sábado, 30 de junio de 2018

El Golem

                       Pierrot, Juan Gris (1919)

Si (como afirma el griego en el Cratilo)
El nombre es arquetipo de la cosa,
En las letras de rosa está la rosa
Y todo el Nilo en la palabra Nilo.

Y, hecho de consonantes y vocales,
Habrá un terrible Nombre, que la esencia
Cifre de Dios y que la Omnipotencia
Guarde en letras y sílabas cabales.

Adán y las estrellas lo supieron
En el Jardín. La herrumbre del pecado
(Dicen los cabalistas) lo ha borrado
Y las generaciones lo perdieron.

Los artificios y el candor del hombre
No tienen fin. Sabemos que hubo un día
En que el pueblo de Dios buscaba el Nombre
En las vigilias de la judería.

No a la manera de otras que una vaga
Sombra insinúan en la vaga historia,
Aún está verde y viva la memoria
De Judá León, que era rabino en Praga.

Sediento de saber lo que Dios sabe,
Judá León se dio a permutaciones
De letras y a complejas variaciones
Y al fin pronunció el Nombre que es la Clave,

La Puerta, el Eco, el Huésped y el Palacio,
Sobre un muñeco que con torpes manos
Labró, para enseñarle los arcanos
De las Letras, del Tiempo y del Espacio.

El simulacro alzó los soñolientos
Párpados y vio formas y colores
Que no entendió, perdidos en rumores
Y ensayó temerosos movimientos.

Gradualmente se vio (como nosotros)
Aprisionado en esta red sonora
De Antes, Después, Ayer, Mientras, Ahora,
Derecha, Izquierda, Yo, Tú, Aquellos, Otros.

(El cabalista que ofició de numen
A la vasta criatura apodó Golem;
Estas verdades las refiere Scholem
En un docto lugar de su volumen.)

El rabí le explicaba el universo
"Esto es mi pie; esto el tuyo, esto la soga"
Y logró, al cabo de años, que el perverso
Barriera bien o mal la sinagoga.

Tal vez hubo un error en la grafía
O en la articulación del Sacro Nombre;
A pesar de tan alta hechicería,
No aprendió a hablar el aprendiz de hombre.

Sus ojos, menos de hombre que de perro
Y harto menos de perro que de cosa,
Seguían al rabí por la dudosa
Penumbra de las piezas del encierro.

Algo anormal y tosco hubo en el Golem,
Ya que a su paso el gato del rabino
Se escondía. (Ese gato no está en Scholem
Pero, a través del tiempo, lo adivino.)

Elevando a su Dios manos filiales,
Las devociones de su Dios copiaba
O, estúpido y sonriente, se ahuecaba
En cóncavas zalemas orientales.

El rabí lo miraba con ternura
Y con algún horror. ¿Cómo (se dijo)
Pude engendrar este penoso hijo
Y la inacción dejé, que es la cordura?


¿Por qué di en agregar a la infinita
Serie un símbolo más? ¿Por qué a la vana
Madeja que en lo eterno se devana,
Di otra causa, otro efecto y otra cuita?

En la hora de angustia y de luz vaga,
En su Golem los ojos detenía.
¿Quién nos dirá las cosas que sentía
Dios, al mirar a su rabino en Praga?


Jorge Luis Borges
(El otro, el mismo, 1964)

lunes, 25 de junio de 2018

Cuerpo de mujer, blancas colinas, muslos blancos

                         Dolce far niente, Frederick Arthur Bridgman (h. 1885)

Cuerpo de mujer, blancas colinas, muslos blancos,
te pareces al mundo en tu actitud de entrega.
Mi cuerpo de labriego salvaje te socava
y hace saltar el hijo del fondo de la tierra.

Fui solo como un túnel. De mí huían los pájaros
y en mí la noche entraba su invasión poderosa.
Para sobrevivirme te forjé como un arma,
como una flecha en mi arco, como una piedra en mi honda.

Pero cae la hora de la venganza, y te amo.
Cuerpo de piel, de musgo, de leche ávida y firme.
Ah los vasos del pecho! Ah los ojos de ausencia!
Ah las rosas del pubis! Ah tu voz lenta y triste!

Cuerpo de mujer mía, persistiré en tu gracia.
Mi sed, mi ansia sin límite, mi camino indeciso!
Oscuros cauces donde la sed eterna sigue,
y la fatiga sigue, y el dolor infinito.


Pablo Neruda 
(Veinte poemas de amor y una canción desesperada, 1924)

sábado, 23 de junio de 2018

Nunca la Poesía entre gramático

                  Lago Ginebra desde Chexbres, Ferdinand Hodler (1905)

Nunca la Poesía entre gramático,
retórico artificio, horro señuelo.
Jamás la hembra para el macho en celo
nada más, sin amor pulcro y extático.

Nunca la Poesía el truco enfático,
la oratoria vacía, el vacuo anzuelo.
Jamás la Hembra la montura en pelo
–funcional– y en decúbito acrobático

nada más. La mujer no solo es nido:
la mujer, algo más que amante gruta
tibia, al socaire del toisón fragante.

También la Poesía: no el manido 
vano artilugio de humos que en voluta
se bebe el viento: no es el solo instante

la Poesía: sino la constante
proyección hacia dentro de la fruta
–del meollo– seor Don Relamido,
–del sentir– mi señora Doña Enjuta,
–del soñar– señorito Don Pedante.

León de Greiff
(Nova et Vetera, 1973)

miércoles, 13 de junio de 2018

Oscuro desamparo

                             Otoñal, Santiago Rusiñol (1910)

Qué tiernamente heridos marchamos por el tiempo,
golpeados por sueños que nunca se cumplieron
o que, al fin, se cumplieron para hacerse recuerdo,
nebulosa región de la melancolía.

Qué leve y largamente
vamos cayendo puros, solitarios, sombríos
como las tristes hojas del otoño
en los brazos de niebla que nos tiende el olvido.

Oh qué orfandad tan terca,
qué oscuro desamparo
este irse alejando beso a beso,
palabra tras palabra, sueño a sueño,
de la hora exacta en que vivir es cántico,
desplegada hermosura,
horizonte naciente de unos labios,
de un nombre,
de una piel sensitiva que llega como un alba hasta la sangre.

Rafael  Morales
(Prado de serpientes, 1982)
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...