-Que no me desnudéis,
amores de mi vida,
que no me desnudéis,
que yo me iré en camisa.
-Entrastes, mi señora,
en el huerto ajeno,
cogistes tres pericas
del peral del medio:
dejaredes la prenda
de amor verdadero.
-Que no me desnudéis,
que yo me iré en camisa.
Anónimo
(Siglo XV)
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