miércoles, 22 de octubre de 2025

Así, las manos dobladas

           Retrato de mujer, Frederick Carl Frieseke (1930)

Así, las manos dobladas
sobre el delantal bordado,
los ojos sin horizontes
y el corazón desatado,
me iré quedando dormida
en la noche de verano.
Ni el más ligero desvelo
doblará el encaje blanco.
Solo el corazón perdido
por el camino más largo.
En el silencio, la sombra
aviva el lirio exaltado.
Solo el corazón perdido
su voz de plata cantando.
Toda la noche en la falda
quietas, dobladas, las manos.
Sin horizontes, los ojos
el sueño los fue cerrando.
Pero el corazón, inútil,
como un reloj, desvelado.

Josefina de la Torre
(Poemas de la isla, 1930)

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