viernes, 27 de febrero de 2015

Cerré mi puerta al mundo

             Cascada de La Hiruela, Enrique Simonet (1866-1927)

Cerré mi puerta al mundo;
se me perdió la carne por el sueño...
Me quedé, interno, mágico, invisible,
desnudo como un ciego.

Lleno hasta el mismo borde de los ojos,
me iluminé por dentro.

Trémulo, transparente,
me quedé sobre el viento,
igual que un vaso limpio
de agua pura,
como un ángel de vidrio
en un espejo. 


Emilio Prados
(Cuerpo perseguido, 1927-28, publicado en 1946)

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