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lunes, 18 de noviembre de 2024

Cumplo dieciséis años

                             Mesa con faroles, Henri Le Sidaner (h. 1904-1920)

Cumplo dieciséis años con unas alpargatas de esparto y el 
     sonido de las cosas escondidas
cumplo dieciséis años como quien apaga las tostadoras 
    del paraíso cada mañana
como un nuevo padre que busca happy birthday en el 
    traductor
las hogueras sobre mis sueños lejanos leen el horóscopo 
    y dibujan caballos con su sangre
no pido grandes desfiles
cumplo dieciséis años pero tampoco es el Día Nacional 
    del Guacamole
comeré cereales y tartas calientes y apio con crema de 
    cacahuete
ataviado con chaleco de perejil y bajo el pestillo de las 
    puertas siento a los pechos temblar
en montones de azúcar
cumplo dieciséis años y noto mi alma crujir como 
    rodillas adolescentes
crezco y me veo tan dentro que los recolectores de 
    azafrán repiten el pretérito imperfecto del verbo 
    connaître
los poetas tienen una caja de lápices que abren cada 
    atardecer mientras lloran en griego
bailo sobre una tierra y pronuncio lentamente mi nombre.

Mario G. Obrero
(Peachtree City, 2021)

lunes, 21 de octubre de 2024

El abuelo

                             Vejez y juventud, Teodor Axentowicz (h. 1900)

El abuelo descansa
sobre una piedra dura.
Es primavera y nota,
por el trasiego de aves,
que los trigos encañan
en los campos del páramo.
Mira a lo alto y respira:
ni una nube en el cielo
que asombre la esperanza
de una buena cosecha.
El abuelo parece
jugar con las palomas
e inquietas golondrinas
le coronan la frente.
Está a gusto a la fresca
tibieza de la brisa
que mueve los escasos
árboles de la plaza.
El abuelo ha olvidado
los nombres de los pájaros,
él que tan bien sabía
los nombres de las hierbas,
los nombres de las fuentes,
cómo se llama el niño
que jugaba con los juncos.
Ha olvidado su nombre.
El cementerio, lejos,
le espera con paciencia.
Ciprés y jaramagos
coronarán su frente.

Mariluz Escribano Pueo
(El corazón de la gacela, 2015)

domingo, 24 de septiembre de 2023

Vi la cierva que el bosque

                        Arroyo del bosquePeder Mørk Mønsted (1900)

Vi la cierva que el bosque
eligió para mí como encendida
quietud tras el ramaje.

No me atreví a moverme.

Mi corazón cosía sus pedazos
de piel entre las hojas.

Solo un perfil mostraba.
Era un ojo que mira
como un hueso de níspero
flotando en el estanque.

Habló mientras la nieve
                se cubría de pájaros.

Hay que vivirlo todo—.

Y en su hocico de musgo
temblaba un avispero.

Después,
suspendido ya el tiempo
atrapada en el ámbar del instante
levantó la cabeza
                       –su tronco moteado,
sus cuatro extremidades–.

Desde entonces
                             me digo la verdad.

Cada mañana vuelvo
a la senda vacante
por ver si ella me aguarda.

En las horas de insomnio
siento su lengua que me arde
como un alga en la cara.

Ya me vence el cansancio.

Pero si ella regresa,
si la cierva viniera de nuevo a mis oídos
yo les pondría fin
                                a estas palabras.

Rosana Acquaroni
(18 ciervas, 2023)

domingo, 9 de julio de 2023

La teva pell suau

      El Grossglockner con el Glaciar de Pasterze, Thomas Ender (h. 1830)

LA TEVA PELL SUAU
xoca contra la meva,
com les plaques tectòniques,
les glaceres, 
els dinosaures,
els meteorits,
els camions de carreres.

Irene Solà
(Bestia, 2022)

Versión en castellano

TU PIEL SUAVE
choca contra la mía,
como las placas tectónicas,
los glaciares,
los dinosaurios,
los meteoritos,
los camiones de carreras.

[Traducción al castellano de Unai Velasco]

sábado, 10 de junio de 2023

Al fondo del espejo

          Retrato de una joven, Christine Herter (h. 1921)

Si dejas de mirarte en ese espejo
en el que ahora te contemplas,
si sales de este cuarto y de esta casa
y tardas varias horas en volver,
yo,
con una ingenuidad que ni en las fábulas,
me asomaré al espejo
por si estás ahí adentro,
por si te has olvidado de llevarte contigo.

