Canto para matar a una culebra.
¡Mayombe—bombe—mayombé!
¡Mayombe—bombe—mayombé!
¡Mayombe—bombe—mayombé!
La culebra tiene los ojos de vidrio;
la culebra viene y se enreda en un palo;
con sus ojos de vidrio, en un palo,
con sus ojos de vidrio.
La culebra camina sin patas;
la culebra se esconde en la yerba;
caminando se esconde en la yerba,
caminando sin patas.
¡Mayombe—bombe—mayombé!
¡Mayombe—bombe—mayombé!
¡Mayombe—bombe—mayombé!
Tú le das con el hacha y se muere:
¡dale ya!
¡No le des con el pie, que te muerde,
no le des con el pie, que se va!
Sensemayá, la culebra,
sensemayá.
Sensemayá, con sus ojos,
sensemayá.
Sensemayá, con su lengua,
sensemayá.
Sensemayá, con su boca,
sensemayá.
La culebra muerta no puede comer,
la culebra muerta no puede silbar,
no puede caminar,
no puede correr.
La culebra muerta no puede mirar,
la culebra muerta no puede beber,
no puede respirar
no puede morder.
¡Mayombe—bombe—mayombé!
Sensemayá, la culebra...
¡Mayombe—bombe—mayombé!
Sensemayá, no se mueve...
¡Mayombe—bombe—mayombé!
Sensemayá, la culebra...
¡Mayombe—bombe—mayombé!
Sensemayá, se murió.
Nicolás Guillén
(West Indies, Ltd., 1934)
Aquí está el poema diario que utilizamos para ir fortaleciendo la inteligencia y la sensibilidad de nuestros alumnos. Si alguien encuentra un bálsamo o un revulsivo en esta diaria medicina, bienvenido sea.
miércoles, 24 de junio de 2009
lunes, 22 de junio de 2009
Casida del llanto
He cerrado mi balcón
porque no quiero oír el llanto,
pero por detrás de los grises muros
no se oye otra cosa que el llanto.
Hay muy pocos ángeles que canten,
hay muy pocos perros que ladren,
mil violines caben en la palma de mi mano.
Pero el llanto es un perro inmenso,
el llanto es un ángel inmenso,
el llanto es un violín inmenso,
las lágrimas amordazan al viento,
y no se oye otra cosa que el llanto
Federico García Lorca
(Divan del Tamarit, 1936)
porque no quiero oír el llanto,
pero por detrás de los grises muros
no se oye otra cosa que el llanto.
Hay muy pocos ángeles que canten,
hay muy pocos perros que ladren,
mil violines caben en la palma de mi mano.
Pero el llanto es un perro inmenso,
el llanto es un ángel inmenso,
el llanto es un violín inmenso,
las lágrimas amordazan al viento,
y no se oye otra cosa que el llanto
Federico García Lorca
(Divan del Tamarit, 1936)
jueves, 18 de junio de 2009
Te recuerdo como eras en el último otoño
Te recuerdo como eras en el último otoño.
Eras la boina gris y el corazón en calma.
En tus ojos peleaban las llamas del crepúsculo.
Y las hojas caían en el agua de tu alma.
Apegada a mis brazos como una enredadera,
las hojas recogían tu voz lenta y en calma.
Hoguera de estupor en que mi sed ardía.
Dulce jacinto azul torcido sobre mi alma.
Siento viajar tus ojos y es distante el otoño:
boina gris, voz de pájaro y corazón de casa
hacia donde emigraban mis profundos anhelos
y caían mis besos alegres como brasas.
Cielo desde un navío. Campo desde los cerros.
Tu recuerdo es de luz, de humo, de estanque en calma!
Más allá de tus ojos ardían los crepúsculos.
Hojas secas de otoño giraban en tu alma.
Pablo Neruda
(Veinte poemas de amor y una canción desesperada, 1924)
Eras la boina gris y el corazón en calma.
En tus ojos peleaban las llamas del crepúsculo.
Y las hojas caían en el agua de tu alma.
Apegada a mis brazos como una enredadera,
las hojas recogían tu voz lenta y en calma.
Hoguera de estupor en que mi sed ardía.
