Cautivo en prisión, Mihály Zichy (1850)
                      SEGISMUNDO 
    ¡Ay mísero de mí, y ay infelice!
Apurar, cielos, pretendo,
 ya que me tratáis así,
 qué delito cometí
 contra vosotros naciendo;
 aunque, si nací, ya entiendo
 qué delito he cometido;
 bastante causa ha tenido
 vuestra justicia y rigor,
 pues el delito mayor
 del hombre es haber nacido.
Solo quisiera saber,
 para apurar mis desvelos
 –dejando a una parte, cielos,
 el delito de nacer–,
 qué más os pude ofender,
 para castigarme más.
 ¿No nacieron los demás?
 Pues si los demás nacieron,
 ¿qué privilegios tuvieron
 que yo no gocé jamás?
Nace el ave, y, con las galas
 que le dan belleza suma,
 apenas es flor de pluma,
 o ramillete con alas,
 cuando las etéreas salas
 corta con velocidad
 negándose a la piedad
 del nido que deja en calma;
 ¿y teniendo yo más alma,
 tengo menos libertad?
Nace el bruto, y, con la piel
 que dibujan manchas bellas,
 apenas signo es de estrellas
 –gracias al docto pincel–,
 cuando, atrevido y cruel,
 la humana necesidad
 le enseña a tener crueldad,
 monstruo de su laberinto;
 ¿y yo, con mejor instinto,
 tengo menos libertad?
Nace el pez, que no respira,
 aborto de ovas y lamas,
 y apenas bajel de escamas
sobre las ondas se mira,
 cuando a todas partes gira,
 midiendo la inmensidad
 de tanta capacidad
 como le da el centro frío;
 ¿y yo, con más albedrío,
 tengo menos libertad?
Nace el arroyo, culebra
 que entre flores se desata,
 y apenas, sierpe de plata,
 entre las flores se quiebra,
 cuando músico celebra
 de las flores la piedad
 que le dan la majestad
 del campo abierto a su huida;
 ¿y teniendo yo más vida,
 tengo menos libertad?
En llegando a esta pasión,
 un volcán, un Etna hecho,
 quisiera sacar del pecho
 pedazos del corazón.
 ¿Qué ley, justicia o razón,
 negar a los hombres sabe
 privilegio tan süave,
 excepción tan principal,
 que Dios le ha dado a un cristal,
a un pez, a un bruto y a un ave? 
Calderón de la Barca
(La vida es sueño, 1636) 

 
 
Yo leí este libro hace tiempo
ResponderEliminarEl delito mayor del hombre es haber nacido". Antecedentes a este planteamiento parece ser que los hay en los místicos sufís persas, en Platón, en Plinio el Viejo y en Santo Tomás. Parecido es lo que dirá posteriormente Cioran. Cioran lo dice por el mismo. Calderón lo pone en boca de un personaje, no se hasta que punto lo representa a el.
ResponderEliminar