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Retrato idealizado de una dama, Sandro Botticcelli (1480)
El ídolo purísimo que adoro,
deidad al mundo y en el cielo diosa,
ya condolida de la dolorosa
deidad al mundo y en el cielo diosa,
ya condolida de la dolorosa
vida que paso de contino en lloro,
el ébano, marfil, nieve, ostro, oro,
la púrpura, coral, jacinto, y rosa
pasando por mi vista deseosa,
de invidia mata del Olimpo el coro.
Yo, que de la visión divina y rara,
cual nunca vieron ojos soberanos,
a no dudar de su deidad aprendo,
si yerro en adorar su lumbre clara,
desengáñeme amor, que con humanos
ojos por bien mi solo engaño atiendo.
Francisco De la Torre
(h. 1534-h. 1594)