Dulce jacinto azul torcido sobre mi alma.
Siento viajar tus ojos y es distante el otoño:
boina gris, voz de pájaro y corazón de casa
hacia donde emigraban mis profundos anhelos
y caían mis besos alegres como brasas.
Cielo desde un navío. Campo desde los cerros.
Tu recuerdo es de luz, de humo, de estanque en calma!
Más allá de tus ojos ardían los crepúsculos.
Hojas secas de otoño giraban en tu alma.
Pablo Neruda
(Veinte poemas de amor y una canción desesperada, 1924)
lunes, 15 de junio de 2009
Je te l'ai dit pour les nuages
Je te l'ai dit pour les nuages
Je te l'ai dit pour l'arbre de la mer
Pour chaque vague pour les oiseaux dans les feuilles
Pour les cailloux du bruit
Pour les mains familières
Pour l'oeil qui devient visage ou paysage
Et le sommeil lui rend le ciel de sa couleur
Pour toute la nuit bue
Pour la grille des routes
Pour la fenêtre ouverte pour un front découvert
Je te l'ai dit pour tes pensées pour tes paroles
Toute caresse toute confiance se survivent.
Paul Éluard
(L'amour, la poésie, 1929)
Versión en castellano de Un poema cada día
Te lo he dicho para las nubes
Te lo he dicho para el árbol del mar
Para cada ola para los pájaros en las hojas
Para las piedras del ruido
Para las manos familiares
Para el ojo que se torna rostro o paisaje
Y el sueño le devuelve el cielo de su color
Para toda la noche bebida
Para la verja de los caminos
Para la ventana abierta para una frente descubierta
Te lo he dicho para tus pensamientos para tus palabras
Toda caricia toda confianza se sobreviven.
Je te l'ai dit pour l'arbre de la mer
Pour chaque vague pour les oiseaux dans les feuilles
Pour les cailloux du bruit
Pour les mains familières
Pour l'oeil qui devient visage ou paysage
Et le sommeil lui rend le ciel de sa couleur
Pour toute la nuit bue
Pour la grille des routes
Pour la fenêtre ouverte pour un front découvert
Je te l'ai dit pour tes pensées pour tes paroles
Toute caresse toute confiance se survivent.
Paul Éluard
(L'amour, la poésie, 1929)
Versión en castellano de Un poema cada día
Te lo he dicho para las nubes
Te lo he dicho para el árbol del mar
Para cada ola para los pájaros en las hojas
Para las piedras del ruido
Para las manos familiares
Para el ojo que se torna rostro o paisaje
Y el sueño le devuelve el cielo de su color
Para toda la noche bebida
Para la verja de los caminos
Para la ventana abierta para una frente descubierta
Te lo he dicho para tus pensamientos para tus palabras
Toda caricia toda confianza se sobreviven.
miércoles, 10 de junio de 2009
Primeras palabras
No sé de qué palabras
fui naciendo,
creciendo,
pujando lentamente
desde el silencio oscuro
como un árbol nocturno
hacia la luz del día.
Las primeras llegaron
tan sencillas,
tan puras,
congregando en mi vida
las sílabas maternas,
su inocencia de pétalo y de agua,
su limpia madrugada sustantiva.
Por todos mis sentidos
vinieron a la sangre,
desplegaron materias y noticias,
fluyeron por mis sueños arteriales.
Y de pronto brotaron
para el pan,
para el agua,
para el padre y la madre,
y la inocencia oscura
se me llenó de luminosos nombres.
Rafael Morales
(Entre tantos adioses, 1993)
fui naciendo,
creciendo,
pujando lentamente
desde el silencio oscuro
como un árbol nocturno
hacia la luz del día.
Las primeras llegaron
tan sencillas,
tan puras,
congregando en mi vida
las sílabas maternas,
su inocencia de pétalo y de agua,
su limpia madrugada sustantiva.
Por todos mis sentidos
vinieron a la sangre,
desplegaron materias y noticias,
fluyeron por mis sueños arteriales.
Y de pronto brotaron
para el pan,
para el agua,
para el padre y la madre,
y la inocencia oscura
se me llenó de luminosos nombres.