Amalia Bautista
(Azul el agua, 2022)

martes, 4 de enero de 2022

Nací para ahora mismo


Nací para ahora mismo
para sólo este instante.
Para que Dios, de pronto,
se pose en mi cabeza,
y me peine estos años
de onduladas tristezas,
y me recoja el llanto
con horquillas de estrellas.

Nací para ahora mismo
para sólo este instante.
Para pararme en seco
y contemplar las grietas
y descifrar los gritos
que tiemblan en mi lengua.

Nací para estos versos
que en este instante cierran,
la herida del Misterio
de estar viva y no muerta.
Sólo este instante, sólo,
alumbrándome entera.
Lo que venga no importa.
Lo que pasó no pesa.

Nací para ahora mismo
para sólo este instante
decir que ha merecido
la pena tanta pena.
Lo que venga no importa
lo que pasó no pesa.

Belén Reyes
(Ser mayor es un timo, 2010)

En el vídeo, escuchamos el recitado de estos versos en la cálida voz de Ángela Serna,  profesora de literatura de la UPV, y la hermosa versión cantada de Tontxu Ipiña.

martes, 31 de agosto de 2021

Rose is a rose is a rose is a rose ou da denominación das especies

                Día de verano junto al mar, Hans Busse (h. 1914)

Bergk di que a historia dun texto é coma unha longa caricia.
cando Gertrude Stein contradí a Shakespeare utiliza case as 
               mesmas palabras
algo similar acontece
coa denominación das especies. 

imaxina recibir o nome dun naturalista xesuíta que se despraza
               ás Filipinas no XVII
e nin sequera repara en ti,
porque os bosques de sándalo
ou os tarsios
—esa familia de primates minúsculos con ollos de oliva—
conseguen distraelo,
tirándolle das puntas da capa cuns dedos case humanos.

algunhas neves máis tarde, entre os muros da Universidade de
              Uppsala
o príncipe dos botánicos bautízate en homenaxe a aquel que non
              te distinguiu,
mentres no leste asiático
infusionan sen descanso as túas follas,
e protexen os cabelos das rapazas ou o fío das espadas con aceite
              extraído das sementes.
té branco ou té negro, corte limpo ou ferida:
ao fin, son os procesos de oxidación os que sentencian
todo.

nosoutras, que nacemos atadas a París,
e aprendemos nas novelas de Dumas
a apreixar contra o peito un ramo de camelias coa esencia
              mínima
—para evitar a tose,
para evitarmos toda convulsión—,
vixiamos despois a súa floración
na profusa constelación de pazos galegos. 

así, a eclosión invernal é sempre un disparo,
e cada flor, cranio ou ánfora,
preámbulo dunha caída rotunda,
pétalos corrompidos pola humidade
cando tocan a terra.

esa, non o esquezas, será a nosa oración:
ao fin, son os procesos de oxidación os que sentencian
todo.

Alba Cid
(Atlas, 2019)

Versión al castellano de Un poema cada día

Rose is a rose is a rose is a rose o de la denominación de las especies

Bergk dice que la historia de un texto es como una larga caricia.
cuando Gertrude Stein contradice a Shakespeare utiliza casi las 
                 mismas palabras
algo similar acontece
con la denominación de las especies.

imagina recibir el nombre de un naturalista jesuita que se desplaza 
               a las Filipinas en el XVII
y ni siquiera repara en ti,
porque los bosques de sándalo
o los tarsios
—esa familia de primates minúsculos con ojos de oliva—
consiguen distraerlo,
tirándole de las puntas de la capa con unos dedos casi humanos.

algunas nieves más tarde, entre los muros de la Universidad de
               Uppsala
el príncipe de los botánicos te bautiza en homenaje a aquel que no
               te distinguió,
mientras en el este asiático
infusionan sin descanso tus hojas,
y protegen los cabellos de las jóvenes o el filo de las espadas con aceite
              extraído de las semillas.
té blanco o té negro, corte limpio o herida:
al final, son los procesos de oxidación los que sentencian
todo. 

nosotras, que nacemos atadas a París,
y aprendemos en las novelas de Dumas
a estrechar contra el pecho un ramo de camelias con la esencia
               mínima
—para evitar la tos,
para evitarnos toda convulsión—,
vigilamos después su floración
en la profusa constelación de pazos gallegos.

así, la eclosión invernal es siempre un disparo,
y cada flor, cráneo o ánfora,
preámbulo de una caída rotunda,
pétalos corrompidos por la humedad
cuando tocan tierra. 

esa, no lo olvides, será nuestra oración:
al final, son los procesos de oxidación los que sentencian
todo.

