.

Al contraluz de luna limonera,
tu arista es el bisel, hoja barbera
que su más bella vertical depura.

Resbala el tacto su caricia vana.
Yo mudéjar te quiero y no cristiana.
Volumen nada más: base y altura.


Gerardo Diego
(Alondra de verdad, 1941)

jueves, 27 de octubre de 2016

Galope


Rafael Alberti y Paco Ibáñez en el recital de poesía y canciones celebrado en el Teatro Alcalá de Madrid en 1991

    Las tierras, las tierras, las tierras de España,
las grandes, las solas, desiertas llanuras.
Galopa, caballo cuatralbo,
jinete del pueblo,
al sol y a la luna. 

    ¡A galopar,
a galopar,
hasta enterrarlos en el mar!

    A corazón suenan, resuenan, resuenan
las tierras de España, en las herraduras.
Galopa, jinete del pueblo,
caballo cuatralbo,
caballo de espuma.

    ¡A galopar,
a galopar,
hasta enterrarlos en el mar!

    Nadie, nadie, nadie, que enfrente no hay nadie;
que es nadie la muerte si va en tu montura.
Galopa, caballo cuatralbo,
jinete del pueblo,
que la tierra es tuya.

    ¡A galopar,
a galopar,
hasta enterrarlos en el mar!


Rafael Alberti
(Capital de la gloria,  1936)

martes, 25 de octubre de 2016

Las doce en el reloj

                               Pradera con álamos, Claude Monet (1875)

Dije: ¡Todo ya pleno!
Un álamo vibró.
Las hojas plateadas
Sonaron con amor.
Los verdes eran grises,
El amor era sol.
Entonces, mediodía,
Un pájaro sumió
Su cantar en el viento
Con tal adoración
Que se sintió cantada
Bajo el viento la flor
Crecida entre las mieses,
Más altas. Era yo,
Centro en aquel instante
De tanto alrededor,
Quien lo veía todo
Completo para un dios.
Dije: Todo, completo.
¡Las doce en el reloj!


Jorge Guillén
(Cántico, 1928)

sábado, 22 de octubre de 2016

Río y mar

A veces me siento grande como el mar,
a veces un corto tiempo del río que va.
Soy un horizonte que te da las tormentas
y a veces soy un sauce que pide al viento dejar de llorar.
Río y mar, tal para cual.

A veces soy un milagro que empieza,
a veces una esperanza que pasó.
Soy una puerta del alba que se cierra
y a veces soy un caminante que te ruega por entrar.
Río y mar, tal para cual.

A veces soy el altar de la luna,
a veces arena pobre con sombras.
Soy un fantasma salvaje que no vuelve
y a veces soy un pájaro que por vos quiere regresar.
Río y mar, tal para cual.

León Gieco 
(Mensajes del alma, EMI, 1992)


León Gieco, el llamado "Bob Dylan de Argentina", creó esta canción (con música de Luis Gurevich) que han interpretado numerosos artistas. El joven Cristóbal Repetto ha incluido esta versión en su disco Tiempo y silencio (2014), grabado en medio de los trinos de los pájaros de la Pampa.

viernes, 21 de octubre de 2016

Remordimiento en traje de noche

                 Parada de taxis, Clarice Beckett (1931)

Un hombre gris avanza por la calle de niebla;
No lo sospecha nadie. Es un cuerpo vacío;
Vacío como pampa, como mar, como viento,
Desiertos tan amargos bajo un cielo implacable.

Es el tiempo pasado, y sus alas ahora
Entre la sombra encuentran una pálida fuerza;
Es el remordimiento, que de noche, dudando,
En secreto aproxima su sombra descuidada.

No estrechéis esa mano. La yedra altivamente
Ascenderá cubriendo los troncos del invierno.
Invisible en la calma el hombre gris camina.
¿No sentís a los muertos? Mas la tierra está sorda.


Luis Cernuda
(Un río, un amor, 1929)

martes, 18 de octubre de 2016

Muerte de Antoñito el Camborio

                    El castillo de Alcalá de Guadaíra, David Roberts (1833)

    Voces de muerte sonaron
cerca del Guadalquivir.
Voces antiguas que cercan
voz de clavel varonil.
Les clavó sobre las botas
mordiscos de jabalí.
En la lucha daba saltos
jabonados de delfín.
Bañó con sangre enemiga
su corbata carmesí,
pero eran cuatro puñales
y tuvo que sucumbir.
Cuando las estrellas clavan
rejones al agua gris,
cuando los erales sueñan
verónicas de alhelí,
voces de muerte sonaron
cerca del Guadalquivir.