Rafael Morales
(Entre tantos adioses, 1993)
martes, 9 de junio de 2009
Longa noite de pedra
O teito é de pedra.
De pedra son os muros
i as tebras.
De pedra o chan
i as reixas.
As portas,
as cadeas,
o aire,
as fenestras,
as olladas,
son de pedra.
Os corazós dos homes
que ao lonxe espreitan,
feitos están
tamén
de pedra.
I eu, morrendo
nesta longa noite
de pedra.
Celso Emilio Ferreiro
(Longa noite de pedra, 1962)
Versión en castellano de Un poema cada día
El techo es de piedra.
De piedra son los muros
y las tinieblas.
De piedra el suelo
y las rejas.
Las puertas,
las cadenas,
el aire.
las ventanas,
las miradas,
son de piedra.
Los corazones de los hombres
que a lo lejos acechan,
hechos están
también
de piedra.
Y yo, muriendo
en esta larga noche
de piedra.
(Larga noche de piedra)
De pedra son os muros
i as tebras.
De pedra o chan
i as reixas.
As portas,
as cadeas,
o aire,
as fenestras,
as olladas,
son de pedra.
Os corazós dos homes
que ao lonxe espreitan,
feitos están
tamén
de pedra.
I eu, morrendo
nesta longa noite
de pedra.
Celso Emilio Ferreiro
(Longa noite de pedra, 1962)
Versión en castellano de Un poema cada día
El techo es de piedra.
De piedra son los muros
y las tinieblas.
De piedra el suelo
y las rejas.
Las puertas,
las cadenas,
el aire.
las ventanas,
las miradas,
son de piedra.
Los corazones de los hombres
que a lo lejos acechan,
hechos están
también
de piedra.
Y yo, muriendo
en esta larga noche
de piedra.
(Larga noche de piedra)
lunes, 8 de junio de 2009
Descripción de mi esposa
Ella es mi escarabajo sagrado
Ella es mi cripta de amatista
Ella es mi ciudadela lacustre
Ella es mi palomar de silencio
Ella es mi tapia de jazmines
Ella es mi langosta de oro
Ella es mi kiosko de música
Ella es mi lecho de malaquita
Ella es mi medusa dorada
Ella es mi caracol de seda
Ella es mi cuarto de ranúnculos
Ella es mi topacio amarillo
Ella es mi Anadiómena marina
Ella es mi Ageronia atlantis
Ella es mi puerta de oricalco
Ella es mi palanquín de hojas
Ella es mi postre de ciruelas
Ella es mi pentagrama de sangre
Ella es mi oráculo de besos
Ella es mi estrella boreal.
Carlos Edmundo de Ory
(Metanoia, 1978)
Ella es mi cripta de amatista
Ella es mi ciudadela lacustre
Ella es mi palomar de silencio
Ella es mi tapia de jazmines
Ella es mi langosta de oro
Ella es mi kiosko de música
Ella es mi lecho de malaquita
Ella es mi medusa dorada
Ella es mi caracol de seda
Ella es mi cuarto de ranúnculos
Ella es mi topacio amarillo
Ella es mi Anadiómena marina
Ella es mi Ageronia atlantis
Ella es mi puerta de oricalco
Ella es mi palanquín de hojas
Ella es mi postre de ciruelas
Ella es mi pentagrama de sangre
Ella es mi oráculo de besos
Ella es mi estrella boreal.
Carlos Edmundo de Ory
(Metanoia, 1978)
viernes, 5 de junio de 2009
Gacela del amor desesperado
La noche no quiere venir
para que tú no vengas,
ni yo pueda ir.
Pero yo iré,
aunque un sol de alacranes me coma la sien.
Pero tú vendrás
con la lengua quemada por la lluvia de sal.
El día no quiere venir
para que tú no vengas,
ni yo pueda ir.
Pero yo iré
entregando a los sapos mi mordido clavel.
Pero tú vendrás
por las turbias cloacas de la oscuridad.
Ni la noche ni el día quieren venir
para que por ti muera
y tú mueras por mí.
Federico García Lorca
(Diván del Tamarit, 1936)
para que tú no vengas,
ni yo pueda ir.