Alba Cid
(Atlas, 2019)

lunes, 2 de agosto de 2021

La palabra

                   Lectura en el jardín, Henri Lebasque (1865-1937)

La palabra agotada por su uso,
su propio peso exhausto, su medida,
alza de nuevo su antigua dimensión y viene
—aspiración apenas— a mi lápiz,
tan transitoria y leve
como el amor, en la memoria
atosigada por su desmesura.

Mª Victoria Atencia

(El hueco, 2003)

jueves, 1 de abril de 2021

His ancestors

                 Melocotoneros en flor, Vincent van Gogh (1889)

He soñado con mis ancestros y su olor a patatas robadas
los he visto varear olivos con la cara llena de espinas
he visto a mis ancestros bailar sobre una montaña de ajos
al abuelo y su traje marrón
a la abuela encendiendo seis velas en el altar de la caldera
hablo del que juega a vestir las cerillas mojadas con barro
     de los que cuentan chistes con la ventana cerrada
he visto a mi madre
una niña con sus primeros pantalones vaqueros mirando
al mar

he visto la ropa en los tendederos de Venecia y a los 
     poetas en Nueva York cuidar una tórtola y su
     dulcimer hecho con nieve pisada
me he visto mirando al nuevo mundo con las memorias
      de Mayakovski bajo el jersey

me he visto mecerme lento en los sueños de una
     chimenea
los barcos el té y los poemas de Emily Dickinson
     escondidos en la sombra de una ballena
he visto a mis hijos cantar ebrios en los confesionarios
el frío como un erizo envuelto en serrín
en alguna colcha yace un pájaro azul
algún sueño sin calcetines que va comiendo rajas de
     sandía
los estudiantes de español me recitan al unísono

Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar
y el caballo en la montaña.

Camino por los pasillos de un mundo que huele a gofre
     y a gasolina.

Mario Obrero
(Peachtree City, 2021)

Con este poemario, Mario Obrero ha ganado el XXXIII Premio Loewe a la Creación Joven. Ha sido editado recientemente por la editorial Visor.

domingo, 21 de marzo de 2021

Qué sé

         Esquina del jardín en Montgeron, Claude Monet (h. 1876)

Atrévete a vivir como tú quieras,
ríe una vez por cada vez que llores,
siembra un jardín que dé frutos y flores
en este estéril páramo de fieras,

cambia por lo que buscas lo que esperas,
lo que conozcas bien por lo que ignores,
regala a los demás mundos mejores
y unas pocas palabras verdaderas,

olvida los halagos y desdenes,
vuelve duda la fe, música el ruido,
ten tus minutos por preciosos bienes

y entre el mañana y el ayer perdido
goza del hoy entero que ahora tienes;
ya sabes todo lo que yo he aprendido.

Álvaro Tato
(Año luz, 2021)

martes, 16 de febrero de 2021

El casalot del nens i nenes


Paisaje invernal con niños jugando en la nieve, August Schlüter (1892)
 
Sota el blau i gelat cel de Castella,
com si hagués l'esperança travessat
la pluja de la nit, sento les seves veus
y els veig jugant al pati.
El sol d'hivern, el sol de la infantesa,
els hi va fent carícies de mare.
Amb ulls color d'hospici miren cap al demà,
que és una bassa buida, però els peus
salten contents els tolls de pluja blaus
on s'emmiralla el cel
que aquest matí d'hivern els hi promet la vida.

