domingo, 27 de diciembre de 2020

Los armónicos han entrado en el fémur de un neandertal


Los jardines del Generalife,  Santiago Rusiñol (1861-1931)
 
Los armónicos han entrado en el fémur de un neandertal 
en la forma arbórea del Giraldo De Molina y su bandera agujereada dos arcillosos seres
como un poema en el jardín de los sapos esparteros
su canto o el pasto que comían los niños en mayo
este acorde contemporáneo pide bombillas al vecino
la oreja de tundra riega los fósiles susurrados de una partitura y su músico come
albaricoques en la despensa del palacio
así con brillante cuerpo de dios griego sonamos
Manuel de Falla envía un atardecer en Granada y ciclistas submarinos en las escamas
del Mediterráneo hacen canciones con brezo y mimbre verde
estridulan ancianas las estrellas en la puerta de sus casas
guardé mi corazón en un enebro
lugar donde horizontalmente nace el sueño o su grito antiguo
esa memoria de patio regado
 
Mario G. Obrero
(Ese ruido ya pájaro, 2019)
 
Mario G. Obrero ha recibido este 2020 el Premio de Poesía Loewe a la Creación Joven con tan solo 17 años, por su poemario Peachtree City, que será publicado por Visor en marzo de 2021.

miércoles, 23 de diciembre de 2020

Tríptico


Mujer alimentando a las gallinas,
Jean-François Millet (h. 1846-1848)
 
óleo sobre tea, a avoa reproduce unha escena de Millet
 
a súa man dereita oscila tres veces,
sementando cristais de sal ante a inminencia da tormenta, coma se a moeda do mar bastase para salvarnos. as nenas obsérvanos desaparecer en contacto co cemento do patio, e son xoias
un fragmento de segundo, algo que sinalar cos dedos mentres se perde.
a chuvia impide que os salmos se adhiran ás cativas
e a man que foi péndulo volve á cadeira; como a caléndula, sabe
repregarse.
 
cando se pranta un bonsai disponse fóra do centro para facer espazo ao divino:
así ela, conxurando o mal
desde un vértice.
 
óleo sobre madeira, o pai di
 
que recrutar é unha arte.
garda moitas cousas para si: a hora en que a neve azulea sobre a orografía suíza, o primeiro dente da filla, o estalido do óso do 
peito
 
garda silencio. nunca prantaría un bonsai.
sabe despegar a sombra
do corpo
dos paxaros.
 
acrílico sobre papel, a filla repite
 
similia similiabus curantur mentres atravesa o patio. cando naceu, penduránronlle unhas cornas de vacaloura no pulso.
un cento de quilómetros ao oeste, os mariñeiros recollen estrelamares para fertilizar a terra. ela descoñéceo.
imprudente,
colócase no centro e alza a vista, para capturar o brillo que foi
da Vía Láctea. 
 
Alba Cid
(Atlas, 2019)
 
Versión al  castellano de Un poema cada día
 
óleo sobre tela, la abuela reproduce una escena de Millet
 
Su mano derecha oscila tres veces,
sembrando cristales de sal ante la inminencia de la tormenta,
como si la moneda del mar fuese suficiente para salvarnos.  Las niñas los miran desaparecer en contacto con el cemento del patio, y son joyas
un fragmento de segundo, algo que señalar con los dedos mientras se pierde.
la lluvia impide que los salmos se adhieran a las cautivas
y la mano que fue péndulo vuelve a la cadera; como la caléndula, sabe
replegarse.

cuando se planta un bonsái se coloca fuera del centro para dejar espacio a lo divino:
así ella, conjurando el mal
desde un vértice.

óleo sobre madera, el padre dice

que coleccionar es un arte.
guarda muchas cosas para sí: la hora en que la nieve azulea sobre la orografía suiza, el primer diente de la hija, el estallido del hueso del 
pecho

guarda silencio. nunca plantaría un bonsái.

sabe despegar la sombra
del cuerpo
de los pájaros.

acrílico sobre papel, la hija repite

similia similiabus curantur mientras atraviesa el patio. cuando nació, le colgaron unos cuernos de ciervo volante en la muñeca.
un centenar de kilómetros al oeste, los marineros recogen estrellas de mar para fertilizar la tierra. ella lo desconoce.
imprudente,
se coloca en el centro y alza la vista, para capturar el brillo que fue

de la Vía Láctea.

