lunes, 12 de diciembre de 2016

Romance de don Tristán de Leonís y de la reina Iseo

                                 Tristán e Isolda, Edmund Leighton (1902)

Herido está don Tristán
de una muy mala lanzada,
diérasela el rey su tío
por celos que de él cataba;
diósela desde una torre,
con una lanza herbolada:

el hierro tiene en el cuerpo,
de fuera le tiembla el asta.
Mal se queja don Tristán,
que la muerte le aquejaba;
preguntando por Iseo,
muy tristemente lloraba:
"¿Qué es de ti, la mi señora?

Mala sea tu tardanza,
que si mis ojos te viesen,
sanaría esta mi llaga."

Llegó allí la reina Iseo,
la su linda enamorada,
cubierta de paños negros,
sin del rey dársele nada:
"¡Quien vos hirió, don Tristán,
heridas tenga de rabia,
y que no halle maestro
que supiese de sanallas!"
Júntanse boca con boca,
juntos quieren dar el alma;

llora el uno, llora el otro,
la tierra toda se baña;
allí donde los entierran
nace una azucena blanca.


Anónimo
(Siglo XV)

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