martes, 31 de marzo de 2009

Jardín antiguo

Ir de nuevo al jardín cerrado,
Que tras los arcos de la tapia,
Entre magnolios, limoneros,
Guarda el encanto de las aguas.

Oír de nuevo en el silencio
Vivo de trinos y de hojas,
El susurro tibio del aire
Donde las almas viejas flotan.

Ver otra vez el cielo hondo
A lo lejos, la torre esbelta
Tal flor de luz sobre las palmas:
Las cosas todas siempre bellas.

Sentir otra vez, como entonces,
La espina aguda del deseo,
Mientras la juventud pasada
Vuelve. Sueño de un dios sin tiempo.

Luis Cernuda
(Las nubes, 1937-1940)

lunes, 30 de marzo de 2009

Casida de los ramos

Por las arboledas del Tamarit
han venido los perros de plomo
a esperar que se caigan los ramos,
a esperar que se quiebren ellos solos.

El Tamarit tiene un manzano
con una manzana de sollozos.
Un ruiseñor agrupa los suspiros,
y un faisán los ahuyenta por el polvo.

Pero los ramos son alegres,
los ramos son como nosotros.
No piensan en la lluvia y se han dormido,
como si fueran árboles, de pronto.

Sentados con el agua en las rodillas
dos valles esperaban al otoño.
La penumbra con paso de elefante
empujaba las ramas y los troncos.

Por las arboledas del Tamarit
hay muchos niños de velado rostro
a esperar que se caigan mis ramos,
a esperar que se quiebren ellos solos.

Federico García Lorca
(Diván del Tamarit, 1936)

viernes, 27 de marzo de 2009

Nubes

Islas del cielo, soplo en un soplo suspendido,
¡con pie ligero, semejante al aire,
pisar sus playas sin dejar más huella
que la sombra del viento sobre el agua!

¡Y como el aire entre las hojas
perderse en el follaje de la bruma
y como el aire ser labios sin cuerpo,
cuerpo sin peso, fuerza sin orillas!

Octavio Paz
(Libertad bajo palabra, 1935-1957)

jueves, 26 de marzo de 2009

Cartas a una desconocida

Cuando pasen los años, cuando pasen
Los años y el aire haya cavado un foso
Entre tu alma y la mía; cuando pasen los años
Y yo sólo sea un hombre que amó,
Un ser que se detuvo un instante frente a tus labios,
Un pobre hombre cansado de andar por los jardines,
¿Dónde estarás tú? ¡Dónde
Estarás, oh hija de mis besos!

Nicanor Parra
(Poemas y antipoemas, 1954)

miércoles, 25 de marzo de 2009

El mar. La mar

El mar. La mar.
El mar. ¡Sólo la mar!

¿Por qué me trajiste, padre,
a la ciudad?

¿Por qué me desenterraste
del mar?

En sueños, la marejada
me tira del corazón.
Se lo quisiera llevar.

Padre, ¿por qué me trajiste
acá?

Rafael Alberti
(Marinero en tierra, 1925)

lunes, 23 de marzo de 2009

Soledad

En ti estás todo, mar, y sin embargo,
¡qué sin ti estás, qué solo,
qué lejos, siempre, de ti mismo!
Abierto en mil heridas, cada instante,
cual mi frente,
tus olas van, como mis pensamientos,
y vienen, van y vienen,
besándose, apartándose,
en un eterno conocerse,
mar, y desconocerse.
Eres tú, y no lo sabes,
tu corazón te late y no lo siente...
¡Qué plenitud de soledad, mar solo!

Juan Ramón Jiménez
(Diario de un poeta recién casado, 1916)

sábado, 21 de marzo de 2009

Deshaced ese verso

Deshaced ese verso.
Quitadle los caireles de la rima,
el metro, la cadencia
y hasta la idea misma...
Aventad las palabras...
y si después queda algo todavía,
eso
será la poesía.

¿Qué
importa
que la estrella
esté remota
y deshecha
la rosa?...
Aún tendremos
el brillo y el aroma.