Joan Margarit
(Casa de misericordia, 2007)

El caserón de los niños y niñas
 
Bajo el gélido azul del cielo de Castilla,
como si la esperanza hubiese atravesado
la lluvia de la noche, oigo sus voces
y veo cómo juegan en el patio.
El sol de invierno
se acerca, maternal, a acariciarlos.
Miran con ojos de color de hospicio
esta alberca vacía del futuro,
pero sus pies contentos saltan
charcos de lluvia azules reflejando el cielo
que esta invernal mañana les promete la vida.
 
[Traducción al castellano del propio autor, en la edición bilingüe de la editorial Visor]

martes, 9 de febrero de 2021

Cenicienta


          La pérgola junto al río, Ferdinand de Puigaudeau (1911)

Espero al último baile.
Cera sellando cartas de amantes,
busqué los zapatos más lindos del vertedero,
los regueros de polvo de ángel
en la comisura de mis labios.

Y aquí estoy. Sin calabazas de algodón
ni ratones mordisqueando entre los dedos de mis pies.
Como pedigüeña entre sandwiches y Pepsis,
arrastrando las cadenas de rafia,
enumerando a las mercenarias
de aros gigantes y zapatos de vainilla.

Ya no quedan príncipes para mis vaqueros.
Jamás, me juro, seré tan asquerosamente bella.

Elena Medel
(Mi primer biquini, 2002)

domingo, 24 de enero de 2021

El amor en un bote de cristal

 
La soledad es mirar a unos ojos que no te miran.
Llega entonces ella, disfrazada de pájaro, árbol 
y viento, llega entonces ella, disfrazada,
atrapa una lágrima con el dedo
y la mete en un bote de cristal.
Añoro el mar, alcanzo a decir.
No quedará hueco en el mundo en el que no existas,
me dice,
no existirá lugar alguno en el que no te mire.
Montañas, sauces, telas de araña,
en todos tejo tu nombre,
en todos coloco tu cuerpo frente al daño.
Te llevaré, acaso, ante el precipicio,
habré de empujarte y cogerte la mano
para que me creas.
Y solo entonces si desvío la mirada
hacia el fondo,
inquieta por lo que allí te espera,
te diré que no puedo compartir mi dolor,
que el viento me lleva a otro sitio,
que el silencio es el único lugar
en el que me quedan palabras;
que he de soltarte para poder cogerme,
que me voy, amor,
que te quiero y que me voy queriéndote
para no quererte nunca más
y olvidar las montañas, y los sauces, y las telas de araña
y tu cuerpo frente al daño
que me espera ahora en otros lugares.
Y así, con el dolor de lo inevitable,
recogerás con el dedo la misma lágrima
que hoy me quitas
y volverás a dejarla sobre mi rostro,
esta vez
en la otra mejilla.
                                La soledad es mirar a unos ojos que no te miran.
 
Elvira Sastre
(La soledad de un cuerpo acostumbrado a la herida, 2017)
 
En el vídeo, la poeta Elvira Sastre recita el poema reproducido arriba.


domingo, 27 de diciembre de 2020

Los armónicos han entrado en el fémur de un neandertal


Los jardines del Generalife,  Santiago Rusiñol (1861-1931)
 
Los armónicos han entrado en el fémur de un neandertal 
en la forma arbórea del Giraldo De Molina y su bandera agujereada dos arcillosos seres
como un poema en el jardín de los sapos esparteros
su canto o el pasto que comían los niños en mayo
este acorde contemporáneo pide bombillas al vecino
la oreja de tundra riega los fósiles susurrados de una partitura y su músico come
albaricoques en la despensa del palacio
así con brillante cuerpo de dios griego sonamos
Manuel de Falla envía un atardecer en Granada y ciclistas submarinos en las escamas
del Mediterráneo hacen canciones con brezo y mimbre verde
estridulan ancianas las estrellas en la puerta de sus casas
guardé mi corazón en un enebro
lugar donde horizontalmente nace el sueño o su grito antiguo
esa memoria de patio regado
 
Mario G. Obrero
(Ese ruido ya pájaro, 2019)
 
Mario G. Obrero ha recibido este 2020 el Premio de Poesía Loewe a la Creación Joven con tan solo 17 años, por su poemario Peachtree City, que será publicado por Visor en marzo de 2021.

miércoles, 23 de diciembre de 2020

Tríptico


Mujer alimentando a las gallinas,
Jean-François Millet (h. 1846-1848)
 