Alba Cid
(Atlas, 2019)

La poeta orensana Alba Cid ha ganado con Atlas (Editorial Galaxia, 2019) el Premio Nacional de Poesía Joven Miguel Hernández 2020.

sábado, 12 de diciembre de 2020

Urdinaren Oda

 
                            Dunas en Domburg, Piet Mondrian (1911)

Ahopean irakurritako poesia
urdina da
apirileko arratsaldeetan
esloveniako sukaldeak
urdinak dira.

Iturrian
zure begiradaren
isla
urdina da.
Haurtzaroko egunak
eta eskutartean
gordetzen dituzun
ahabiak ere
urdinak dira.

Zure ilorde kutunena,
urdin kolorekoa da.

Elizara sartzen den
argia,
Japoniako grabatuak,
oso garestia den
lihozko soinekoa,
imanaren kantua
eta hutsik dagoen
igerilekua ere
urdinak dira.

Urdinak dira
Europako hegoaldeko
enparantza baten
espaloian
lotan dagoen
neskatoaren
ezpain
izoztuak. 

Beatriz Chivite
(Mugi / Atu, 2019)

 Oda al azul

Azul
es la poesía
leída en voz baja
las cocinas eslovenas
en las tardes de abril.
 
Azul
es el reflejo
de tu mirada
en la fuente.
Los años de la infancia
y los arándanos
que guardas
en tus puños
cerrados.

Azul
es tu peluca favorita.
 
La luz que entra 
por la iglesia,
los grabados japoneses,
el vestido de lino
demasiado caro,
el canto del imán
y la piscina
que siempre está vacía
son azules.
Azules son
los labios
congelados
de la niña que duerme
sobre la acera
de una plaza
del sur de Europa.
 
Beatriz Chivite
(Móvil / limitación, 2019)

Este poema aparece recogido en la antología En las ciudades / Nas cidades / Hirietan (Chan da Pólvora & papelesmínimos, 2020), breve muestra de los cuatro libros de poesía de Beatriz Chivite publicados hasta ahora. La propia autora traduce los versos del euskera al castellano; de la versión gallega se encarga Isaac Xubin.

martes, 1 de diciembre de 2020

Interior del paisaje


Vista del valle de Wiesent desde el parque, Curt Herrmann (h.1903)
 
¿Cómo decir este momento rosa de la tarde cayendo
detrás del alto monte que oscurece?
¿Y para qué decirlo? ¿Para salvar mis ojos?
Contempla en el jardín las flores de este otoño,
las tapias recubiertas de hiedras y jazmines,
y el paso misterioso de los pájaros
que vuelan de repente del lugar de una sombra,
o que buscan las ramas
                                             y se mecen
en densos y caídos surtidores
de rojas buganvilias.
No salvas nada tú, ni ellos te salvan.
(Cae la tarde hoy con tan grande sosiego,
es el tiempo tan  íntimo
con el canto en su centro del pájaro que escuchas...)

La luz de allá, desde tu solitaria habitación, es otra
          habitación que aloja al mundo en sombras
y su Dueño, el que ignoro, ha cerrado la puerta
y ha entornado el balcón,
y ya todo el jardín, y el campo que lo cerca, es un rincón
          espeso,
y han callado los pájaros.

Mira cómo se encienden, una aquí y otra allá, las velas en
           la noche.
Nunca creí que el último naufragio fuese un lugar tan
          cierto, y tan a tientas.

Francisco Brines
(El otoño de las rosas, 1986)

domingo, 15 de noviembre de 2020

Elegia podróżna

 
                   El Louvre en primavera, Camille Pissarro (1901)

Wszyst­ko moje, nic wła­sno­ścią,
nic wła­sno­ścią dla pa­mię­ci,
a moje do­pó­ki pa­trzę.

Le­d­wie wspo­mnia­ne, już nie­pew­ne
bo­gi­nie swo­ich głów

Z mia­sta Sa­mo­ków tyl­ko deszcz
i nic prócz desz­czu.