León Felipe
(Versos y oraciones de caminante, 1920-1930)

viernes, 20 de marzo de 2009

Canto negro

¡Yambambó, yambambé!
Repica el congo solongo,
repica el negro bien negro;
congo solongo del Songo
baila yambó sobre un pie.
Mamatomba,
serembe cuserembá.

El negro canta y se ajuma,
el negro se ajuma y canta,
el negro canta y se va.
Acuememe serembó,
aé;
yambó,
aé.

Tamba, tamba, tamba, tamba,
tamba del negro que tumba;
tumba del negro, caramba,
caramba, que el negro tumba:
¡yamba, yambó, yambambé!

Nicolás Guillén
(Sóngoro cosongo, 1931)

miércoles, 18 de marzo de 2009

El ciprés de Silos

Enhiesto surtidor de sombra y sueño
que acongojas el cielo con tu lanza.
Chorro que a las estrellas casi alcanza
devanado a sí mismo en loco empeño.

Mástil de soledad, prodigio isleño;
flecha de fe, saeta de esperanza.
Hoy llegó a ti, riberas del Arlanza,
peregrina al azar, mi alma sin dueño.

Cuando te vi, señero, dulce, firme,
qué ansiedades sentí de diluirme
y ascender como tú, vuelto en cristales,

como tú, negra torre de arduos filos,
ejemplo de delirios verticales,
mudo ciprés en el fervor de Silos.


Gerardo Diego
(Versos humanos, 1925)

lunes, 16 de marzo de 2009

Perfección

Queda curvo el firmamento,
Compacto azul, sobre el día.
Es el redondeamiento
Del esplendor: mediodía.
Todo es cúpula. Reposa,
Central sin querer, la rosa,
A un sol en cenit sujeta.
Y tanto se da el presente
Que el pie caminante siente
La integridad del planeta.

Jorge Guillén
(Cántico, 1928)

domingo, 15 de marzo de 2009

Yo, poeta decadente

Yo, poeta decadente,
español del siglo veinte,
que los toros he elogiado,
y cantado
las golfas y el aguardiente...,
y la noche de Madrid,
y los rincones impuros,
y los vicios más oscuros
de estos bisnietos del Cid:
de tanta canallería
harto estar un poco debo;
ya estoy malo, y ya no bebo
lo que han dicho que bebía.

Porque ya
una cosa es la poesía
y otra cosa lo que está
grabado en el alma mía...

Grabado, lugar común.
Alma, palabra gastada.
Mía... No sabemos nada.
Todo es conforme y según.

Manuel Machado
(El mal poema, 1909)

miércoles, 11 de marzo de 2009

Vivo y mortal

Sé que hay estrellas, luminosos mares
de fuego, inhabitados paraísos,
cadenas de planetas, cielos lisos,
montañas que se yerguen como altares.

Sé que el mundo , la Tierra que yo piso,
tiene vida, la misma que me hace.
Pero sé que se muere si se nace,
y se nace, ¿por qué?, ¿por quién que quiso?

Nadie quiso nacer. Ni nadie quiere
morir. ¿Por qué matar lo que prefiere
vivir? ¿Por qué nacer lo que se ignora?

Solo está el hombre. El mundo, inmenso, gira.
Sobre su gozne virginal, suspira
lo que, vivo y mortal, el hombre llora.

Blas de Otero
(Ancia, 1958)

martes, 10 de marzo de 2009

Llegó con tres heridas

Llegó con tres heridas:
la del amor,
la de la muerte,
la de la vida.

Con tres heridas viene:
la de la vida,
la del amor,
la de la muerte.

Con tres heridas yo:
la de la vida,
la de la muerte,
la del amor.

