En medio de la bruma
que provoca el silencio,
me disfrazo de espera
e imagino palabras
que me traigan tu voz.
Con los ojos abiertos
he llegado a soñarte
más de un millón de veces,
he escrito tu nombre
en el cuaderno viejo
donde van a parar
los pensamientos rotos.
Cuando tu voz me llegue
yo ya la habré escuchado,
te he visitado tanto
que ya soy casi tú.
En esas tardes rotas
que no tienen retorno,
cuando estamos varados
en la melancolía,
somos el hondo pozo
que se tragó los ecos
de todos los poemas
y todas las canciones.
Pepe Viyuela
(Y amarte sin saber, 2007)
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