sábado, 31 de diciembre de 2016

Sueño con encontrar

 Muelle de Inverary por la mañana, Joseph Mallord William Turner (h. 1845)

Sueño con encontrar, como si fuera
posible de algún modo, un nuevo signo,
un espacio entre el ruido y el silencio,
un lugar en la ruina del paisaje
donde nunca será la misma luz:
                                                                               un horizonte
igual de acogedor que una campana,
la máquina de hacer maquinaciones,
el hombre en carne y hueso, del jardín
la arquitectura exacta, los sepulcros
donde poner a descansar el nombre
de las cosas. La voz, el nombre de la voz, un campo inmenso,
y no ser más lo que
nunca he querido ser, y reinventarme:
salir, como si fuera
posible de algún modo,
de la sonoridad hueca del mundo
de las palabras. No más nombres. Dicha.


Gonzalo Escarpa
(Fatiga de materiales, 2006)

lunes, 26 de diciembre de 2016

Soneto IV

                              Paisaje de montaña, Michael Lueger (1883)

    Un rato se levanta mi esperanza,
mas cansada de haberse levantado,
torna a caer, que deja, a mal mi grado,
libre el lugar a la desconfianza.

    ¿Quién sufrirá tan áspera mudanza
del bien al mal? ¡Oh corazón cansado,
esfuerza en la miseria de tu estado,
que tras fortuna suele haber bonanza!

    Yo mismo emprenderé a fuerza de brazos
romper un monte que otro no rompiera,
de mil inconvenientes muy espeso;

    muerte, prisión no pueden, ni embarazos,
quitarme de ir a veros como quiera,
desnudo espirtu u hombre en carne y hueso.


Garcilaso de la Vega
(h.1501-1536)

jueves, 22 de diciembre de 2016

Nadie es quien dice ser



En lo alto de tu Torre de Babel 
puedes contemplar el mundo a tus pies.
Ya lo has hecho realidad, 
ya lo has conseguido todo. 
Ya no te queda rival, 
ya estás solo. 

Como el rey de una tragedia en su escenario 
nos impones tu papel imaginario. 
Desde Río a Nueva York, 
desde Shanghái hasta Roma 
todo el mundo se abandona en tu honor. 

Dime por qué a tu alrededor
todos sonríen a tu paso.
Brillas tanto como el sol... 

Pero antes de irte, 
quiero que sepas 
que nada es más triste 
que el rey de una fiesta 
donde nadie es quien dice ser. 

Imposible ser el rey sin ser vasallo. 
Reducido a un simple actor encasillado 
interpretas tu papel como un títere asustado 
mientras ves tu imperio desaparecer 
como arena entre tus manos. 

Dime qué ves a tu alrededor.
Todos celebran tu fracaso. 
¡Abran paso al perdedor! 
Nadie es quien dice ser.

Antes de irte, 
quiero que sepas 
que nada es más triste 
que el rey de una fiesta 
donde nadie es quien dice ser. 
 
Hay mercaderes disfrazados de políticos 
vendiendo hasta la última vela del barco. 
Hay diplomáticos con la única misión 
de no meter jamás los pies en ningún charco.
Hay un consejo de ministros comunistas 
presidido por el director de un banco.
Hay violadores enseñando la palabra de Dios 
financiados por un estado laico.

Nadie es quien dice ser.

Marcos Cao
(Océano Caos, 2016)

Nuestro amigo Marcos Cao, antiguo integrante de La sonrisa de Julia, acaba de sacar su primer disco en solitario Océano Caos, al que pertenecen esta canción y el videoclip oficial. Le deseamos mucha suerte en esta nueva aventura.

martes, 20 de diciembre de 2016

Garcilaso, que al bien siempre aspiraste

 Supuesto retrato de Garcilaso de la Vega, Jacopo Carucci Pontormo (1494-1557)

    Garcilaso, que al bien siempre aspiraste,
y siempre con tal fuerza le seguiste,
que a pocos pasos que tras él corriste,
en todo enteramente le alcanzaste;


    dime: ¿por qué tras ti no me llevaste,
cuando de esta mortal tierra partiste?
¿Por qué al subir a lo alto que subiste,
acá en esta bajeza me dejaste?

    Bien pienso yo que si poder tuvieras
de mudar algo lo que está ordenado,
en tal caso de mí no te olvidaras.


    Que, o quisieras honrarme con tu lado,
o, a lo menos, de mí te despidieras,
o si esto no, después por mí tornaras.


