sábado, 29 de enero de 2022

Cómo se dibuja un paisaje

                         Paisaje pastoril, Henri Rousseau (h. 1875)

Un paisaje que tenga de todo,
se dibuja de este modo:
unas montañas,
un pino,
arriba el sol,
abajo el camino,
una vaca,
un campesino,
unas flores,
un molino,
la gallina y un conejo,
y cerca un lago
como un espejo.

Ahora tú pon los colores:
la montaña de marrón,
el astro sol amarillo,
colorado el campesino,
el pino verde,
el lago azul
—porque es espejo del cielo como tú—,
la vaca de color vaca,
de color gris el conejo,
las flores…
como tú quieras las flores.
De tu caja de pinturas
¡usa todos los colores!

Gloria Fuertes
(Versos fritos, 1995)

sábado, 22 de enero de 2022

Mapas

                             Días de escuela, Andrew Loomis (1938)

Los mapas de la escuela,
todos tenían mar,
todos tenían tierra.

¡Yo sentía un afán
por ir a recorrerla…!

Soñaba el corazón
con mares y fronteras,
con islas de coral
y misteriosas selvas…

Soñaba el corazón…
¡Oh sueños de la escuela!

Concha Méndez
(Surtidor, 1928)

jueves, 20 de enero de 2022

Pequeño vals vienés

En Viena hay diez muchachas, 
un hombro donde solloza la muerte 
y un bosque de palomas disecadas. 
Hay un fragmento de la mañana 
en el museo de la escarcha. 
Hay un salón con mil ventanas. 
           ¡Ay, ay, ay, ay! 
Toma este vals con la boca cerrada. 

 Este vals, este vals, este vals, este vals, 
de sí, de muerte y de coñac 
que moja su cola en el mar. 

 Te quiero, te quiero, te quiero, 
con la butaca y el libro muerto, 
por el melancólico pasillo, 
en el oscuro desván del lirio, 
en nuestra cama de la luna 
y en la danza que sueña la tortuga. 
           ¡Ay, ay, ay, ay! 
Toma este vals de quebrada cintura. 

 En Viena hay cuatro espejos 
donde juegan tu boca y los ecos. 
Hay una muerte para piano 
que pinta de azul a los muchachos. 
Hay mendigos por los tejados.
Hay frescas guirnaldas de llanto. 
          ¡Ay, ay, ay, ay! 
Toma este vals que se muere en mis brazos. 

Porque te quiero, te quiero, amor mío, 
en el desván donde juegan los niños, 
soñando viejas luces de Hungría 
por los rumores de la tarde tibia, 
viendo ovejas y lirios de nieve 
por el silencio oscuro de tu frente. 
            ¡Ay, ay, ay, ay! 
Toma este vals, este vals del "Te quiero siempre". 

En Viena bailaré contigo 
con un disfraz que tenga 
cabeza de río. 
¡Mira qué orillas tengo de jacintos! 
Dejaré mi boca entre tus piernas, 
mi alma en fotografías y azucenas, 
y en las ondas oscuras de tu andar 
quiero, amor mío, amor mío, dejar, 
violín y sepulcro, las cintas del vals. 

Federico García Lorca 
(Poeta en Nueva York, 1929-1930)

Leonard Cohen realizó una versión de este poema, titulada "Take this waltz", en su disco I'm your man (Columbia, Sony Music, 1988). Este videoclip aúna la Granada de Lorca y la música de Cohen. 


La cantante española Ana Belén realizó otra versión en castellano (incluida en su disco Lorquiana, 1998) partiendo de la música de Cohen.

miércoles, 12 de enero de 2022

Mar redondo, desvelado

                       Cabo de Antibes, Claude Monet (1840-1926)

Mar redondo, desvelado, 
sortija blanca,
novio enamorado.
Desde el balcón,
por la orilla, rizando
va mi canción.
Mar de siete colores,
curva salada,
cinturón de novia enamorada. 
En mi ventana
se ha prendido el encaje 
de la mañana.
Mar abierto, encandilado, 
verde collar,
novio enamorado. 
Desde el balcón,
por la orilla, rodando 
mi corazón.

