Aquí está el poema diario que utilizamos para ir fortaleciendo la inteligencia y la sensibilidad de nuestros alumnos. Si alguien encuentra un bálsamo o un revulsivo en esta diaria medicina, bienvenido sea.
Estoy solo. Las ondas; playa, escúchame De frente los delfines o la espada. La certeza de siempre, los no-límites. Esta tierna cabeza no amarilla, esta piedra de carne que solloza. Arena, arena, tu clamor es mío. Por mi sombra no existes como seno, no finjas que las velas, que la brisa, que un aquilón, un viento furibundo, va a empujar tu sonrisa hasta la espuma, robándole a la sangre sus navíos.
Vista de una habitación, József Rippl-Rónai (h. 1927)
¡Beato sillón! La casa Corrobora su presencia Con la vaga intermitencia De su invocación en masa A la memoria. No pasa Nada. Los ojos no ven, Saben. El mundo está bien Hecho. El instante lo exalta A marea, de tan alta, De tan alta, sin vaivén.
la soltaré. Está presa aquí arriba, invisible. Yo la veo en su claro castillo de cristal, y la vigilan –cien mil lanzas– los rayos –cien mil rayos– del sol. Pero de noche, cerradas las ventanas para que no la vean –guiñadoras espías– las estrellas, la soltaré. (Apretar un botón.) Caerá toda de arriba a besarme, a envolverme de bendición, de claro, de amor, pura. En el cuarto ella y yo no más, amantes eternos, ella mi iluminadora musa dócil en contra de secretos en masa de la noche –afuera– descifraremos formas leves, signos, perseguidos en mares de blancura por mí, por ella, artificial princesa, amada eléctrica.
Con la primavera viene la canción, la tristeza dulce y el galante amor.
Con la primavera viene una ansiedad de pájaro preso que quiere volar.
No hay cetro más noble que el de padecer: solo un rey existe: el muerto es el rey.
José Martí
(1853-1895)
Este poema de José Martí, con ligeras variantes, se puede leer en el volumen 17 de sus Obras completas, editadas por el Centro de Estudios Martianos de La Habana (2001). La versión aquí reproducida corresponde a la que aparece en la antología Dicen que no hablan las plantas, selección de Raquel Lanseros y Fernando Marías –ilustrada por Raquel Lanseros–, Anaya (2021)
Mi corazón sería su esclavo si la viera sin velos.
Es culpa suya que todos los cuellos
se vuelvan a admirarla.
Dichoso aquel que entera la abrazara:
¡el primero sería de todos los amantes!
Émula mía, la deidad.
Las miradas la siguen todavía,
aunque ella ya está fuera de su alcance.
Es una diosa sola;
entre todas, la única.
Ezra Pound y Noel Stoch
(Poemas de amor del Antiguo Egipto)
Estos poemas fueron recopilados y traducidos al italiano por Boris de Rachewiltz. Más tarde Ezra Pound y Noel Stoch los tradujeron al inglés. A partir de esa versión, José Luis Rivas los tradujo al castellano para la edición de Vaso Roto Ediciones (2018).
Reflejo de la luz del sol en el arroyo, Peder Mørk Mønsted (1922)
Amor fra l’erbe una leggiadra rete
d’oro et di perle tese sott’un ramo dell’arbor sempre verde ch’i’ tant’amo, benché n’abbia ombre piú triste che liete.
L’ésca fu ’l seme ch’egli sparge et miete, dolce et acerbo, ch’i’ pavento et bramo; le note non fur mai, dal dí ch’Adamo aperse gli occhi, sí soavi et quete.
E ’l chiaro lume che sparir fa ’l sole folgorava d’intorno; e ’l fune avolto era la man ch’avorio et neve avanza.
Cosí caddi a la rete, et qui m’àn colto gli atti vaghi et l’angeliche parole, e ’l piacer e ’l desire et la speranza.
Francesco Petrarca
(Canzoniere, siglo XIV)
Versión en castellano
Amor tejió en la hierba una red bella con perlas y con oro bajo un ramo del árbol siempre verde, tan amado, aunque triste y no alegre sea su sombra.
Cebo fue la semilla que él cultiva, dulce y amarga, a la que ansío y temo; las notas nunca fueron tan süaves desde el día en que Adán abrió los ojos.
La clara luz que al sol oscurecía fulguró, y el cordel tuvo la mano que al marfil y a la nieve superaba.
Así caí en la red , pues me acogieron sus palabras angélicas, sus modos, y el placer y el deseo y la esperanza.
Un paisaje que tenga de todo, se dibuja de este modo: unas montañas, un pino, arriba el sol, abajo el camino, una vaca, un campesino, unas flores, un molino, la gallina y un conejo, y cerca un lago como un espejo.
Ahora tú pon los colores: la montaña de marrón, el astro sol amarillo, colorado el campesino, el pino verde, el lago azul —porque es espejo del cielo como tú—, la vaca de color vaca, de color gris el conejo, las flores… como tú quieras las flores. De tu caja de pinturas ¡usa todos los colores!
Toma este vals, este vals del "Te quiero siempre".
En Viena bailaré contigo
con un disfraz que tenga
cabeza de río.
¡Mira qué orillas tengo de jacintos!
Dejaré mi boca entre tus piernas,
mi alma en fotografías y azucenas,
y en las ondas oscuras de tu andar
quiero, amor mío, amor mío, dejar,
violín y sepulcro, las cintas del vals.
Federico García Lorca
(Poeta en Nueva York, 1929-1930)
Leonard Cohen realizó una versión de este poema, titulada "Take this waltz", en su disco I'm your man (Columbia, Sony Music, 1988). Este videoclip aúna la Granada de Lorca y la música de Cohen.
