Mostrando entradas con la etiqueta Rafael Morales. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Rafael Morales. Mostrar todas las entradas

miércoles, 13 de junio de 2018

Oscuro desamparo

                             Otoñal, Santiago Rusiñol (1910)

Qué tiernamente heridos marchamos por el tiempo,
golpeados por sueños que nunca se cumplieron
o que, al fin, se cumplieron para hacerse recuerdo,
nebulosa región de la melancolía.

Qué leve y largamente
vamos cayendo puros, solitarios, sombríos
como las tristes hojas del otoño
en los brazos de niebla que nos tiende el olvido.

Oh qué orfandad tan terca,
qué oscuro desamparo
este irse alejando beso a beso,
palabra tras palabra, sueño a sueño,
de la hora exacta en que vivir es cántico,
desplegada hermosura,
horizonte naciente de unos labios,
de un nombre,
de una piel sensitiva que llega como un alba hasta la sangre.

Rafael  Morales
(Prado de serpientes, 1982)

martes, 6 de abril de 2010

La acacia cautiva

Cercada por ladrillos y cemento,
por asfalto, carteles y oficinas,
entre discos de luz, entre bocinas
una acacia cautiva busca un viento.

Busca un campo tranquilo, el soñoliento
río sonoro que en sus aguas finas
lleva luces que fluyen diamantinas
en sosegado y suave movimiento.

Busca el salto del pez, el raudo brillo
de su escama fugaz y repentina,
con rápida sorpresa de cuchillo.

Busca la presurosa golondrina,
no la brutal tristeza del ladrillo
que finge roja sangre en cada esquina.

Rafael Morales
(Canción sobre el asfalto, 1954)

miércoles, 10 de junio de 2009

Primeras palabras

No sé de qué palabras
fui naciendo,
creciendo,
pujando lentamente
desde el silencio oscuro
como un árbol nocturno
hacia la luz del día.

Las primeras llegaron
tan sencillas,
tan puras,
congregando en mi vida
las sílabas maternas,
su inocencia de pétalo y de agua,
su limpia madrugada sustantiva.

Por todos mis sentidos
vinieron a la sangre,
desplegaron materias y noticias,
fluyeron por mis sueños arteriales.

Y de pronto brotaron
para el pan,
para el agua,
para el padre y la madre,
y la inocencia oscura
se me llenó de luminosos nombres.

Rafael Morales
(Entre tantos adioses, 1993)

jueves, 11 de diciembre de 2008

Cántico doloroso al cubo de la basura

Tu curva humilde, forma silenciosa,
le pone un triste anillo a la basura.
En ti se hizo redonda la ternura,
se hizo redonda, suave y dolorosa.

Cada cosa que encierras, cada cosa
tuvo esplendor, acaso hasta hermosura.
Aquí de una naranja se aventura
la herida piel que en el olvido posa.

Aquí de una manzana verde y fría
un resto llora zumo delicado
entre un polvo que nubla su agonía.

Oh, viejo cubo sucio y resignado,
desde tu corazón la pena envía
el llanto de lo humilde y lo olvidado.

Rafael Morales
(Canción sobre el asfalto, 1954)

viernes, 9 de mayo de 2008

Primavera

Era una noche azul; la primavera
inundaba mis sienes y mis manos,
y era el mundo, muchacha, un fruto inmenso,
cálido, abierto, mudo y entregado.

Sentí mi carne desprenderse, irse
por el paisaje misterioso y claro;
mi sangre fue con los arroyos lentos,
mi corazón perdiose en el espacio.

Era hermoso en la piel sentir el roce,
hecho leve suspiro, de los astros,
y tener en la mano, dulcemente,
un murmullo de nubes y de pájaros.

Me fundí con el aire, con las cosas,
sentí el fondo del mundo entre los labios
y palpité, en la noche inmensa, grande,
como un tremendo arcángel derramado.

Rafael Morales
(El corazón y la tierra, 1946)
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...