Pa­ryż od Luw­ru do pa­znok­cia
biel­mem za­cho­dzi.

Z bul­wa­ru Sa­int-Mar­tin zo­sta­ły schod­ki
i wio­dą do za­ni­ku.

Nie wię­cej niż pół­to­ra mo­stu
w Le­nin­gra­dzie mo­sto­wym.

Bied­na Upsa­la
z odro­bi­ną wiel­kiej ka­te­dry.

Nie­szczę­sny tan­cerz so­fij­ski,
cia­ło bez twa­rzy.

osob­no jego twarz bez oczu,
osob­no jego oczy bez źre­nic,
osob­no źre­ni­ce kota.

Kau­ka­ski orzeł szy­bu­je
nad re­kon­struk­cją wą­wo­zu,
zło­to słoń­ca nie­szcze­re
i fał­szy­we ka­mie­nie.

Wszyst­ko moje, nic wła­sno­ścią,
nic wła­sno­ścią dla pa­mię­ci,
a moje, do­pó­ki pa­trzę.

Nie­prze­bra­ne, nie­ob­ję­te,
a po­szcze­gól­ne aż do włók­na,
ziarn­ka pia­sku, kro­pli wody
- kra­jo­bra­zy.

Nie ucho­wam ani źdźbła
w jego peł­nej wi­dzial­no­ści.

Po­wi­ta­nie z po­że­gna­niem
w jed­nym spoj­rze­niu.

Dla nad­mia­ru i dla bra­ku
je­den ruch szyi.

Wisława Szymborska
(Sól, 1962)


Elegía turística

Todo es mío y nada me pertenece,
nada pertenece a la memoria,
todo es mío mientras lo contemplo.

Las diosas, apenas recordadas,
corren el riesgo de perder sus cabezas.

De la ciudad de Samokov solo queda la lluvia,
la lluvia y nada más.

Desde el Louvre hasta la uña
París se entela.


Del bulevar Saint-Martin queda una escalinata
que conduce a la difuminación,

y, de los puentes de Leningrado,
solo, y con suerte, uno y medio.

¡Pobre Upsala,
con ese trocito de su imponente catedral!

Desdichado bailarín de Sofía,
cuerpo sin rostro.

Primero, su rostro sin ojos,
después, sus ojos sin pupilas,
y las pupilas de un gato, luego.

El águila caucasiana sobrevuela
un desfiladero reconstruido,
y el oro sin ley del sol
y las piedras falsificadas.

Todo es mío y nada me pertenece,
nada pertenece a la memoria,
todo es mío mientras lo contemplo.

Inagotables, inabarcables,
peculiares por una hebra,
un grano de arena, una gota de agua:
paisajes.

Imposible ni de una briza retener
una imagen completa.

Un saludo y un adiós
en una sola mirada.

Y un solo movimiento del cuello
para lo que sobra y lo que falta.
 
Wisława Szymborska
(Sal, 1962)

[Traducción de Ana María Moix y Jerzy Wojciech Slawomirski]

viernes, 30 de octubre de 2020

El amor ascendía entre nosotros


         Atardecer en Split, Menci Clement Crnčić (h. 1930)

El amor ascendía entre nosotros
como la luna entre las dos palmeras
que nunca se abrazaron.

El íntimo rumor de los dos cuerpos
hacia el arrullo un oleaje trajo,
pero la ronca voz fue atenazada,
fueron pétreos los labios.

El ansia de ceñir movió la carne,
esclareció los huesos inflamados,
pero los brazos al querer tenderse
murieron en los brazos.

Pasó el amor, la luna, entre nosotros
y devoró los cuerpos solitarios.
Y somos dos fantasmas que se buscan
y se encuentran lejanos.