Pero yo iré,
aunque un sol de alacranes me coma la sien.
Pero tú vendrás
con la lengua quemada por la lluvia de sal.
El día no quiere venir
para que tú no vengas,
ni yo pueda ir.
Pero yo iré
entregando a los sapos mi mordido clavel.
Pero tú vendrás
por las turbias cloacas de la oscuridad.
Ni la noche ni el día quieren venir
para que por ti muera
y tú mueras por mí.
Federico García Lorca
(Diván del Tamarit, 1936)
jueves, 4 de junio de 2009
Exceso de vida
Desde que te conozco tengo en cuenta la muerte.
Pero lo que presiento no se parece en nada
a la común tristeza. Más bien es certidumbre
de la totalidad de mis días en este
mundo donde he podido encontrarme contigo.
De pronto tengo toda la impaciencia de todos
los que amaron y aman, la urgencia incompartible
de los enamorados. No quiero geografía
sino amor, es lo único que mi corazón sabe.
En mi vida no cabe este exceso de vida.
Mejor, si te dijera que medito las cosas
(fronteras y distancias) en los términos propios
de la resurrección, cuando nos alzaremos
sobre las coordenadas del tiempo y el espacio,
independientemente del mar que nos separa.
Sueño con el momento perfecto del abrazo
sin prisa, de los besos que quedaron sin darse.
Sueño con que tu cuerpo vive junto a mi cuerpo
y espero la mañana en la que no habrá límites.
Juan Antonio González Iglesias
(Eros es más, 2007)
.
Pero lo que presiento no se parece en nada
a la común tristeza. Más bien es certidumbre
de la totalidad de mis días en este
mundo donde he podido encontrarme contigo.
De pronto tengo toda la impaciencia de todos
los que amaron y aman, la urgencia incompartible
de los enamorados. No quiero geografía
sino amor, es lo único que mi corazón sabe.
En mi vida no cabe este exceso de vida.
Mejor, si te dijera que medito las cosas
(fronteras y distancias) en los términos propios
de la resurrección, cuando nos alzaremos
sobre las coordenadas del tiempo y el espacio,
independientemente del mar que nos separa.
Sueño con el momento perfecto del abrazo
sin prisa, de los besos que quedaron sin darse.
Sueño con que tu cuerpo vive junto a mi cuerpo
y espero la mañana en la que no habrá límites.
Juan Antonio González Iglesias
(Eros es más, 2007)
.
miércoles, 3 de junio de 2009
Lo imperdonable
Si olvidáis los amigos, burla hacéis del artista,
pobre comprensión dais al genio más profundo,
Dios sabe perdonarlo; pero nunca perdona
que perturbéis la paz de los amantes.
(F. Hölderlin, 1770-1843,
versión de Luis Cernuda)
pobre comprensión dais al genio más profundo,
Dios sabe perdonarlo; pero nunca perdona
que perturbéis la paz de los amantes.
(F. Hölderlin, 1770-1843,
versión de Luis Cernuda)
martes, 2 de junio de 2009
Otro ritmo posible
Un buen verso
no sacia el hambre.
Un buen verso
no construye un jardín.
Un buen verso
no derriba al tirano.
Un verso
en el mejor de los casos consigue
cortarte la respiración
(la digestión casi nunca)
y su ritmo insinúa otro ritmo posible
para tu sangre y para los planetas.
Jorge Riechmann
(Poesía practicable, 1990)
no sacia el hambre.
Un buen verso
no construye un jardín.
Un buen verso
no derriba al tirano.
Un verso
en el mejor de los casos consigue
cortarte la respiración
(la digestión casi nunca)
y su ritmo insinúa otro ritmo posible
para tu sangre y para los planetas.
Jorge Riechmann
(Poesía practicable, 1990)
lunes, 1 de junio de 2009
Ajeno
Largo se le hace el día a quien no ama
y él lo sabe. Y él oye ese tañido
corto y duro del cuerpo, su cascada
canción, siempre sonando a lejanía.
