sábado, 5 de abril de 2025

Las moscas

                        Postre, Carducius Plantagenet Ream (h. 1861-1897)

    A un panal de rica miel
dos mil moscas acudieron,
que por golosas murieron,
presas de patas en él.
Otra dentro de un pastel
enterró su golosina.
    Así, si bien se examina,
los humanos corazones
perecen en las prisiones
del vicio que los domina.

Félix María de Samaniego
              (1745-1801)

martes, 1 de abril de 2025

Verde embeleso de la vida humana

                 Esperanza, George Frederic Watts (1886)

Verde embeleso de la vida humana,
loca Esperanza, frenesí dorado,
sueño de los despiertos intrincado,
como de sueños, de tesoros vana;

alma del mundo, senectud lozana,
decrépito verdor imaginado;
el hoy de los dichosos esperado
y de los desdichados el mañana:

sigan tu sombra en busca de tu día
los que, con verdes vidrios por anteojos,
todo lo ven pintado a su deseo;

que yo, más cuerda en la fortuna mía,
tengo en entrambas manos ambos ojos
y solamente lo que toco veo.

Sor Juana Inés de la Cruz
             (1651-1695)

viernes, 28 de marzo de 2025

Huye del sol el sol, y se deshace

                               Atardecer en Yalta, Ivan Aivazovsky (1861)

Huye del sol el sol, y se deshace
la vida a manos de la propia vida,
del tiempo que, a sus partos homicida,
en mies de siglos las edades pace.

Nace la vida, y con la vida nace
del cadáver la fábrica temida.
¿Qué teme, pues, el hombre en la partida,
si vivo estriba en lo que muerto yace?

Lo que pasó ya falta, lo futuro
aún no se vive, lo que está presente
no está, porque es su esencia el movimiento.

Lo que se ignora es solo lo seguro,
este mundo, república de viento,
que tiene por monarca un accidente.

Gabriel Bocángel
   (1603-1658)

lunes, 24 de marzo de 2025

A un chopo, semejante en desgracia a su amor

                        Avenida de chopos en Moret, Alfred Sisley (1888)

Remataba en los cielos su belleza,
alivio, un alto chopo, a un verde prado,
amante de una vid y de ella amado,
que amor halló aposento en su dureza.

Soberbia, exenta, altiva su cabeza
era lengua del céfiro enojado,
del verde campo rey, pues, coronado, 
daba leyes de amor en su corteza.

Robole su corona airado el viento;
sintió tanto su mal, que fue tornada
en verde oscura su esperanza verde.

Yo, sin los lazos de mi Celia amada,
¿qué mucho a tal me traiga un pensamiento,
si un árbol me dio Amor que me lo acuerde?

Luis Carrillo y Sotomayor
            (h. 1585-1610)

sábado, 22 de marzo de 2025

Al cisne

                                    Cisnes en Reeds, Bruno Liljefors (1907)

Ave de nieve que rompiendo espumas
de ese cristal lascivo donde cantas,
las cándidas espumas que levantas
son igual competencia de tus plumas.

No es bien que cuando mueres lo presumas,
porque tu vida empieza en lo que cantas,
que a tus méritos propios te adelantas,
para adquirir las alabanzas sumas.

Cantando con espíritu del cielo,
te despides del orbe de la tierra:
que allá premio a sus méritos previenes.

Mas si es tu voz un cielo acá en el suelo,
solo por nuestro daño se destierra,
que en ella misma lo que buscas tienes.

Alonso Jerónimo de Salas Barbadillo
                   (1581-1635)
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