Juan Boscán
(1490-1542)

domingo, 18 de diciembre de 2016

Garcilaso y Boscán, siendo llegados

                                  Seis poetas toscanos, Giorgio Vasari (1544)

    Garcilaso y Boscán, siendo llegados
al lugar donde están los trovadores
que en esta nuestra lengua y sus primores
fueron en este siglo señalados,

    los unos a los otros alterados
se miran, con mudanza de colores,
temiéndose que fuesen corredores
espías o enemigos desmandados;

    y juzgando primero por el traje,
pareciéronles ser, como debía,
gentiles españoles caballeros;


    y oyéndoles hablar nuevo lenguaje
mezclado de extranjera poesía,
con los ojos los miraban de extranjeros.


Cristóbal de Castillejo
(1490-1550)

lunes, 12 de diciembre de 2016

Romance de don Tristán de Leonís y de la reina Iseo

                                 Tristán e Isolda, Edmund Leighton (1902)

Herido está don Tristán
de una muy mala lanzada,
diérasela el rey su tío
por celos que de él cataba;
diósela desde una torre,
con una lanza herbolada:

el hierro tiene en el cuerpo,
de fuera le tiembla el asta.
Mal se queja don Tristán,
que la muerte le aquejaba;
preguntando por Iseo,
muy tristemente lloraba:
"¿Qué es de ti, la mi señora?

Mala sea tu tardanza,
que si mis ojos te viesen,
sanaría esta mi llaga."

Llegó allí la reina Iseo,
la su linda enamorada,
cubierta de paños negros,
sin del rey dársele nada:
"¡Quien vos hirió, don Tristán,
heridas tenga de rabia,
y que no halle maestro
que supiese de sanallas!"
Júntanse boca con boca,
juntos quieren dar el alma;

llora el uno, llora el otro,
la tierra toda se baña;
allí donde los entierran
nace una azucena blanca.


Anónimo
(Siglo XV)

viernes, 9 de diciembre de 2016

Romance de la jura de Santa Gadea

                 Jura de Santa Gadea, Armando Menocal (1889)

En Santa Gadea de Burgos
do juran los hijosdalgo,
allí toma juramento
el Cid al rey castellano,
sobre un cerrojo de hierro
y una ballesta de palo.
Las juras eran tan recias
que al buen rey ponen espanto.

—Villanos te maten, rey,
villanos, que no hidalgos;
abarcas traigan calzadas,
que no zapatos con lazo;
traigan capas aguaderas,
no capuces ni tabardos;
con camisones de estopa,
no de holanda ni labrados;
cabalguen en sendas burras,
que no en mulas ni en caballos,
las riendas traigan de cuerda,
no de cueros fogueados;
mátente por las aradas,
no en camino ni en poblado;
con cuchillos cachicuernos,
no con puñales dorados;
sáquente el corazón vivo,
por el derecho costado,
si no dices la verdad
de lo que te es preguntado:
si tú fuiste o consentiste
en la muerte de tu hermano.

Las juras eran tan fuertes
que el rey no las ha otorgado.
Allí habló un caballero
de los suyos más privado:
—Haced la jura, buen rey,
no tengáis de eso cuidado,
que nunca fue rey traidor,
ni Papa descomulgado.
Jura entonces el buen rey
que en tal nunca se ha hallado.
Después habla contra el Cid
malamente y enojado:
—Mucho me aprietas, Rodrigo,
Cid, muy mal me has conjurado,
mas si hoy me tomas la jura,
después besarás mi mano.
—Aqueso será, buen rey,
como fuer galardonado,
porque allá en cualquier tierra
dan sueldo a los hijosdalgo.
—¡Vete de mis tierras, Cid,
mal caballero probado,
y no me entres más en ellas,
desde este día en un año!
—Que me place —dijo el Cid—,
que me place de buen grado,
por ser la primera cosa
que mandas en tu reinado.
Tú me destierras por uno,
yo me destierro por cuatro.

Ya se partía el buen Cid
sin al rey besar la mano;
ya se parte de sus tierras,
de Vivar y sus palacios:
las puertas deja cerradas,
los alamudes echados,
las cadenas deja llenas
de podencos y de galgos;
solo lleva sus halcones,
los pollos y los mudados.
Con él iban los trescientos
caballeros hijosdalgo;
los unos iban a mula
y los otros a caballo;
todos llevan lanza en puño,
con el hierro acicalado,
y llevan sendas adargas
con borlas de colorado.
Por una ribera arriba
al Cid van acompañando;
acompañándolo iban
mientras él iba cazando.


Anónimo
(Siglo XV)

martes, 6 de diciembre de 2016

Coplas por la muerte de su padre (fragmento)


     Danza macabra, grabado de Gerhard Altzenbach (1673)

                     XIV
 
Esos reyes poderosos
que vemos por escrituras
ya pasadas
con casos tristes, llorosos,
fueron sus buenas venturas
trastornadas;
así, que no hay cosa fuerte,
que a papas y emperadores
y prelados,
así los trata la muerte
como a los pobres pastores
de ganados.                    [...]