Cierra su puerta y queda bien cerrada;
sale y, por un momento, sus rodillas
se le van hacia el suelo. Pero el alba,
con peligrosa generosidad,
le refresca y le yergue. Está muy clara
su calle, y la pasea con pie oscuro,
y cojea en seguida porque anda
sólo con su fatiga. Y dice aire:
palabras muertas con su boca viva.
Prisionero por no querer, abraza
su propia soledad. Y está seguro,
más seguro que nadie porque nada
poseerá; y él bien sabe que nunca
vivirá aquí, en la tierra. A quien no ama,
¿cómo podemos conocer o cómo
perdonar? Día largo y aún más larga
la noche. Mentirá al sacar la llave.
Entrará. Y nunca habitará su casa.
Claudio Rodríguez
(Alianza y Condena, 1965)
y él lo sabe. Y él oye ese tañido
corto y duro del cuerpo, su cascada
canción, siempre sonando a lejanía.
Cierra su puerta y queda bien cerrada;
sale y, por un momento, sus rodillas
se le van hacia el suelo. Pero el alba,
con peligrosa generosidad,
le refresca y le yergue. Está muy clara
su calle, y la pasea con pie oscuro,
y cojea en seguida porque anda
sólo con su fatiga. Y dice aire:
palabras muertas con su boca viva.
Prisionero por no querer, abraza
su propia soledad. Y está seguro,
más seguro que nadie porque nada
poseerá; y él bien sabe que nunca
vivirá aquí, en la tierra. A quien no ama,
¿cómo podemos conocer o cómo
perdonar? Día largo y aún más larga
la noche. Mentirá al sacar la llave.
Entrará. Y nunca habitará su casa.
Claudio Rodríguez
(Alianza y Condena, 1965)
domingo, 31 de mayo de 2009
Vida
Después de todo, todo ha sido nada,
a pesar de que un día lo fue todo.
Después de nada, o después de todo
supe que todo no era más que nada.
Grito «¡Todo!», y el eco dice «¡Nada!».
Grito «¡Nada!», y el eco dice «¡Todo!».
Ahora sé que la nada lo era todo,
y todo era ceniza de la nada.
No queda nada de lo que fue nada.
(Era ilusión lo que creía todo
y que, en definitiva, era la nada.)
Qué más da que la nada fuera nada
si más nada será, después de todo,
después de tanto todo para nada.
José Hierro
(Cuaderno de Nueva York, 1998)
a pesar de que un día lo fue todo.
Después de nada, o después de todo
supe que todo no era más que nada.
Grito «¡Todo!», y el eco dice «¡Nada!».
Grito «¡Nada!», y el eco dice «¡Todo!».
Ahora sé que la nada lo era todo,
y todo era ceniza de la nada.
No queda nada de lo que fue nada.
(Era ilusión lo que creía todo
y que, en definitiva, era la nada.)
Qué más da que la nada fuera nada
si más nada será, después de todo,
después de tanto todo para nada.
José Hierro
(Cuaderno de Nueva York, 1998)
sábado, 30 de mayo de 2009
El surfer
Estás en la tumbona, tan tumbada.
Eres mi hermana, mi madre, mi familia.
Yo te imagino ahora más liviana.
Úrculo te ha pensado con sombrero.
Silvio te ha regalado una sombrilla.
Todos,
alguna vez,
te hemos soñado.
Pero ahora estás ahí,
bañada en sol,
en un hotel de mil estrellas de un poblado
que en agosto se llena de bailes y de copas.
El biquini que llevas
tan sutil
confía tanto como tú en tu cuerpo.
Yo, desde mi ventana de voyeur joven verde,
te contemplo.
Vigilo el más pequeño movimiento de ti,
de tu biquini.
Canto.
Te escribo una poesía.
Me enamoro.
Invoco a Clío,
a Nemosyne,
a todas esas musas que conozco.
No vienen,
pero el que sí que viene
es, yo sigo en la ventana,
un bigardo que seguro hace surf
está forrado y tiene un deportivo
con equipo de 1500 watios
y cargador de 9 o 10 cds.
Seguro que ese cerdo afortunado
no te escribe poesías
seguro que a ti eso
no te importa.
Para ese tipo de gilipolleces
ya me tienes a mí,
porque para eso sirve
la literatura.
