So el encina, encina,
so el encina.
Yo me iba, mi madre,
a la romería;
por ir más devota
fui sin compañía.
So el encina.
Por ir más devota
fui sin compañía;
tomé otro camino,
dejé el que tenía.
So el encina.
Tomé otro camino,
dejé el que tenía;
halleme perdida
en una montiña.
So el encina.
Halleme perdida
en una montiña,
echeme a dormir
al pie del encina.
So el encina.
Echeme a dormir
al pie del encina;
a la media noche
desperté, mezquina.
So el encina.
A la media noche
desperté, mezquina;
halleme en los brazos
del que más quería.
So el encina.
Halleme en los brazos
del que más quería;
pesome, cuitada
desque amanecía.
So el encina.
Pesome, cuitada,
desque amanecía
porque yo gozaba
del que más quería.
So el encina.
Porque yo gozaba
del que más quería:
¡muy bendita sía
la tal romería!
So el encina.
Anónimo
(Siglo XV)
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