miércoles, 29 de noviembre de 2023

Después que hubo gustado

Muchacha con paloma, Charles Joshua Chaplin (1825-1891)

Después que hubo gustado
de Filis la paloma
el regalado néctar
de sus labios de rosa,
la deja, y de un vuelito  
al hombro se me posa
y de allí lo destila
con su pico en mi boca.
Yo apurelo inocente;
pero ¡ay! ella traidora
me dio del Amor ciego
mezclada tal ponzoña
que el pecho se me abrasa
en ansias y zozobras,
después que hubo gustado
de Filis la paloma.


Juan Meléndez Valdés
         (1754-1817)

viernes, 24 de noviembre de 2023

Mi tierno amor a tu lealtad confío

                Amantes felices, Jean-Honoré Fragonard (h. 1760)

Mi tierno amor a tu lealtad confío
y solo en ti reposa mi cuidado.
Rigores abandona el pecho mío,
todo a tu dulce afecto dedicado.
En tu poder entrego mi albedrío,
ostento el mando que mi fe te ha dado,
mis caprichos se rinden a tu ruego,
ya en mí no hay voluntad, pues te la entrego.


María Gertrudis Hore
          (1742-1801)

viernes, 17 de noviembre de 2023

Eden

Un arroyo en el bosquePeder Mørk Mønsted (1907)

Maite
besteak baratze berde-gorrixketan
pausatzen direnean
guk paradisutik kanpoan ibiliz
oinak errauts gezez beteak baditugu,
zer axola?

Hemengo
hondar idorrean
harri gaziku
                     irats horixka
                                            belar motz
                                                               ur saminen artean
da gure baratzea.

Ogibihi ta palmondoak
debekatu bazauzku,
gureak
larre ubelak
sasi beltxaranak
basa igalien mami bixia!

Hemen gure ahoetan
basandere gozoa atxikiz
hondar latzean etzanak
maite
iturri freskoa
bilatuko dugu...

Maddi Pelot
(En Maiatz, 1982)


Edén

Cariño,
si mientras otros se
posan en verdes rojizos huertos
nosotras caminando fuera del paraíso
tenemos los pies rebosantes de dulces cenizas,
¿qué importa?

Aquí,
en la arena seca,
entre piedras saladas
            helechos amarillentos
                    hierbas cortas 
                                 aguas dulces

está nuestra huerta.

Se nos han prohibido
el trigo y las palmeras,
son los nuestros
prados magullados
zarzas negruzcas
¡viva carne de salvajes frutas!

Sosteniendo aquí
en nuestras bocas a la gozosa basandere
tumbándonos en áspera arena
cariño
rastrearemos
la fresca fuente...

[Este poema de Maddi Pelot fue publicado en la revista Maiazt en 1982. La traducción al castellano que reproducimos aquí es de Iratxe Retolaza.]

lunes, 13 de noviembre de 2023

La festa de la sal

                          Vista de Capri, Anónimo (siglo XIX)

Tu i jo som aire que estalona el foc.
Som aigua oberta que esmola la terra.
Som terra espessa que s’allera en l’aire.
Som foc que imanta amb arrels noves l’aigua.
Tu i jo, amor, avui som tot el món
congriat en la festa de la sal.

Han trobat el seu lloc el pa i la sal
i la por no ens allunya de cap foc.
Rebem, com a penyora, tot el món:
fora del nostre abast, ni un pam de terra,
ni un bri de verd, esgarriat en l’aire,
ni un bri de blau, dissolt al clar de l’aigua.

Ni un ram de nit, perdut pel fosc de l’aigua,
ni un glop de mar, colgat sota la sal.
L’urc del desig fa el ple al grat de l’aire
i torna lívides herbes i foc.
Amants, parem el jaç damunt la terra
i ens fan de cambra boscos d’aquest món.

Som d’aquest món, però encetem un món
que endevinem amb els sentits de l’aigua.
Ens creixen arbres com si fóssim terra
i se’ns arrapen vives flors de sal.
Cremem i alhora transformem el foc
en energia dolça i en bleix l’aire.

Veus de desig fan que es capgiri l’aire
i escampen tretze vents arreu del món.
Ens abracem amb les plomes del foc
i mesclem l’ona com si fóssim d’aigua.
Ens batega a la boca un cor de sal
que obre finestres noves a la terra.

Quan fem l’amor, se’ns assembla la terra.
S’espiguen, altes, les branques de l’aire.
Cristal·litza la pena de la sal
i una alegria d’heura pren el món.
No hi ha paranys en el sexe de l’aigua
ni tirania en la farga del foc:

som amb el foc al centre de la terra,
brollem amb l’aigua i alenem amb l’aire.
Fem rodar el món a l’era de la sal.