óleo sobre tea, a avoa reproduce unha escena de Millet
 
a súa man dereita oscila tres veces,
sementando cristais de sal ante a inminencia da tormenta, coma se a moeda do mar bastase para salvarnos. as nenas obsérvanos desaparecer en contacto co cemento do patio, e son xoias
un fragmento de segundo, algo que sinalar cos dedos mentres se perde.
a chuvia impide que os salmos se adhiran ás cativas
e a man que foi péndulo volve á cadeira; como a caléndula, sabe
repregarse.
 
cando se pranta un bonsai disponse fóra do centro para facer espazo ao divino:
así ela, conxurando o mal
desde un vértice.
 
óleo sobre madeira, o pai di
 
que recrutar é unha arte.
garda moitas cousas para si: a hora en que a neve azulea sobre a orografía suíza, o primeiro dente da filla, o estalido do óso do 
peito
 
garda silencio. nunca prantaría un bonsai.
sabe despegar a sombra
do corpo
dos paxaros.
 
acrílico sobre papel, a filla repite
 
similia similiabus curantur mentres atravesa o patio. cando naceu, penduránronlle unhas cornas de vacaloura no pulso.
un cento de quilómetros ao oeste, os mariñeiros recollen estrelamares para fertilizar a terra. ela descoñéceo.
imprudente,
colócase no centro e alza a vista, para capturar o brillo que foi
da Vía Láctea. 
 
Alba Cid
(Atlas, 2019)
 
Versión al  castellano de Un poema cada día
 
óleo sobre tela, la abuela reproduce una escena de Millet
 
Su mano derecha oscila tres veces,
sembrando cristales de sal ante la inminencia de la tormenta,
como si la moneda del mar fuese suficiente para salvarnos.  Las niñas los miran desaparecer en contacto con el cemento del patio, y son joyas
un fragmento de segundo, algo que señalar con los dedos mientras se pierde.
la lluvia impide que los salmos se adhieran a las cautivas
y la mano que fue péndulo vuelve a la cadera; como la caléndula, sabe
replegarse.

cuando se planta un bonsái se coloca fuera del centro para dejar espacio a lo divino:
así ella, conjurando el mal
desde un vértice.

óleo sobre madera, el padre dice

que coleccionar es un arte.
guarda muchas cosas para sí: la hora en que la nieve azulea sobre la orografía suiza, el primer diente de la hija, el estallido del hueso del 
pecho

guarda silencio. nunca plantaría un bonsái.

sabe despegar la sombra
del cuerpo
de los pájaros.

acrílico sobre papel, la hija repite

similia similiabus curantur mientras atraviesa el patio. cuando nació, le colgaron unos cuernos de ciervo volante en la muñeca.
un centenar de kilómetros al oeste, los marineros recogen estrellas de mar para fertilizar la tierra. ella lo desconoce.
imprudente,
se coloca en el centro y alza la vista, para capturar el brillo que fue

de la Vía Láctea.

Alba Cid
(Atlas, 2019)

La poeta orensana Alba Cid ha ganado con Atlas (Editorial Galaxia, 2019) el Premio Nacional de Poesía Joven Miguel Hernández 2020.

sábado, 12 de diciembre de 2020

Urdinaren Oda

 
                            Dunas en Domburg, Piet Mondrian (1911)

Ahopean irakurritako poesia
urdina da
apirileko arratsaldeetan
esloveniako sukaldeak
urdinak dira.

Iturrian
zure begiradaren
isla
urdina da.
Haurtzaroko egunak
eta eskutartean
gordetzen dituzun
ahabiak ere
urdinak dira.

Zure ilorde kutunena,
urdin kolorekoa da.

Elizara sartzen den
argia,
Japoniako grabatuak,
oso garestia den
lihozko soinekoa,
imanaren kantua
eta hutsik dagoen
igerilekua ere
urdinak dira.

Urdinak dira
Europako hegoaldeko
enparantza baten
espaloian
lotan dagoen
neskatoaren
ezpain
izoztuak. 

Beatriz Chivite
(Mugi / Atu, 2019)

 Oda al azul

Azul
es la poesía
leída en voz baja
las cocinas eslovenas
en las tardes de abril.
 
