Mujeres en la ventana, Bartolomé Esteban Murillo (1665-1675)
Mozuelas las de mi barrio, 
loquillas y confiadas,
mirad no os engañe el tiempo, 
la edad y la confianza. 
No os dejéis lisonjear 
de la juventud lozana, 
porque de caducas flores 
teje el tiempo sus guirnaldas. 
¡Que se nos va la Pascua, mozas, 
que se nos va la Pascua! 
Vuelan los ligeros años, 
y con presurosas alas 
nos roban, como Harpías, 
nuestras sabrosas viandas. 
La flor de la maravilla 
esta verdad nos declara, 
porque le hurta la tarde 
lo que le dio la mañana. 
¡Que se nos va la Pascua, mozas, 
que se nos va la Pascua! 
Mirad que cuando pensáis 
que hacen la señal de la Alba 
las campanas de la vida, 
es la queda y os desarma 
de vuestro color y lustre, 
de vuestro donaire y gracia, 
y quedáis todas perdidas 
por mayores de la marca. 
¡Que se nos va la Pascua, mozas, 
que se nos va la Pascua! 
Yo sé de una buena vieja 
que fue un tiempo rubia y zarca, 
y que al presente le cuesta 
harto caro el ver su cara; 
porque su bruñida frente 
y sus mejillas se hallan 
más que roquete de obispo 
encogidas y arrugadas. 
¡Que se nos va la Pascua, mozas, 
que se nos va la Pascua! 
Y sé de otra buena vieja 
que un diente que le quedaba 
se lo dejó estotro día 
sepultado en unas natas; 
y con lágrimas le dice: 
«Diente mío de mi alma, 
yo sé cuánto fuisteis perla, 
aunque agora no sois nada.» 
¡Que se nos va la Pascua, mozas, 
que se nos va la Pascua! 
Por eso, mozuelas locas, 
antes que la edad avara 
el rubio cabello de oro 
convierta en luciente plata, 
quered cuando sois queridas, 
amad cuando sois amadas, 
mirad, bobas, que detrás 
se pinta la ocasión calva. 
¡Que se nos va la Pascua, mozas, 
que se nos va la Pascua!
Luis de Góngora
(1561-1627)

 
 
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