domingo, 17 de noviembre de 2013

Jardín de nuevo, IV

 

                                  Acme y Septimio, Frederic Leighton (h. 1868)

Si ella me ofreciera de su boca nuevamente
la manzana del árbol de la vida
y como ayer brillaran los ojos de la sierpe
por detrás de su corteza encarnada
igual mordería por besarla aunque supiera
el misterio del edénico exilio,
la vergüenza que cubre los sueños más hermosos
y la sed de los jardines perdidos.


Si ella me llamara ven amor desde las torres
del templo de las nubes subiría;
si a brazo no pudiera lo haría a santidad,
buscando muerte lenta y buenas obras
para que al fin me nacieran dos alas de oro
en la espalda cargada de milagros
y volar y hacer pudiera de aire nuestro nido,
el nuevo paraíso de los labios.


Si ella me llamara Salomón y rey yo fuera
y postradas de hinojos ante mí
princesas concubinas, mancebos querubines
cantaran ven al tálamo florido
a todos negaría mi cuerpo, que es el suyo,
y a la casa pequeña volvería
mordiendo una vez más lo que escapa a Salomón:
la manzana del árbol de la vida.


Álvaro Tato
(Hexateuco, 2000)

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