Si hubiéramos sabido que el amor era eso,
con instrucciones claras, con gráficos y esquicios,
con precaución y tiento se nos hubiera ido
de las manos igual, sin mucho estruendo.
Como se van los dientes de leche de la boca,
como lleva la hormiga el pan al hormiguero,
sin darnos casi cuenta, sin pasar casi el tiempo,
como nace una flor, por ejemplo, una rosa.
Si hubiéramos sabido que el amor era eso
no sería preciso mirando atrás usar
el tiempo subjuntivo del arrepentimiento
-que es además pretérito y muy triste además-.
Si hubiéramos sabido, o si hubiéramos hecho,
si hubiéramos, si hubiésemos, si habríamos.
Gonzalo Escarpa
(Fatiga de Materiales, 2006)
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