Josefina De la Torre
(Poemas de la isla, 1930)

martes, 4 de enero de 2022

Nací para ahora mismo


Nací para ahora mismo
para sólo este instante.
Para que Dios, de pronto,
se pose en mi cabeza,
y me peine estos años
de onduladas tristezas,
y me recoja el llanto
con horquillas de estrellas.

Nací para ahora mismo
para sólo este instante.
Para pararme en seco
y contemplar las grietas
y descifrar los gritos
que tiemblan en mi lengua.

Nací para estos versos
que en este instante cierran,
la herida del Misterio
de estar viva y no muerta.
Sólo este instante, sólo,
alumbrándome entera.
Lo que venga no importa.
Lo que pasó no pesa.

Nací para ahora mismo
para sólo este instante
decir que ha merecido
la pena tanta pena.
Lo que venga no importa
lo que pasó no pesa.

Belén Reyes
(Ser mayor es un timo, 2010)

En el vídeo, escuchamos el recitado de estos versos en la cálida voz de Ángela Serna,  profesora de literatura de la UPV, y la hermosa versión cantada de Tontxu Ipiña.

sábado, 1 de enero de 2022

Oda al primer día del año

              Paisaje con carruaje y tren, Vincent Van Gogh (1890)

Lo distinguimos
como
si fuera
un caballito
diferente de todos
los caballos.
Adornamos
su frente
con una cinta,
le ponemos
al cuello cascabeles colorados,
y a medianoche
vamos a recibirlo
como si fuera
explorador que baja de una estrella.

Como el pan se parece
al pan de ayer,
como un anillo a todos los anillos:
los días
parpadean
claros, tintineantes, fugitivos,
y se recuestan en la noche oscura.

Veo el último
día
de este
año
en un ferrocarril, hacia las lluvias
del distante archipiélago morado,
y el hombre
de la máquina,
complicada como un reloj del cielo,
agachando los ojos
a la infinita
pauta de los rieles,
a las brillantes manivelas,
a los veloces vínculos del fuego.

Oh conductor de trenes
desbocados
hacia estaciones
negras de la noche,
este final
del año
sin mujer y sin hijos,
no es igual al de ayer, al de mañana?
Desde las vías
y las maestranzas
el primer día, la primera aurora
de un año que comienza,
tiene el mismo oxidado
color de tren de hierro:
y saludan
los seres del camino,
las vacas, las aldeas,
en el vapor del alba,
sin saber
que se trata
de la puerta del año,
de un día
sacudido
por campanas,
adornado con plumas y claveles.

La tierra
no lo
sabe:
recibirá
este día
dorado, gris, celeste,
lo extenderá en colinas,
lo mojará con
flechas
de
transparente
lluvia,
y luego
lo enrollará
en su tubo,
lo guardará en la sombra.

Así es, pero
pequeña
puerta de la esperanza,
nuevo día del año,
aunque seas igual
como los panes
a todo pan,
te vamos a vivir de otra manera,
te vamos a comer, a florecer,
a esperar.
Te pondremos
como una torta
en nuestra vida,
te encenderemos
como candelabro,
te beberemos
como
si fueras un topacio.

Día
del año
nuevo,
día eléctrico, fresco,
todas
las hojas salen verdes
del
tronco de tu tiempo.

Corónanos
con
agua,
con jazmines
abiertos,
con todos los aromas
desplegados,
sí,
aunque
solo
seas
un día,
un pobre
día humano,
tu aureola
palpita
sobre tantos
cansados
corazones,
y eres,
oh día
nuevo,
oh nube venidera,
pan nunca visto,
torre
permanente!

Pablo Neruda
(Tercer libro de las odas, 1957)
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