Miguel Hernández
(Cancionero y romancero de ausencias, 1938-1941)

lunes, 9 de marzo de 2009

Espinas cuando nieva

Suéñame suéñame aprisa estrella de tierra
cultivada por mis párpados cógeme por mis asas de sombra
alócame de alas de mármol ardiendo estrella estrella entre mis cenizas

Poder poder al fin hallar bajo mi sonrisa la estatua
de una tarde de sol los gestos a flor de agua
los ojos a flor de invierno

Tú que en la alcoba del viento estás velando
la inocencia de depender de la hermosura volandera
que se traiciona en el ardor con que las hojas se vuelven hacia el pecho
..........................................................................................[más débil

Tú que asumes luz y abismo al borde de esta carne
que cae hasta mis pies como una viveza herida

Tú que en selvas de error andas perdida

Supón que en mi silencio vive una oscura rosa sin salida y sin lucha

Juan Larrea
(Versión celeste, 1919-1931)

domingo, 8 de marzo de 2009

Libre te quiero

Libre te quiero,
como arroyo que brinca
de peña en peña.
Pero no mía.

Grande te quiero,
como monte preñado
de primavera.
Pero no mía.

Buena te quiero,
como pan que no sabe
su masa buena.
Pero no mía.

Alta te quiero,
como chopo que al cielo
se despereza.
Pero no mía.

Blanca te quiero,
como flor de azahares
sobre la tierra.
Pero no mía.

Pero no mía
ni de Dios ni de nadie
ni tuya siquiera.


Agustín García Calvo
(Canciones y soliloquios, 1976)


jueves, 5 de marzo de 2009

Confidencias

Como todos los jóvenes yo también he buscado
esa luz inquietante que brilla en la aventura.
Como todos los jóvenes he arrastrado mis sueños
por el fango celeste de la vida nocturna.

El alcohol- que seduce- y los cuerpos - que embriagan-
me han dado la medida de unos mundos secretos
que van ya convirtiéndose en jardines de hastío,
y la pasión primera en un jardín de invierno.

Todo cansa y aburre. Las manzanas mordidas
dejan el gusto amargo de una falsa promesa:
su seducción se cumple y de pronto no es nada,
consumar un deseo es besar a la niebla.

Como todos los jóvenes he apostado al diablo
y he vendido mi alma a precio de inexperto;
supongo que he perdido la inocencia y la Gloria,
pero nunca los jóvenes temimos al Infierno.

Y aunque me quede tiempo y aunque el halago equívoco
del mundo me sujete, he muerto a las pasiones.
Porque todo es un lento bostezo. Y no me importa
apostar al fracaso. Como todos los jóvenes.

Felipe Benítez Reyes
(Los vanos mundos, 1985)

miércoles, 4 de marzo de 2009

Sensation

Par les soirs bleus d'été, j'irai dans les sentiers,
Picoté par les blés, fouler l'herbe menue:
Rêveur, j'en sentirai la fraîcheur à mes pieds.
Je laisserai le vent baigner ma tête nue.

Je ne parlerai pas, je ne penserai rien :
Mais l'amour infini me montera dans l'âme,
Et j'irais loin, bien loin, comme un bohémien,
Par la nature, heureux comme avec une femme.

Arthur Rimbaud
(Marzo de 1870)


Versión en castellano de Un poema cada día

En las tardes azules de verano, por los senderos iré,
Picoteado por los trigos, a pisotear la hierba menuda:
Soñador, sentiré el frescor en mis pies.
Dejaré que el viento bañe mi cabeza desnuda.

No hablaré, no pensaré en nada:
Pero el amor infinito subirá hasta mi alma,
Y, como un gitano, lejos, muy lejos iré,
Por la Naturaleza, –feliz como con una mujer.

martes, 3 de marzo de 2009

Aparición

Vagaba yo perdido en mis miserias
–ínfima parte de las mezquindades
y estrecheces del mundo– cuando tú
apareciste, y de repente todo
lo que nos rodeaba se borró,
como en una película romántica,
y vi que había estrellas en tus labios
centelleando sin cesar, y supe
que me obsequiabas ese firmamento
sin pedir nada a cambio, y que en tu gloria
había sitio para mi tristeza.
De modo que instalé en tu corazón
mi tienda de campaña, y tú cerraste
con llave las ventanas de tu pecho,
y nos quedamos a vivir allí,
calentitos, felices.

Luis Alberto de Cuenca
(La vida en llamas, 2006)
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