Miguel Hernández
(Cancionero y romancero de ausencias, 1938-1941)

viernes, 9 de octubre de 2020

Penelope's song

 
Penélope esperando a Ulises, Heva Coomans (h. 1900)
 
Little soul, little perpetually undressed one,

Do now as I bid you, climb
The shelf-like branches of the spruce tree;

Wait at the top, attentive, like
A sentry or look-out. He will be home soon;
It behooves you to be
Generous. You have not been completely
Perfect either; with your troublesome body
You have done things you shouldn't
Discuss in poems. Therefore
Call out to him over the open water, over the bright

Water
With your dark song, with your grasping,
Unnatural song-passionate,
Like Maria Callas. Who
Wouldn't want you? Whose most demonic appetite
Could you possibly fail to answer? Soon
He will return from wherever he goes in the

Meantime,
Suntanned from his time away, wanting
His grilled chicken. Ah, you must greet him,
You must shake the boughs of the tree
To get his attention,
But carefully, carefully, lest
His beautiful face be marred
By too many falling needles.

Louise Glück
Meadowlands (1996)
 

 


La canción de Penélope 

 

Pequeña alma, siempre desvestida,
haz esto que te ordeno, trepa
por los estantes de las ramas del abeto;
aguarda en la copa, atenta, como un
centinela o un vigía. Pronto llegará a casa;
te corresponde a ti ser
generosa. Tampoco tú has sido del todo
perfecta; con tu problemático cuerpo
has hecho cosas de las que no deberías
hablar en los poemas. Así que
llámalo a través del mar abierto, del mar resplandeciente
con tu canción oscura, con tu avariciosa,
forzada canción: apasionada,
como María Callas. ¿Quién
no te desearía? ¿A qué apetito
demoniaco no corresponderías? Pronto
regresará de allí por donde transcurra su viaje,
bronceado por el tiempo fuera de casa, reclamando
su pollo asado. Ah, tendrás que darle la bienvenida,
tendrás que sacudir las ramas del árbol
para captar su atención,
pero con cuidado, con cuidado, no sea
que desfiguren su hermoso rostro
demasiadas agujas al caer.

Louise Glück 

 Praderas (2017)
 

[Traducción al castellano de Andrés Catalán para la editorial Pre-textos]

martes, 29 de septiembre de 2020

Un soneto a Cervantes

  Retrato de Miguel de Cervantes, Juan de Jáuregui (h. 1600)

    Horas de pesadumbre y de tristeza
paso en mi soledad. Pero Cervantes
es buen amigo. Endulza mis instantes
ásperos, y reposa mi cabeza.

    Él es la vida y la naturaleza,
regala un yelmo de oros y diamantes
a mis sueños errantes.
Es para mí: suspira, ríe y reza.

    Cristiano y amoroso y caballero
parla como un arroyo cristalino.
¡Así le admiro y quiero,

    viendo cómo el destino
hace que regocije al mundo entero
la tristeza inmortal de ser divino!

 Rubén Darío
(Cantos de vida y esperanza, 1905)

No se puede asegurar que el retrato pictórico de Miguel de Cervantes –atribuido a Juan de Jáuregui por el propio autor– represente al más universal de los escritores españoles. Este habría nacido un 29 de septiembre de 1547 en Alcalá de Henares. Aunque no se conserva su acta de nacimiento, sí su acta bautismal, fechada el 9 de octubre de 1547.

sábado, 12 de septiembre de 2020

Test

 

                 Carrusel de cerdos, Robert Delaunay (1922)

Qué es un antipoeta:
Un comerciante en urnas y atáudes?
Un sacerdote que no cree en nada?
Un general que duda de sí mismo?
Un vagabundo que se ríe de todo
Hasta de la vejez y de la muerte?
Un interlocutor de mal carácter?
Un bailarín al borde del abismo?
Un narciso que ama a todo el mundo?
Un bromista sangriento
Deliberadamente miserable?
Un poeta que duerme en una silla?
Un alquimista de los tiempos modernos?
Un revolucionario de bolsillo?
Un pequeño burgués?
Un charlatán?
                          un dios?
                                          un inocente?
Un aldeano de Santiago de Chile?
Subraye la frase que considere correcta.

Qué es la antipoesía:
Un temporal en una taza de té?
Una mancha de nieve en una roca?
Un azafate lleno de excrementos humanos
Como lo cree el padre Salvatierra?
Un espejo que dice la verdad?
Un bofetón al rostro
Del Presidente de la Sociedad de Escritores?
(Dios lo tenga en su santo reino)
Una advertencia a los poetas jóvenes?
Un ataúd a chorro?
Un ataúd a fuerza centrífuga?
Un ataúd a gas de parafina?
Una capilla ardiente sin difunto?