Maria Mercè Marçal
(La germana, l'estrangera, 1985)

La fiesta de la sal

Tú y yo somos aire que apuntala el fuego.
Somos agua abierta que afila la tierra.
Somos tierra espesa que se atreve en el aire.
Somos fuego que con raíces nuevas imanta el agua.
Tú y yo, amor, somos hoy todo el mundo
congregado en la fiesta de la sal.

Han encontrado su sitio el pan y la sal
y el miedo no nos aleja de ningún fuego.
Recibimos, como prenda, todo el mundo:
lejos de nuestro alcance, ni un palmo de tierra,
ni una brizna de verde, esparcida en el aire,
ni una brizna de azul, disuelta en lo claro del agua.

Ni un ramo de noche, perdido por lo oscuro del agua,
ni un trago de mar, enterrado bajo la sal.
Se colma la altivez del deseo al agrado del aire
y torna lívidas las hierbas y el fuego.
Amantes, nuestro lecho es la tierra
y nos hacen de alcoba los bosques de este mundo.

Somos de este mundo, pero iniciamos un mundo
que adivinamos con los sentidos del agua.
Nos crecen árboles como si fuéramos tierra
y nos ciñen vivas flores de sal.
Ardemos y al tiempo transformamos el fuego
en energía dulce y en aliento el aire.

Voces de deseo le dan la vuelta al aire
y propagan trece vientos por el mundo.
Nos abrazamos con las plumas del fuego
y la ola mezclamos como si fuéramos de agua.
En la boca nos late un corazón de sal
que abre ventanas nuevas a la tierra.

Cuando hacemos el amor, se nos parece la tierra.
Se espigan, altas, las ramas del aire.
Cristaliza la pena de la sal
y una alegría de hiedra toma el mundo.
No hay emboscadas en el sexo del agua
ni tiranía en la fragua del fuego:
estamos con el fuego en el centro de la tierra,
brotamos con el agua y alentamos con el aire.
Echamos a rodar el mundo en la era de la sal.

(La hermana, la extranjera, 1985)

[Traducción al castellano de Noèlia Díaz Vicedo, en Diré tu cuerpo, editorial Ultramarinos, 2020)

martes, 7 de noviembre de 2023

Illas Cíes

Vista de la costa junto al castillo de Kronborg, Carl Frederik Aagaard (1833-1895)

Nas Cíes descubrimos a pericia das aves

e a medida celeste onde reside a luz

Bañámonos nas ondas
a compartir sulagos con dóciles palmípedas
                                           e cunchiñas de nácara

Era o verán
Chegaban ventos fríos do primeiro cuadrante
                                            os ventos tersos do Nordés

Con labios exaltados bicábasme nas tempas
E querías que fora a raíña dos mares
ou deslizabas verbas secretas nos oídos

Nos xogos inocentes
debuxei no teu peito os signos da alegría
Despois grabei na area os símbolos da patria:
                            espirais
                                          caracolas
                                                        esvásticas solares

Cousas do paraíso...

Naquelas latitudes oceánicas azul
                                                           azul delirio
tracei como remate un labirinto tácito
para salvar o amor

Luz Pozo Garza
(Prometo a flor de loto, 1992)



Versión en castellano de Un poema cada día



Islas Cíes


En las Cíes descubrimos la pericia de las aves

y la medida celeste donde reside la luz


Nos bañamos en las olas

compartiendo inmersiones con dóciles palmípedas

                                                         y conchitas de nácar


Era verano

Llegaban vientos fríos del primer cuadrante

                                           los vientos tersos del Nordeste


Con labios exaltados me besabas en las sienes

Y querías que fuera la reina de los mares

o deslizabas palabras secretas en los oídos


En juegos inocentes

dibujé en tu pecho los signos de la alegría

Después grabé en la arena los símbolos de la patria:

                             espirales

                                           caracolas

                                                        esvásticas solares

Cosas del paraíso...


En aquellas latitudes oceánicas azul

                                                               azul delirio

tracé como remate un laberinto tácito

para salvar el amor


(Prometo la flor de loto, 1992)


viernes, 3 de noviembre de 2023

Me desordeno, amor, me desordeno

Retrato de una muchacha, Delphin Enjolras (1865-1945)

Me desordeno, amor, me desordeno
cuando voy en tu boca, demorada;
y casi sin por qué, casi por nada,
te toco con la punta de mi seno.

Te toco con la punta de mi seno
y con mi soledad desamparada;
y acaso sin estar enamorada;
me desordeno, amor, me desordeno.

Y mi suerte de fruta respetada
arde en tu mano lúbrica y turbada
como una mal promesa de veneno;

y aunque quiero besarte arrodillada,
cuando voy en tu boca, demorada,
me desordeno, amor, me desordeno.

Carilda Oliver Labra
(Memoria de la fiebre, 1958)
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