Prennent des albatros, vastes oiseaux des mers,
Qui suivent, indolents compagnons de voyage,
Le navire glissant sur les gouffres amers.
A peine les ont-ils déposés sur les planches,
Que ces rois de l’azur, maladroits et honteux,
Laissent piteusement leurs grandes ailes blanches
Comme des avirons traîner à côté d’eux.
Ce voyageur ailé, comme il est gauche et veule!
Lui, naguère si beau, qu’il est comique et laid!
L’un agace son bec avec un brûle-gueule,
L’autre mime, en boitant, l’infirme qui volait!
Le Poète est semblable au prince des nuées
Qui hante la tempête et se rit de l’archer;
Exilé sur le sol au milieu des huées,
Ses ailes de géant l’empêchent de marcher.
Charles Baudelaire
(Les fleurs du mal, 1857)
EL ALBATROS
Por divertirse suelen algunos marineros
Cazar albatros, grandes pájaros de los mares,
Que siguen, de su viaje dóciles compañeros,
Hasta amargos abismos el rastro de las naves.
Mas cuando les colocan encima de las tablas,
Los príncipes del cielo, torpes y avergonzados,
Míseros abandonan sus grandes alas blancas
Como si fueran remos colgando en sus costados.
¡Qué cobarde y qué frágil es el viajero alado!
¡Cuán ridículo y feo el que fue tan hermoso!
¡Uno con una pipa su pico ha golpeado!
¡Al inválido imita otro haciéndose el cojo!
Cazar albatros, grandes pájaros de los mares,
Que siguen, de su viaje dóciles compañeros,
Hasta amargos abismos el rastro de las naves.
Mas cuando les colocan encima de las tablas,
Los príncipes del cielo, torpes y avergonzados,
Míseros abandonan sus grandes alas blancas
Como si fueran remos colgando en sus costados.
¡Qué cobarde y qué frágil es el viajero alado!
¡Cuán ridículo y feo el que fue tan hermoso!
¡Uno con una pipa su pico ha golpeado!
¡Al inválido imita otro haciéndose el cojo!
A este rey de las nubes se parece el Poeta:
Desafía al arquero, vive en la tempestad;
Por las burlas cercado, exiliado en la tierra,
Sus alas de gigante le impiden caminar.
Desafía al arquero, vive en la tempestad;
Por las burlas cercado, exiliado en la tierra,
Sus alas de gigante le impiden caminar.
Charles Baudelaire
(Las flores del mal, 1857)
[Traducción de Elisa Martín Ortega, argumentada y contextualizada en su recomendable artículo "Dos poemas de Charles Baudelaire: comentario y traducción", Pliegos de Yuste, nº 9-10, 2009].
guaaa!! me encanta el blog, siempre encuentro poemas preciosos
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