Marque con una cruz
La definición que considere correcta.  

Nicanor Parra
(Obra gruesa, 1969)

miércoles, 9 de septiembre de 2020

Oda a septiembre

                        Un huerto en primavera, Alfred Sisley (1881)
 
Mes de banderas,
mes seco, mes
mojado,
con quince días verdes,
con quince días rojos,
a medio cuerpo
te sale humo
del techo,
después
abres de golpe las ventanas,
mes en que sale al sol
la flor de invierno
y moja una vez más
su pequeña
corola temeraria,
mes cruzado por mil
flechas de lluvia
y por mil
lanzas de sol quemante,
septiembre,
para que bailes,
la tierra
pone bajo tus pies
la hierba festival
de sus alfombras,
y en tu cabeza
un arcoiris loco,
una cinta celeste
de guitarra.

Baila, septiembre, baila
con los pies de la patria,
canta, septiembre, canta
con la voz
de los pobres:
otros
meses
son largos
y desnudos,
otros
son amarillos,
otros van a caballo hacia la guerra,
tú, septiembre,
eres un viento, un rapto,
una nave de vino.

Baila
en las calles,
baila
con mi pueblo,
baila con Chile, con
la primavera,
corónate
de pámpanos copiosos
y de pescado frito.
Saca del arca
tus
banderas
desgreñadas,
saca de tu suburbio
una camisa,
de tu mina
enlutada
un par
de rosas,
de tu abandono
una canción florida,
de tu pecho que lucha
una guitarra,
y lo demás
el sol,
el cielo puro
de la primavera,
la patria lo adelanta
para que algo
te suene en los bolsillos:
la esperanza.
 
Pablo Neruda
(Nuevas odas elementales, 1955)

miércoles, 29 de julio de 2020

Passer, deliciae meae puellae

Lesbia y su gorrión, Edward John Poynter (1907)

Passer, deliciae meae puellae,
quicum ludere, quem in sinu tenere,
cui primum digitum dare appetenti
et acres solet incitare morsus,
cum desiderio meo nitenti
carum nescio quid libet iocari,
credo, ut, cum gravis acquiescet ardor
sit solaciolum sui doloris:
tecum ludere, sicut ipsa, possem
et tristes animi levare curas
.............................................
Tam gratum est mihi quam ferunt puellae
pernici aureolum fuisse malum,
quod zonam soluit diu ligatam.

Gayo Valerio Catul0
(Siglo I a. C.)

Versión al castellano de Un poema cada día

Gorrión, delicia de mi amada,
con el que suele jugar, en el regazo tener,
al que suele dar la punta del dedo anhelante
e incitar a picaduras agudas,
cuando, ante mi encendido deseo,
no sé con qué gratas cosas le gusta bromear;
confío en que, cuando el profundo ardor se calme,
sea un consuelo para su aflicción:
¡ojalá pudiera jugar contigo, como ella,
y aliviar los tristes cuidados del alma!
............................................................
Me es tan grato como dicen que fue
a la ágil doncella la manzana de oro,
que desató su ceñidor largo tiempo atado.

jueves, 16 de julio de 2020

Lo que una ama

 Helena de Troya, Evelyn De Morgan (1898)

Dicen unos que una tropa de jinetes, otros la infantería
y otros que una escuadra de navíos, sobre la tierra
oscura es lo más bello; mas yo digo
que es lo que una ama.

Y es muy fácil hacerlo comprensible
a todos: pues aquella que tanto destacaba
en belleza entre todos los humanos, Helena,
a su muy noble esposo

dejándolo tras sí marchó a Troya embarcada
y en nada de su hija o de sus padres
amados se acordó, sino que la sedujo
–aunque ella no quisiera–

Cipris, la diosa que, indómita en su mente,
cumple muy fácilmente lo que piensa:
ahora me ha llevado a recordar 
a Anactoria, que no está junto a mí,

y de ella quisiera contemplar
su andar que inspira amor y el centelleo radiante de su rostro
antes que los carruajes de los lidios y antes que los soldados
en pie de guerra.

Safo de Mitilene
(Siglos VII-VI a. C.)