Para que tú te vayas con el surfer
y yo escriba que me fui contigo.
Gonzalo Escarpa
(Mass Miedo, 2008)
Eres mi hermana, mi madre, mi familia.
Yo te imagino ahora más liviana.
Úrculo te ha pensado con sombrero.
Silvio te ha regalado una sombrilla.
Todos,
alguna vez,
te hemos soñado.
Pero ahora estás ahí,
bañada en sol,
en un hotel de mil estrellas de un poblado
que en agosto se llena de bailes y de copas.
El biquini que llevas
tan sutil
confía tanto como tú en tu cuerpo.
Yo, desde mi ventana de voyeur joven verde,
te contemplo.
Vigilo el más pequeño movimiento de ti,
de tu biquini.
Canto.
Te escribo una poesía.
Me enamoro.
Invoco a Clío,
a Nemosyne,
a todas esas musas que conozco.
No vienen,
pero el que sí que viene
es, yo sigo en la ventana,
un bigardo que seguro hace surf
está forrado y tiene un deportivo
con equipo de 1500 watios
y cargador de 9 o 10 cds.
Seguro que ese cerdo afortunado
no te escribe poesías
seguro que a ti eso
no te importa.
Para ese tipo de gilipolleces
ya me tienes a mí,
porque para eso sirve
la literatura.
Para que tú te vayas con el surfer
y yo escriba que me fui contigo.
Gonzalo Escarpa
(Mass Miedo, 2008)
jueves, 28 de mayo de 2009
Collige, virgo, rosas
Estás ya con quien quieres. Ríete y goza. Ama.
Y enciéndete en la noche que ahora empieza,
y entre tantos amigos (y conmigo)
abre los grandes ojos a la vida
con la avidez preciosa de tus años.
La noche, larga, ha de acabar al alba,
y vendrán escuadrones de espías con la luz,
se borrarán los astros, y también el recuerdo,
y la alegría acabará en su nada.
Mas, aunque así suceda, enciéndete en la noche,
pues detrás del olvido puede que ella renazca,
y la recobres pura, y aumentada en belleza,
si en ella, por azar, que ya será elección,
sellas la vida en lo mejor que tuvo,
cuando la noche humana se acabe ya del todo,
y venga esa otra luz, rencorosa y extraña,
que antes que tú conozcas, yo ya habré conocido.
Francisco Brines,
(El otoño de las rosas, 1986)
Y enciéndete en la noche que ahora empieza,
y entre tantos amigos (y conmigo)
abre los grandes ojos a la vida
con la avidez preciosa de tus años.
La noche, larga, ha de acabar al alba,
y vendrán escuadrones de espías con la luz,
se borrarán los astros, y también el recuerdo,
y la alegría acabará en su nada.
Mas, aunque así suceda, enciéndete en la noche,
pues detrás del olvido puede que ella renazca,
y la recobres pura, y aumentada en belleza,
si en ella, por azar, que ya será elección,
sellas la vida en lo mejor que tuvo,
cuando la noche humana se acabe ya del todo,
y venga esa otra luz, rencorosa y extraña,
que antes que tú conozcas, yo ya habré conocido.
Francisco Brines,
(El otoño de las rosas, 1986)
miércoles, 27 de mayo de 2009
Con los ojos herméticos te miro
Con los ojos herméticos te miro
a través de los muebles
y los años,
a través del papel
y de la tinta
a través de los besos
que no he dado.
Te miro y te remiro mentalmente
como un ordenador desordenado.
Los datos aparecen tan deprisa,
la memoria no graba
y hay un halo
de tristeza, en toda la pantalla.
El programa de mi vida me hace daño.
Te miro con el cuerpo
y cada poro
se estremece de amor
cuando te abrazo.
Hay millones de bocas
en mi cuerpo,
pronunciando tu piel.
Siento mis manos
vacías, rebuscando entre la tinta
un verso con aroma de milagro.
Con los ojos herméticos te miro.
Te miro y te remiro
y no te hallo.
No sé cómo se llama esto que siento.
Este autodefinido sigue en blanco.