                      * 


    Antonio Torres Heredia,
Camborio de dura crin,
moreno de verde luna,
voz de clavel varonil:
¿Quién te ha quitado la vida
cerca del Guadalquivir?
Mis cuatro primos Heredias
hijos de Benamejí.
Lo que en otros no envidiaban,
ya lo envidiaban en mí.
Zapatos color corinto,
medallones de marfil,
y este cutis amasado
con aceituna y jazmín.
¡Ay Antoñito el Camborio
digno de una Emperatriz!
Acuérdate de la Virgen
porque te vas a morir.
¡Ay Federico García,
llama a la Guardia Civil!
Ya mi talle se ha quebrado
como caña de maíz.

                         *

    Tres golpes de sangre tuvo
y se murió de perfil.
Viva moneda que nunca
se volverá a repetir.
Un ángel marchoso pone
su cabeza en un cojín.
Otros de rubor cansado,
encendieron un candil.
Y cuando los cuatro primos
llegan a Benamejí,
voces de muerte cesaron
cerca del Guadalquivir.


Federico García Lorca
(Romancero gitano, 1928)

viernes, 14 de octubre de 2016

Oda a Espanya

 
                                Vista de Capri, Albert Arnz (1832-1914)

Escolta, Espanya, la veu d'un fill
que et parla en llengua no castellana:
parlo en la llengua que m'ha donat
la terra aspra;
en 'questa llengua pocs t'han parlat;
en l'altra, massa.

T'han parlat massa dels saguntins
i dels que per la pàtria moren:
les teves glòries i els teus records,
records i glòries només de morts:
has viscut trista.

Jo vull parlar-te molt altrament.
Per què vessar la sang inútil?
Dins de les venes vida és la sang,
vida pels d'ara i pels que vindran;
vessada, és morta.

Massa pensaves en ton honor
i massa poc en el teu viure:
tràgica duies a mort els fills,
te satisfeies d'honres mortals,
i eren tes festes els funerals,
oh trista Espanya!

Jo he vist els barcos marxar replens
dels fills que duies a que morissin:
somrients marxaven cap a l'atzar;
i tu cantaves vora del mar
com una folla.

On són els barcos? On són els fills?
Pregunta-ho al Ponent i a l'ona brava:
tot ho perderes, no tens ningú.
Espanya, Espanya, retorna en tu,
arrenca el plor de mare!

Salva't, oh! salva't de tant de mal;
que el plo' et torni feconda, alegre i viva;
pensa en la vida que tens entorn:
aixeca el front,
somriu als set colors que hi ha en els núvols.

On ets, Espanya? No et veig enlloc.
No sents la meva veu atronadora?
No entens aquesta llengua que et parla entre perills?
Has desaprès d'entendre an els teus fills?
Adéu, Espanya!


Joan Maragall
(Obras completas, 1929)

Versión al castellano de Un poema cada día

Escucha, España, la voz de un hijo
que te habla en lengua no castellana:
hablo en la lengua que me ha dado
la tierra áspera;
en esta lengua pocos te han hablado;
en la otra, demasiado.

Te han hablado demasiado de los saguntinos
y de los que por la patria mueren:
tus glorias y tus recuerdos,
recuerdos y glorias solo de muertos:
has vivido triste.

Yo quiero hablarte de otra manera.
¿Por qué verter sangre inútil?
Dentro de las venas, vida es la sangre,
vida para los de ahora y para los que vendrán;
vertida, está muerta.

Demasiado pensabas en tu honor
y demasiado poco en tu vivir:
trágica, llevabas a la muerte a tus hijos,
te satisfacías con honras mortales,
y eran tus fiestas los funerales,
¡oh, triste España!

Yo he visto los barcos marchar repletos
de hijos que llevabas a que muriesen:
sonrientes marchaban hacia el azar;
y tú cantabas al borde del mar
como una loca.

¿Dónde están los barcos? ¿Dónde están tus hijos?
Pregúntaselo al Poniente y a la ola brava:
todo lo perdiste, no tienes a nadie.
España, España, vuelve en ti,
¡rompe con llanto de madre!

¡Sálvate, oh, sálvate de tanto mal;
que el llanto te vuelva fecunda, alegre y viva;
piensa en la vida que tienes en torno:
levanta la frente,
sonríe a los siete colores que hay en las nubes.

¿Dónde estás, España? No te veo en parte alguna.
¿No sientes mi voz atronadora?
¿No entiendes esta lengua que te habla entre peligros?
¿Te has olvidado de entender a tus hijos?
¡Adiós, España! 
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