.....Para unos vivir es pisar cristales con los pies desnudos; para otros
vivir es mirar el sol frente a frente.
.....La playa cuenta días y horas por cada niño que muere. Una flor
se abre, una torre se hunde.
.....Todo es igual. Tendí mi brazo; no llovía. Pisé cristales; no había
sol. Miré la luna; no había playa.
.....Qué más da. Tu destino es mirar las torres que levantan, las flores
que abren, los niños que mueren; aparte, como naipe cuya baraja se
ha perdido.
Luis Cernuda
(Los placeres prohibidos, 1931)
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