No me gusta la poesía. Creo que sólo me gustó de niña, cuando era un juego más. Pero no ahora que es lo inevitable.Ya no puede gustarme, porque me quita el sueño y ensombrece mis ojos y mis horas. Porque aparece sin que yo la busque. Ya no puede gustarme, porque la he visto en lugares terribles: la he visto en las afueras de las grandes ciudades y la he visto en la guerra y en el vértigo, en la tierra arrasada, en los barcos hundidos y en los niños enfermos, en las columnas de humo de las fábricas, en este cielo sucio y sin estrellas. Y la he visto en mi cuerpo cuando tiembla de frío.
María M. Bautista
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