Desata el lazo, quiero
aclararte el cabello
en el agua del río.
Enredará mis dedos
sedal helado,
flambear de truchas.
Estás viva hoy,
tan viva, tan lasciva...
Tu cuello es fina arena
y en tus ojos arden sendas lunas.
¡Qué duro el hueso,
la hora, tan oscura...!
Mi lengua poco a poco te desnuda.
Félix de Azúa
(Farra, 1983)
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