Rosas rojas en un jarrón japonés, Martin Johnson Heade (1819-1904)
¡Con qué artificio tan divino sales
de esa camisa de esmeralda fina,
oh rosa celestial alejandrina,
coronada de granos orientales!
Ya en rubíes te enciendes, ya en corales,
ya tu color a púrpura se inclina,
sentada en esa basa peregrina
que forman cinco puntas desiguales.
Bien haya tu divino Autor, pues mueves
a su contemplación el pensamiento
y aun a pensar en nuestros años breves.
Así la verde edad se esparce al viento,
y así las esperanzas son aleves
que tienen en la tierra el fundamento.
Lope de Vega
(1562-1635)
No soy bonita, ¿verdad?
ResponderEliminarSoy la raíz del rosal.
Nadie me ve. Siempre estoy oculta bajo la tierra. Y sucia.
Convivo con el barro y las lombrices.
Pero sin mí no habría "No la toques ya más, que así es la rosa".
Sin mí no habría "Mortal y rosa".
Sin mí no "Te llegará una rosa cada día".
Sin mí no "rosa mística".
Sin mí no "rosa de Alejandría".
Sin mí no "agua de rosas", ni "tiempo de rosas", ni "perfume de rosas".
Sin mí no rosas blancas ni rojas ni amarillas.
Sin mí no rosas rosas...
Sin mí, una rosa no es una rosa no es una rosa.
Y ahora mírame bien.
No soy bonita, ¿verdad? No, más bien soy fea; y además huelo a estiércol. (Es lo que estás pensando.)
Pero soy quien alimenta,
quien mantiene a la rosa.
Soy
la
r
a
í
z
(ISIDORO CAPDEPÓN)
Ha sido un placer conocer tu blog, un abrazo.
ResponderEliminar:)
Es un poema precioso
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