[La traducción de este poema procede del libro Safo. Poemas y testimonios, Acantilado, 2020. Edición y traducción de Aurora Luque]

lunes, 6 de julio de 2020

Cuerpo a la vista

                           Reflejo, John Reinhard Weguelin (1885)

Y las sombras se abrieron otra vez y mostraron un cuerpo:
tu pelo, otoño espeso, caída de agua solar,
tu boca y la blanca disciplina de sus dientes caníbales, prisioneros en llamas,
tu piel de pan apenas dorado y tus ojos de azúcar quemada,
sitios en donde el tiempo no transcurre,
valles que solo mis labios conocen,
desfiladero de la luna que asciende a tu garganta entre tus senos,
cascada petrificada de la nuca,
alta meseta de tu vientre,
playa sin fin de tu costado.

Tus ojos son los ojos fijos del tigre
y un minuto después son los ojos húmedos del perro.

Siempre hay abejas en tu pelo.

Tu espalda fluye tranquila bajo mis ojos
como la espalda del río a la luz del incendio.

Aguas dormidas golpean día y noche tu cintura de arcilla
y en tus costas, inmensas como los arenales de la luna,
el viento sopla por mi boca y su largo quejido cubre con sus dos alas grises
la noche de los cuerpos,
como la sombra del águila la soledad del páramo.

Las uñas de los dedos de tus pies están hechas del cristal del verano.

Entre tus piernas hay un pozo de agua dormida,
bahía donde el mar de noche se aquieta, negro caballo de espuma,
cueva al pie de la montaña que esconde un tesoro,
boca del horno donde se hacen las hostias,
sonrientes labios entreabiertos y atroces,
nupcias de la luz y la sombra, de lo visible y lo invisible
(allí espera la carne su resurrección y el día de la vida perdurable).

Patria de sangre,
única tierra que conozco y me conoce,
única patria en la que creo,
única puerta al infinito.


Octavio Paz
(Semillas para un himno, 1954)

viernes, 3 de julio de 2020

Invitación a la dicha

 Vista del Parque de los Ciervos, Carl Frederik Aagaard (1889)

    Ámame ahora que tengo los cabellos negros
y una corona de junco
y el perfume del agua y de la jara
en los brazos desnudos.

    Ámame ahora que tengo en los ojos
la suave llama de la tarde
y la gracia de la sonrisa
y la leve frescura de los manantiales.

    Ámame ahora que tengo en los labios
el fuego deslumbrante del Mediodía
y la serenidad del cielo en las mejillas.

    Ámame ahora que tengo en el cuello
el resplandor de los lirios quemados.
Ámame ahora que corre por mis hombros
el torrente divino del deseo.
Ámame ahora que tengo el pecho ebrio
como una flor de vino.

    Ahora y no luego, ahora y no mañana,
ahora que besa mi alma todo tu cuerpo
confundiendo su aliento al de mis labios.

    Bésame ahora que es primavera
y el chamariz canta y vuela en un árbol,
ahora, amor mío, que estamos en mayo
y zumban en el aire las abejas,
ahora que todo es hermoso y feliz,
ahora y no mañana,
ahora y no luego.

    Bésame los labios, el cabello, los hombros
ahora que en los huertos florecidos
es tan dulce la flor primera del granado.

    Dame todo tu amor ahora, amor mío,
¿no ves que soy en la tierra dichosa,
dulce como el árbol del paraíso?

    Ahora que soy un manantial virgen
donde cada onda es una caricia,
una colina verde
donde cada florecilla es un labio encendido,
un valle misterioso
donde cada viento es un suspiro,
un río de amores
cuya música frágil es tu nombre.

    ¿No son nuestros estos días tan bellos?
¿No es hermosa la tierra bajo el sol y la luna?
¿No habla todo de amor desde el alba a la tarde?

    ¡Ámame!
¡Ahora y no mañana; ahora y no luego!


