Mañana en los Trópicos, Frederic Edwin Church (1826-1900)
Bajo el encanto sombrío
De la tarde de tormenta
Hay trazos de luz violenta
En la amatista del río.
Y siento la tentación
De hundir mi cuerpo en la oscura
Agua quieta que fulgura
Bajo el cielo de crespón.
Intensa coquetería
Del contraste con la onda
Que hará mi carne más blonda
Entre su gasa sombría.
Rara y divina toalé
Que en la penumbra amatista
Dará una gracia imprevista
A mi cuerpo rosa-té.
Ninguna tela más bella
En su pliegue ha de envolverme.
¡Nunca tornarás a verme
Con tal blancura de estrella!
Jamás caprichoso azar
Ha dado, a ninguna amante,
Un lecho más fulgurante
Bajo el amado mirar.
Deja que el río me vista
Con sus largos pliegues lilas,
Y guarda en tus dos pupilas,
Junto al fondo de amatista,
La visión loca y suprema
De mi cuerpo embellecido
Por el oscuro vestido
Y la sombría diadema.
Juana de Ibarbourou
(Las lenguas de diamante, 1919)
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