Vista de Capri con el Vesubio al fondo, Edmund Berninger (h. 1929)
No me cuentes jamás ese secreto.
Guárdalo para ti.
Que entre los dos perdure
la convulsa belleza de esta isla.
Arrasada y altiva, negra y rota.
Incendiaria semilla de una tarde
que alumbró en tierra fértil, esas vides
escondidas al fondo de su propio abismo.
La lava entre los labios de este vino tan dulce.
La música del agua cuando cavo en tu piel
y elaboro con sed de azada antigua
la sagrada caricia, el beso oscuro,
tus derrames de azufre.
La convulsa belleza de aquel grito
que atravesó la isla
Fernando Beltrán
(Hotel vivir, 2015)
No hay comentarios:
Publicar un comentario