Muerto se quedó en la calle 
con un puñal en el pecho. 
No lo conocía nadie. 
¡Cómo temblaba el farol! 
Madre. 
¡Cómo temblaba el farolito 
de la calle! 
Era madrugada. Nadie 
pudo asomarse a sus ojos 
abiertos al duro aire. 
Que muerto se quedó en la calle 
que con un puñal en el pecho 
y que no lo conocía nadie.
Federico García Lorca
(Poema del cante jondo, 1921)
 
 
Pobre hombre
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