Parece que la noche me apalanca
los ojos, para abrirlos,
y me escapo
por ellos a mirarte
en otro sitio,
que ya no sea yo
ni ningún dato.
Belén Reyes
(Desnatada, 1992)
a través de los muebles
y los años,
a través del papel
y de la tinta
a través de los besos
que no he dado.
Te miro y te remiro mentalmente
como un ordenador desordenado.
Los datos aparecen tan deprisa,
la memoria no graba
y hay un halo
de tristeza, en toda la pantalla.
El programa de mi vida me hace daño.
Te miro con el cuerpo
y cada poro
se estremece de amor
cuando te abrazo.
Hay millones de bocas
en mi cuerpo,
pronunciando tu piel.
Siento mis manos
vacías, rebuscando entre la tinta
un verso con aroma de milagro.
Con los ojos herméticos te miro.
Te miro y te remiro
y no te hallo.
No sé cómo se llama esto que siento.
Este autodefinido sigue en blanco.
Parece que la noche me apalanca
los ojos, para abrirlos,
y me escapo
por ellos a mirarte
en otro sitio,
que ya no sea yo
ni ningún dato.
Belén Reyes
(Desnatada, 1992)
martes, 26 de mayo de 2009
Desata el lazo, quiero
Desata el lazo, quiero
aclararte el cabello
en el agua del río.
Enredará mis dedos
sedal helado,
flambear de truchas.
Estás viva hoy,
tan viva, tan lasciva...
Tu cuello es fina arena
y en tus ojos arden sendas lunas.
¡Qué duro el hueso,
la hora, tan oscura...!
Mi lengua poco a poco te desnuda.
Félix de Azúa
(Farra, 1983)
aclararte el cabello
en el agua del río.
Enredará mis dedos
sedal helado,
flambear de truchas.
Estás viva hoy,
tan viva, tan lasciva...
Tu cuello es fina arena
y en tus ojos arden sendas lunas.
¡Qué duro el hueso,
la hora, tan oscura...!
Mi lengua poco a poco te desnuda.
Félix de Azúa
(Farra, 1983)
lunes, 25 de mayo de 2009
Cuando todo esté escrito
Cuando todo esté escrito
y resulten inútiles todas las palabras,
entonces, trazo a trazo, con las sílabas de humo
escribiré tu sombra
y te leeré en la noche.
Te iré deletreando a la luz de algún verso
que alumbrará tu casa;
tu casa, que de pronto
se quedó sin recuerdos y como detenida
en mitad de un abrazo.
El aire todavía se estremece
cuando se oye algún ruido de puertas que se abren,
lo mismo que los muebles también se estremecían,
sin notarlo nosotros,
al ver que regresábamos, cada tarde, del mundo.
Esos muebles que ahora, a la luz de algún verso,
tal vez aún nos sigan esperando
con la misma impaciencia con que esperan los muertos
que alguien cierre la noche
de sus ojos sin nadie.
Pedro A. González Moreno
(Calendario de sombras, 2005)
y resulten inútiles todas las palabras,
entonces, trazo a trazo, con las sílabas de humo
escribiré tu sombra
y te leeré en la noche.
Te iré deletreando a la luz de algún verso
que alumbrará tu casa;
tu casa, que de pronto
se quedó sin recuerdos y como detenida
en mitad de un abrazo.
El aire todavía se estremece
cuando se oye algún ruido de puertas que se abren,
lo mismo que los muebles también se estremecían,
sin notarlo nosotros,
al ver que regresábamos, cada tarde, del mundo.
Esos muebles que ahora, a la luz de algún verso,
tal vez aún nos sigan esperando
con la misma impaciencia con que esperan los muertos
que alguien cierre la noche
de sus ojos sin nadie.
Pedro A. González Moreno
(Calendario de sombras, 2005)
jueves, 21 de mayo de 2009
Si pudiera elegir, escribiría
Si pudiera elegir, escribiría
sobre las alas lentas del verano,
sobre ese caramelo escogido entre muchos
y su sabor poliédrico,
la belleza torcida, las prescripciones médicas,
los gatos, el placer, el mar, la noche.
Resulta tan difícil creer en estas cosas.
