de Filis la paloma
el regalado néctar
de sus labios de rosa,
la deja, y de un vuelito
al hombro se me posa
y de allí lo destila
con su pico en mi boca.
Yo apurelo inocente;
pero ¡ay! ella traidora
me dio del Amor ciego
mezclada tal ponzoña
que el pecho se me abrasa
en ansias y zozobras,
después que hubo gustado
de Filis la paloma.
Juan Meléndez Valdés
(1754-1817)
Sí, es un buen poema
ResponderEliminar