jueves, 2 de diciembre de 2010

Yo me amaba una señora

Yo me amaba una señora
que en el mundo no hay su par.
Las facciones que ella tiene
yo vos las quiero contar:
tal tenía la su cara
como rosa en el rosal:
las cejas puestas con arco,
color de fino contray;
los sus ojos tenía garzos,
parecen de un gavilán;
la nariz afiladica
como hecha de metal;
los labios de la su boca
como un fino coral;
los dientes tiene muy blancos,
menudos como la sal;
parece la su garganta
cuello de garza real;
los pechos los tenía tales
que es maravilla mirar...
y contemplando su cuerpo
el día viera asomar.

Anónimo
(Siglo XV)

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