Y son cual pebeteros que aroman la corriente.
Recogiéndolas sufro por la glotona pena
De que no quepan todas en mi canasta llena.
Allí las plantó un mago para que cada moza
Que llene en esas fuentes sus ánforas de loza
Sienta la tentación de prenderlas al seno
Como en un raro búcaro opulento y moreno.
¿Quieres tú una? Aspírala. ¡Si parecen de miel
Y dejan largo rato su perfume en la piel!
Exprímela en los labios. ¡Qué picante sabor!
Juraría que guarda cada cáliz, amor.
Tal vez por eso un mago las plantó allí en la fuente
Para hacer algún filtro con la clara corriente.
Juana de Ibarbourou
(Las lenguas de diamante, 1919)
Que bonito
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