A veces nos parece que es otro el que contempla
los milagros de lejos, subido a una cornisa,
que es otro siempre el que despierta a tiempo,
y el sol en la ventana nos recuerda de pronto
que la luz es posible.
Gonzalo Escarpa
(Fatiga de materiales, 2006)
sobre las alas lentas del verano,
sobre ese caramelo escogido entre muchos
y su sabor poliédrico,
la belleza torcida, las prescripciones médicas,
los gatos, el placer, el mar, la noche.
Resulta tan difícil creer en estas cosas.
A veces nos parece que es otro el que contempla
los milagros de lejos, subido a una cornisa,
que es otro siempre el que despierta a tiempo,
y el sol en la ventana nos recuerda de pronto
que la luz es posible.
Gonzalo Escarpa
(Fatiga de materiales, 2006)
miércoles, 20 de mayo de 2009
Introducción a las fábulas para animales
Durante muchos siglos
la costumbre fue ésta:
aleccionar al hombre con historias
a cargo de animales de voz docta,
de solemne ademán o astutas tretas,
tercos en la maldad y en la codicia
o necios como el ser al que glosaban.
La humanidad les debe
parte de su virtud y su sapiencia
a asnos y leones, ratas, cuervos,
zorros, osos, cigarras y otros bichos
que sirvieron de ejemplo y moraleja,
de estímulo también y de escarmiento
en las ajenas testas animales,
al imaginativo y sutil griego,
al severo romano, al refinado
europeo,
al hombre occidental, sin ir más lejos.
Hoy quiero —y perdonad la petulancia—
compensar tantos bienes recibidos
del gremio irracional
describiendo algún hecho sintomático,
algún matiz de la conducta humana
que acaso pueda ser educativo
para las aves y para los peces,
para los celentéreos y mamíferos,
dirigido lo mismo a las amebas
más simples
como a cualquier especie vertebrada.
Ya nuestra sociedad está madura,
ya el hombre dejó atrás la adolescencia
y en su vejez occidental bien puede
servir de ejemplo al perro
para que el perro sea
más perro,
y el zorro más traidor,
y el león más feroz y sanguinario,
y el asno como dicen que es el asno,
y el buey más inhibido y menos toro.
A toda bestia que pretenda
perfeccionarse como tal
........................................ —ya sea
con fines belicistas o pacíficos,
con miras financieras o teológicas,
o por amor al arte simplemente—
no cesaré de darle este consejo:
que observe al homo sapiens, y que aprenda.
Ángel González
(Grado elemental, 1962)
la costumbre fue ésta:
aleccionar al hombre con historias
a cargo de animales de voz docta,
de solemne ademán o astutas tretas,
tercos en la maldad y en la codicia
o necios como el ser al que glosaban.
La humanidad les debe
parte de su virtud y su sapiencia
a asnos y leones, ratas, cuervos,
zorros, osos, cigarras y otros bichos
que sirvieron de ejemplo y moraleja,
de estímulo también y de escarmiento
en las ajenas testas animales,
al imaginativo y sutil griego,
al severo romano, al refinado
europeo,
al hombre occidental, sin ir más lejos.
Hoy quiero —y perdonad la petulancia—
compensar tantos bienes recibidos
del gremio irracional
describiendo algún hecho sintomático,
algún matiz de la conducta humana
que acaso pueda ser educativo
para las aves y para los peces,
para los celentéreos y mamíferos,
dirigido lo mismo a las amebas
más simples
como a cualquier especie vertebrada.
Ya nuestra sociedad está madura,
ya el hombre dejó atrás la adolescencia
y en su vejez occidental bien puede
servir de ejemplo al perro
para que el perro sea
más perro,
y el zorro más traidor,
y el león más feroz y sanguinario,
y el asno como dicen que es el asno,
y el buey más inhibido y menos toro.
A toda bestia que pretenda
perfeccionarse como tal
........................................ —ya sea
con fines belicistas o pacíficos,
con miras financieras o teológicas,
o por amor al arte simplemente—
no cesaré de darle este consejo:
que observe al homo sapiens, y que aprenda.
Ángel González
(Grado elemental, 1962)
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