La cantante española Ana Belén realizó otra versión en castellano (incluida en su disco Lorquiana, 1998) partiendo de la música de Cohen.
sortija blanca, novio enamorado. Desde el balcón, por la orilla, rizando va mi canción. Mar de siete colores, curva salada, cinturón de novia enamorada.
para sólo este instante. Para que Dios, de pronto, se pose en mi cabeza, y me peine estos años de onduladas tristezas, y me recoja el llanto con horquillas de estrellas.
Nací para ahora mismo para sólo este instante. Para pararme en seco y contemplar las grietas y descifrar los gritos que tiemblan en mi lengua.
Nací para estos versos que en este instante cierran, la herida del Misterio de estar viva y no muerta. Sólo este instante, sólo, alumbrándome entera. Lo que venga no importa. Lo que pasó no pesa.
Nací para ahora mismo para sólo este instante decir que ha merecido la pena tanta pena. Lo que venga no importa lo que pasó no pesa.
Belén Reyes
(Ser mayor es un timo, 2010)
En el vídeo, escuchamos el recitado de estos versos en la cálida voz de Ángela Serna, profesora de literatura de la UPV, y la hermosa versión cantada de Tontxu Ipiña.
Paisaje con carruaje y tren, Vincent Van Gogh (1890)
Lo distinguimos
como si fuera un caballito diferente de todos los caballos. Adornamos su frente con una cinta, le ponemos al cuello cascabeles colorados, y a medianoche vamos a recibirlo como si fuera explorador que baja de una estrella.
Como el pan se parece al pan de ayer, como un anillo a todos los anillos: los días parpadean claros, tintineantes, fugitivos, y se recuestan en la noche oscura.
Veo el último día de este año en un ferrocarril, hacia las lluvias del distante archipiélago morado, y el hombre de la máquina, complicada como un reloj del cielo, agachando los ojos a la infinita pauta de los rieles, a las brillantes manivelas, a los veloces vínculos del fuego.
Oh conductor de trenes desbocados hacia estaciones negras de la noche, este final del año sin mujer y sin hijos, no es igual al de ayer, al de mañana? Desde las vías y las maestranzas el primer día, la primera aurora de un año que comienza, tiene el mismo oxidado color de tren de hierro: y saludan los seres del camino, las vacas, las aldeas, en el vapor del alba, sin saber que se trata de la puerta del año, de un día sacudido por campanas, adornado con plumas y claveles.
La tierra no lo sabe: recibirá este día dorado, gris, celeste, lo extenderá en colinas, lo mojará con flechas de transparente lluvia, y luego lo enrollará en su tubo, lo guardará en la sombra.
Así es, pero pequeña puerta de la esperanza, nuevo día del año, aunque seas igual como los panes a todo pan, te vamos a vivir de otra manera, te vamos a comer, a florecer, a esperar. Te pondremos como una torta en nuestra vida, te encenderemos como candelabro, te beberemos como si fueras un topacio.
Día del año nuevo, día eléctrico, fresco, todas las hojas salen verdes del tronco de tu tiempo.
Corónanos con agua, con jazmines abiertos, con todos los aromas desplegados, sí, aunque solo seas un día, un pobre día humano, tu aureola palpita sobre tantos cansados corazones, y eres, oh día nuevo, oh nube venidera, pan nunca visto, torre permanente!
La primavera extiende un verde regazo de flores, John William Watherhouse (1910)
Yo soy la pastora de la zarzamora. La sacerdotisa de la yerbaluisa. La que por antojo se come el hinojo y mezcla verbena con la hierbabuena.
Yo soy la zagala de la hierba mala: con rito pagano arrojo el aciano en medio del fuego y parto el espliego… Y trenzo el lentisco con el malvavisco.
Yo soy la doncella de hierba centella: provoco los celos hirviendo napelos, consigo mimosas de las escabiosas o desato llantos con los amarantos.
¡Ay, la mejorana! ¿Quién ciega a la rana? ¿Quién sangra al cuclillo? Por el culantrillo o por el cantueso, sé atraer el beso de la adolescente con nardo caliente.
Yo seré una lamia. Sembraré la infamia, urdiré el estrago con sangre de drago.
Seré la lobezna de la lechetrezna, cebando medusas con leche de aethusas.
Seré la sanguina de lengua cervina, fulva sanguisorba que la vida sorba. Hilaré con ruecas de tibias resecas la nácar lunara de la dulcamara.
Yo soy la hechicera de la enredadera, de la serpentaria, de la pasionaria, de la cannabina y de la sabina. ¡Y del estramonio y engaño al demonio!
Alfonsa de la Torre (Plazuela de las obediencias, 1969)
con palabras será un mundo de vida y muerte naturales sin golpes plomos un ámbito conforme sin golpes sin zarpazos sin máscaras tallándose con sabia transfusión de sábila descansa espera espera que se haga un gran silencio sobre el salón silente bajo cielo ha de esperarse aviso con campanas o algo que anuncie el paso de la última paloma del arca milenaria
si ha de hacerse de nuevo el mundo por palabras candado para el cielo de misiles drenaje para mares sin barcazas nada de acero de invasiones nadie provoque que ha visto los relojes que marcan los flagelos
si ha de hacerse de nuevo el mundo por palabras se declara testigo al río estrecho que vela que es guardián de la aún cautiva paloma de la paz
si ha de hacerse de nuevo un mundo que fracase corazón tente si no se hace de nuevo qué quedará a los ojos para verse