Ricardo Molina
(Regalo de amante, 1945-1948)

martes, 23 de junio de 2020

Junio

   Bosque con un arroyo, Carl Frederik Aagaard (1885)

Oh, sé que he de buscarte
cuando el otoño abrume con sus frutos goteantes
    la tierra,
cuando las mozas pasen mordiendo los racimos
como si fueran labios,
cuando las piernas rudas de los hombres
se tiñan con la sangre púrpura de las vides
y quede una canción flotando en el azul helor de la tarde
   madura.
Oh, sé que he de buscarte.
Cuando caiga en el río el beso desmayado de la última

    adelfa 
buscaré tus pisadas sobre la arena tibia
donde tu cuerpo expiraba bajo el mío
como un tallo verde en el suspenso mediodía.
Oh, sé que he de buscarte
cuando el dormido cisne del otoño aletee en su nido;
pero Junio es ahora un pastor silencioso
que coronan los oros sagrados de la trilla,
y yo bebo en tu cuerpo la música desnuda
que languidece en los violines lentos de la siesta.
Oh, yo sé que he de buscarte
cuando la campiña despierte del letargo amarillo
    de los élitros;
pero ahora es tu cuerpo solo, tu cuerpo junto al mío,
mientras Junio incendia de felicidad los montes
    más lejanos
y el río besa tímidamente nuestros pies
como si Narciso nos contemplara con sus diluidos ojos
    verdes de agua.


Pablo García Baena
(Junio, 1957)

viernes, 19 de junio de 2020

Serenata en voz activa

 
                                         Ciclista, Natalia Goncharova (1913)

todo el dolor del mundo
lo traigo en el chaleco.
tic-tac, solloza
por tus ojos de almendra.
mi bicicleta joven
relincha en tu portada.
cómo llora su grupa
tu balanza en huida.
por un montón de libros
me aúpo a tu balcón.
(la escala de romeo
se rompió toda en música)
en mis brazos disuelves
tu color y tu aroma.
minuto impresionista.
desnudez esquemática.
qué gélida oquedad.
qué garabato lívido.
solo heine podría
doblar en esa torre.
no fue un timbre de alondra.
sino un pitazo obscuro.
(en despeinada fuga
tus ventosas me arranco)
no sé por qué ahora finges
dramáticas linternas.
es de un ínfimo precio
tu traje sirenaico.
ni sé por qué te arrojas
desde un terrado incierto.
melibea en disfraz,
ya no puedes sumarte.
-adiós, adiós- te dice
la bocina en un lloro.
y mi gorra de hule
signa el aire enlutado.

Emeterio Gutiérrez Albelo
(Romanticismo y cuenta nueva, 1933)

sábado, 13 de junio de 2020

La montaña rusa

                             316, Wassily Kandinsky (1940)

Durante medio siglo la poesía fue
el paraíso del tonto solemne.
Hasta que vine yo
y me instalé con mi montaña rusa.
Suban, si les parece.
Claro que yo no respondo si bajan
echando sangre por boca y narices.

Nicanor Parra
(Versos de salón, 1962)

viernes, 5 de junio de 2020

Norma y paraíso de los negros

               Noche de primavera en el río Harlem, Ernest Lawson (1913)

    Odian la sombra del pájaro
sobre el pleamar de la blanca mejilla
y el conflicto de luz y viento
en el salón de la nieve fría.

    Odian la flecha sin cuerpo,
el pañuelo exacto de la despedida,
la aguja que mantiene presión y rosa
en el gramíneo rubor de la sonrisa.

    Aman el azul desierto,
las vacilantes expresiones bovinas,
la mentirosa luna de los polos,
la danza curva del agua en la orilla.

    Con la ciencia del tronco y del rastro
llenan de nervios luminosos la arcilla
y patinan lúbricos por aguas y arenas
gustando la amarga frescura de su milenaria saliva.

    Es por el azul crujiente,
azul sin un gusano ni una huella dormida,
donde los huevos de avestruz quedan eternos
y deambulan intactas las lluvias bailarinas.

    Es por el azul sin historia,
azul de una noche sin temor de día,
azul donde el desnudo del viento va quebrando
los camellos sonámbulos de las nubes vacías.

    Es allí donde sueñan los torsos bajo la gula de la hierba.
Allí los corales empapan la desesperación de la tinta,
los durmientes borran sus perfiles bajo la madeja de los caracoles
y queda el hueco de la danza sobre las últimas cenizas.

Federico García Lorca
(Poeta en Nueva York, 1929-1930)
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