sábado, 18 de junio de 2022

Corot

                          El camino verde, Camille Corot (1796-1875)

    Tú, alma evaporada, 
tú, dulce luz de sol desvanecida,
álamo de cintura más delgada
que la paleta que en tu mano anida.
    Hojas a tu pincel en cada aurora
le nacen. Brisas juegan
con tus verdes cabellos florecidos.
Tu pincel a la hora
en que los sonrosados de la tarde navegan
se te duerme de pájaros dormidos.
    Espejo desvelado
de aguas que cantan quietamente quedas,
déjame que me sueñe ensimismado
por tus estremecidas y húmedas alamedas.
    Por ti las ninfas últimas, los trajes
desceñidos, bailando, a los pastores
en guirnaldas se ofrecen.
Por ti mueren los viejos músicos paisajes
y con nuevos colores
por ti más modulados amanecen.
    Pintor de la sonrisa feliz y del aliento
desfallecido de los humos vagos,
silfo del bosque morador del viento,
hilo azul de la virgen de los lagos:
viera yo por los ojos tranquilos de tus puentes
el fluir encantado de la vida,
viera desde tus montes y valles transparentes
mi arboleda perdida.
    Dame tu gracia, tu infantil dulzura,
el amor que no tiene el tiempo en que he nacido,
dame la más humilde rama de tu pintura, 
y no me des la pena de tu olvido.

Rafael Alberti
(A la pintura. Poema del color y la línea, 1945-1948)

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