                XVI
 
¿Qué se hizo el rey don Juan?
Los infantes de Aragón
¿qué se hicieron?
¿Qué fue de tanto galán,
qué de tanta invención
como trajeron?
Las justas y los torneos,
paramentos, bordaduras
y cimeras,
¿fueron sino devaneos?
¿Qué fueron sino verduras
de las eras?

                XVII
 
¿Qué se hicieron las damas,
sus tocados, sus vestidos,
sus olores?
¿Qué se hicieron las llamas
de los fuegos encendidos
de amadores?
¿Qué se hizo aquel trovar,
las músicas acordadas
que tañían?
¿Qué se hizo aquel danzar,
aquellas ropas chapadas
que traían?                   [...]

                 XXIII

Tantos duques excelentes,
tantos marqueses y condes
y varones
como vimos tan potentes,
di, muerte, ¿dó los escondes,
y traspones?
Y las sus claras hazañas
que hicieron en las guerras
y en las paces,
cuando tú, cruda, te ensañas,
con tu fuerza, las aterras
y deshaces.
 
Jorge Manrique
(h. 1440-1479)

lunes, 5 de diciembre de 2016

Tus casos falaces, Fortuna, cantamos

 Códice del Carmina Burana con la rueda de la diosa Fortuna, anónimo (h. 1230)

    Tus casos falaces, Fortuna, cantamos,
estados de gentes que giras y trocas;
tus grandes discordias, tus firmezas pocas,
y los que en tu rueda quejosos hallamos.
Hasta que al tiempo de ahora vengamos
de hechos pasados codicia mi pluma
y de los presentes hacer breve suma,
y dé fin Apolo, pues nos comenzamos. [...]

    ¿Pues cómo, Fortuna, regir todas cosas
con ley absoluta, sin orden te place?
¿Tú no harías lo que el cielo hace,
y hacen los tiempos, las plantas y rosas?
O muestra tus obras ser siempre dañosas,
o prósperas, buenas, durables, eternas;
no nos fatigues con veces alternas,
alegres ahora y ahora enojosas.

     Mas bien acatando tu varia mudanza,
por ley te gobiernas, aunque discrepante,
porque tu firmeza es no ser constante,
tu temperamento es destemperanza,
tu más cierta orden es desordenanza,
es la tu regla ser muy enorme,
tu conformidad es no ser conforme,
tú desesperas a toda esperanza.
 

Juan de Mena
(Laberinto de Fortuna, Siglo XV)

sábado, 3 de diciembre de 2016

Fortuna Imperatrix Mundi


           O Fortuna, fragmento del Carmina Burana, cantata compuesta por Carl Orff entre 1935 y 1936

O Fortuna,
velut Luna
statu variabilis,
semper crescis
aut decrescis;
vita detestabilis
nunc obdurat
et tunc curat
ludo mentis aciem,
egestatem,
potestatem
dissolvit ut glaciem.


Sors immanis
et inanis,
rota tu volubilis,
status malus,
vana salus
semper dissolubilis,
obumbrata
et velata
michi quoque niteris;
nunc per ludum
dorsum nudum
fero tui sceleris.


Sors salutis
et virtutis
michi nunc contraria,
est affectus
et defectus
semper in angaria.
Hac in hora
sine mora
corde pulsum tangite;
quod per sortem
sternit fortem,
mecum omnes plangite!


Anónimo
(Siglo XIII)

Fortuna, Emperatriz del Mundo

¡Oh, Fortuna,
como la luna,

de condición variable,
siempre creces
o decreces!
La detestable vida
primero embota
y después estimula,
como juego,

la agudeza de la mente.
La pobreza
y el poder
los disuelve como al hielo.


Suerte cruel
e inútil,
tú eres una rueda voluble
de mala condición;
vana salud,
siempre disoluble,
cubierta de sombras
y velada
 
brillas también para mí;
ahora, por el juego
de tu maldad,
llevo la espalda desnuda.


La suerte de la salud
y de la virtud
ahora me es contraria;
los afectos
y las carencias
vienen siempre como cosa impuesta.
En esta hora,
sin demora,
impulsad los latidos del corazón,
el cual, por azar
hace caer al fuerte;
¡llorad todos conmigo!
 

[Traducción al castellano de José García Illa, en La justa entonación.]

Este poema, perteneciente al Carmina Burana, fue creado entre los años 1100 y 1200 y escrito en el latín medieval de las Vagantenlieder, poesías de los vagabundos goliardos. Gracias a la versión realizada por Carl Orff en 1936, ha alcanzado fama mundial.


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