se va al campo a respirar.
Montado en su bicicleta,
se va a la montaña el poeta.
—¡Mira un lirio!
¡Qué delirio!
Huele a tomillo y a menta.
Este aire puro alimenta.
No se oye nada. ¡Silencio!
Solo se oye el viento lento.
(El poeta canta
y a los mosquitos espanta).
De pronto, una cosa mágica descubre.
Chorrito de agua a la montaña cubre.
El río recién nacido.
Un hilo de agua entre las piedras,
míralo, no te lo pierdas.
(El agua recién nacida aún sabe a nieve).
Es agua clara y fresca.
El poeta se refresca.
¡Agua en la piedra!
Es algo de belleza que nace.
El saltamontes salta.
La oveja pace.
El poeta volvió alegre a la ciudad.
Del ruido y del coche,
volvió de noche,
y dijo: —¿Sabéis por qué me río?
¡Porque he visto nacer un río!
Gloria Fuertes
(Versos fritos, 1994)
Es hermoso
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