Azul
es el reflejo
de tu mirada
en la fuente.
Los años de la infancia
y los arándanos
que guardas
en tus puños
cerrados.

Azul
es tu peluca favorita.
 
La luz que entra 
por la iglesia,
los grabados japoneses,
el vestido de lino
demasiado caro,
el canto del imán
y la piscina
que siempre está vacía
son azules.
Azules son
los labios
congelados
de la niña que duerme
sobre la acera
de una plaza
del sur de Europa.
 
Beatriz Chivite
(Móvil / limitación, 2019)

Este poema aparece recogido en la antología En las ciudades / Nas cidades / Hirietan (Chan da Pólvora & papelesmínimos, 2020), breve muestra de los cuatro libros de poesía de Beatriz Chivite publicados hasta ahora. La propia autora traduce los versos del euskera al castellano; de la versión gallega se encarga Isaac Xubin.

sábado, 30 de mayo de 2020

Nunca es tarde para empezar de cero

                    Paisaje con río, Carl Frederik Aagaard (1872)

Nunca es tarde para empezar de cero,
para quemar los barcos,
para que alguien te diga:
–Yo solo puedo estar contigo o contra mí.

Nunca es tarde para cortar la cuerda,
para volver a echar las campanas al vuelo,
para beber de esa agua que no ibas a beber.

Nunca es tarde para romper con todo,
para dejar de ser un hombre que no pueda
permitirse un pasado.

Y además
es tan fácil:
llega María, acaba el invierno, sale el sol,
la nieve llora lágrimas de gigante vencido
y de pronto la puerta no es un error del muro
y la calma no es cal viva en el alma
y mis llaves no cierran y abren una prisión.

Es así, tan sencillo de explicar: –Ya no es tarde,
y si antes escribía para poder vivir,
ahora
          quiero vivir
                     para contarlo.

Benjamín Prado
(Ya no es tarde, 2014)

jueves, 30 de abril de 2020

Abre todas las puertas

         Puerta abierta a un jardín,  Konstantin Somov (1934)

Abre todas las puertas: la que conduce al oro,
la que lleva al poder, la que esconde el misterio
del amor, la que oculta el secreto insondable
de la felicidad, la que te da la vida
para siempre en el gozo de una visión sublime.
Abre todas las puertas sin mostrarte curioso
ni prestar importancia a las manchas de sangre
que salpican los muros de las habitaciones
prohibidas, ni a las joyas que revisten los techos,
ni a los labios que buscan los tuyos en la sombra,
ni a la palabra santa que acecha en los umbrales.
Desesperadamente, civilizadamente,
conteniendo la risa, secándote las lágrimas,
en el borde del mundo, al final del camino,
oyendo cómo silban las balas enemigas
alrededor y cómo cantan los ruiseñores,
no lo dudes, hermano: abre todas las puertas.
Aunque nada haya dentro.


Luis Alberto de Cuenca
(Sin miedo ni esperanza, 2002)

sábado, 21 de marzo de 2020

Llamada

     El velo, William-Adolphe Bouguereau (1898)

Que me quemo, 
flor de fuego.

Deja abiertos
los jardines
de tu cuerpo,
que me quemo.

Deja al viento
tejer redes
por mi sueño,
que me quemo.

Deja al tiempo,
tu futuro 
jardinero,
podar ramas
en secreto,
alzar vallas,
talar cuerpos,
cavar pozos
de silencio;
arde ahora
que me quemo.

Que me quemo,
flor de fuego.

Álvaro Tato
(Vuelavoz, 2017)

sábado, 28 de diciembre de 2019

Quimera

                                         Sin título, Antonio Muñiz (2011)
 

Te salgo a buscar,
quimera,
mariposa de papel.
Te pienso seguir buscando

la vida entera.
Soy un pescador

de sueños,
soy un catador de auroras,
no cuento más que con mi empeño
y esta pluma voladora.
La vida cantando nubes,
buscando que el cielo rime,

dejando en la hoja en blanco
cicatrices que el tiempo imprime.

Jorge Drexler
(Salvavidas de hielo, 2017)

Jorge Drexler es el autor de esta canción, pura expresión poética de la inspiración, que pertenece a su disco Salvavidas de hielo. Podéis escucharla y disfrutar de su magia a través del audio oficial del cantante.
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