contemplando las brasas del anochecer, posible todavía.
Todo fue consumado en su destino, definitivamente inalterable
Todo fue consumado en su destino, definitivamente inalterable
desde ahora
como el mar en un cuadro,
como el mar en un cuadro,
y sin embargo el cielo continúa pasando con sus angelicales
procesiones.
Ningún pato salvaje interrumpió su vuelo hacia el oeste;
Ningún pato salvaje interrumpió su vuelo hacia el oeste;
allá lejos seguirán floreciendo los ciruelos, blancos, como si
nada,
y alguien en cualquier parte levantará su casa
y alguien en cualquier parte levantará su casa
sobre el polvo y el humo de otra casa.
Inhóspito este mundo.
Inhóspito este mundo.
Áspero este lugar de nunca más.
Por una fisura del corazón sale un pájaro negro y es la noche
–¿o acaso será un dios que cae agonizando sobre el mundo?-,
pero nadie lo ha visto, nadie sabe,
Por una fisura del corazón sale un pájaro negro y es la noche
–¿o acaso será un dios que cae agonizando sobre el mundo?-,
pero nadie lo ha visto, nadie sabe,
ni el que se va creyendo que de los lazos rotos nacen preciosas
alas,
los instantáneos nudos del azar, la inmortal aventura,
aunque cada pisada clausure con un sello todos los paraísos
los instantáneos nudos del azar, la inmortal aventura,
aunque cada pisada clausure con un sello todos los paraísos
prometidos.
Ella oyó en cada paso la condena.
Y ahora ya no es más que una remota, inmóvil mujer en su
Ella oyó en cada paso la condena.
Y ahora ya no es más que una remota, inmóvil mujer en su
ventana,
la simple arquitectura de la sombra aislada en su piel,
como si alguna vez una frontera, un muro, un silencio, un
la simple arquitectura de la sombra aislada en su piel,
como si alguna vez una frontera, un muro, un silencio, un
adiós,
hubieran sido el verdadero límite,
hubieran sido el verdadero límite,
el abismo final entre una mujer y un hombre.
Olga Orozco
(Con esta boca, en este mundo, 1994)

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