De frente los delfines o la espada.
La certeza de siempre, los no-límites.
Esta tierna cabeza no amarilla,
esta piedra de carne que solloza.
Arena, arena, tu clamor es mío.
Por mi sombra no existes como seno,
no finjas que las velas, que la brisa,
que un aquilón, un viento furibundo,
va a empujar tu sonrisa hasta la espuma,
robándole a la sangre sus navíos.
Amor, amor, detén tu planta impura.
Vicente Aleixandre
(Espadas como labios, 1932)
Es una linda pintura, se complementa con el texto
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