Desnuda, desde el mar,
Viene gritando:
¡La vida, sí, la vida misma!
¡Un delirio por los prados!
Desde mi ventana blanca,
Con los brazos extendidos,
La estoy llamando con voces
De un ardor desmelenado.
Salpicada de espuma, de salitre,
Desnuda, por los campos,
Va gritando:
¡La vida, sí, la vida misma!
Pálido y alto, callado,
La miro pasar llorando.
Pálido y alto, callado,
La miro pasar llorando.
Gabriel Celaya
(Marea del silencio, 1935)
Muchas gracias por publicar este lindo poema
ResponderEliminarEs bueno tener poemas de regreso en el blog
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