viernes, 17 de mayo de 2019

Tu nombre ya me lo han dicho

     Mujer joven vestida de azul arreglando unas flores, Frederick Carl Frieseke (1915)

      Tu nombre ya me lo han dicho
pero yo no te conozco,
no te vi nunca la cara
ni sé el color de tus ojos.
Pero tu nombre ¡qué claro
lo voy diciendo en el fondo,
con sus siete letras firmes
de tres sílabas, sonoro!
Enamorada ya estoy
aunque yo no te conozco,
ni te vi nunca la cara,
ni sé el color de tus ojos. 


      Tu nombre ya me lo han dicho
con siete letras en corro.


Josefina de la Torre
(Poemas de la isla, 1930)

martes, 14 de mayo de 2019

Paisaje urbano

                            Frente al café, Lesse Ury (entre 1920-1929)
 
Ya pasea la luna sobre las azoteas.
En calles y avenidas los perfiles se agrandan.
En el momento lívido, que hace inclinar las hojas
las farolas encienden su luz de madrugada.

Un cielo, barnizado de cemento, sostiene
entre sus anchos dedos escasas luminarias.

Por el asfalto ruedan rehilanderas de acero
con sonoros flautines de voces esmaltadas.
Se estremece un tic-tac de pasos epilépticos.
Se disparan a un tiempo cohetes de miradas.

Se juega a serpentinas a través de las lunas
de los escaparates –cintura cinemática
.
Y se ven, dominando las huestes callejeras,
policías ecuestres con ondulantes capas.
Los vastos rascacielos emanan claridades
de ruedas Catalina y luces de Bengala,
que saltan a la calle gozosas de perderse
entre el rumor continuo de todas las pisadas.

Por las profundas venas, el metropolitano
veloz de puerto en puerto, acompasando escalas,
cruzando del suburbio a la gran avenida
en una eterna noche de sombras estrelladas.
 
Se ha tendido en lo alto, sobre las azoteas,
la etíope danzarina, dulce y desmelenada.
 
Concha Méndez
(Surtidor, 1928)
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